Un Ceferino Namuncurá para el turismo religioso y economía social

Ceferino Namuncurá nació en Chimpay, provincia de Río Negro un 26 de agosto de 1886, siendo un joven salesiano aspirante al sacerdocio con origen Mapuche. Su apellido (pie de piedra) significa firme, decidido.

Hijo de Manuel, célebre líder que lucho en 1883 contra el ejército de Roca; se salvó de morir ahogado en el Río Negro para luego ser bautizado por Domingo Milanesio, a quien luego le pediría que lo llevara a estudiar para trasladar esa enseñanza a su pueblo.

El tiempo y la enfermedad de tuberculosis lo llevaron de regreso a Viedma con 16 años para continuar sus estudios secundarios y allí surgió la posibilidad de viajar a Italia donde conoce y se vincula con el Papa Pío X.

Fallece un 11 de mayo de 1905 y es enterrado en Turín, repatriando sus restos el propio Presidente Alvear en 1924 para ser depositados en Fortín Mercedes, en Pedro Luro.

En 1930 fue el sacerdote Luis Pedemonte quien comenzó a propagar sus virtudes de “indiecito santo” logrando recién en 1972 que el Papa Pablo VI lo declare Venerable, como primer argentino que alcanza esa altura de santidad.

Venerado en todo el país, sobre todo por sectores de trabajadores, se llegó a su beatificación en julio de 2007 para tomar una dimensión producto de sus milagros y acciones en beneficio de la gente.

Esa creencia se continúa y mantiene vigente en miles de corazones religiosos que peregrinan por sus cultos a lo largo y ancho del país.

Un sentido homenaje en el barrio de Esquel que lleva su nombre, utilizando lo más alto del cerro con una capilla de base y diferentes formas de acceso para sus homenajes es una idea que puede tener sustento y financiamiento hasta en el propio Vaticano, hoy conducido por un argentino, el Papa Francisco (Jorge Bergoglio).

Esa respetable idea que combina además historia y etnias, tomada por las autoridades, puede revelar acciones positivas en la comunidad. Desde el fortalecimiento de la fe y la religión que lo ampara, hasta la acción de convergencia de sus devotos en fechas precisas para sus homenajes que permitan respetar sus orígenes.

Parte de velar por la sociedad que se representa, requiere desde la política una acción de promover la economía social generando empleo, movilidad social y economía de pequeña y mediana escala que beneficie a la comunidad; por lo que sólo habría que comenzar a debatirlo