05 de Junio de 2017
opinion |

Trevelin a Esquel: APRECIACIONES SOBRE UN RECLAMO DE UNA VIEJA DEUDA

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La discusión mediática que originó un proyecto de declaración presentado por el Bloque Cambiemos en la quinta sesión ordinaria del Honorable Concejo Deliberante de Esquel, y que se aprobara por unanimidad en la última sesión, ha concitado la atención de un amplio espectro de las autoridades políticas tanto de nuestra ciudad como de la vecina Trevelin.

Fue así como los vecinos han escuchado atónitos diversos intercambios de los actuales Intendentes, de ambas comunas, de concejales de distinto signo político, tanto en los medios como en la propia sesión, y hasta la propia prensa local se ha visto entusiasmada con el tema de la marcha de la Planta de Tratamiento de Residuos Sólidos Urbanos.

 

Por alguna razón que sería bueno alguien pudiera explicar, todas las discusiones mediáticas tuvieron un denominador común. Ninguna de las opiniones publicadas se ocupó siquiera, en considerar el Acta acuerdo suscripto oportunamente por ambos Municipios y que fuera ratificada por Ordenanzas de los Concejos Deliberantes.

 

Paradoja del destino, tres de los concejales que en el año 2008 votaron en forma unánime la ratificación del Acuerdo Marco por la Planta de Residuos Sólidos ocupan en la actualidad nuevas bancas en el Concejo Deliberante de Esquel.

 

Surge a las claras que estamos en presencia de Políticas Públicas que atraviesan a la gestión pública del Estado, más allá de los actores que se encuentren al frente de la gestión de Gobierno.

 

Lo cierto es que aquel Concejo Deliberante que presidía el Dr. Héctor Trotta logró el consenso de todas las representaciones políticas de los vecinos de Esquel en favor de un marco de cuya revisión se desprende que contiene la inteligencia suficiente para abordar todas las dificultades operativas que hace falta solucionar.

 

Sin embargo y no obstante lo expresado, las discusiones se focalizaron en la periferia, abandonando un documento con jerarquía de Ordenanza, en cuyo texto están plasmadas las formas resolutivas de todos los conflictos que las voluntades políticas no han querido implementar.

 

Analizar quienes deberían participar de las deliberaciones, es faltar el respeto a la representación popular. Reflexiones sobre quienes podían tener derecho de opinión sobre el asunto, denota un dejo de autoritarismo. Avanzar sobre si el proyecto de declaración es o no la forma adecuada de avanzar en una dilucidación que lleva una mora importante en encontrar ámbito apropiado para ser llevada adelante, es no querer involucrarse en el problema.

 

A juicio excelso del Dr. Carlos Nino, un típico caso de “Anomia boba”, un tipo de inobservancia de la ley que no favorece a nadie y genera altos niveles de ineficiencia. Anomia que se produce por una falla estructural de la clase dirigente.

 

Se manifiesta como un fracaso en el ejercicio de la autoridad y afecta las percepciones y los comportamientos. Se trata de una patología que se contagia del poder y se transmite a los grupos sociales. Su víctima es la gente común. Los victimarios, aquellos que ocupan posiciones de poder. La anomia boba perjudica a todos, la anomia somete a la sociedad en beneficio de sus actores más acomodados.

 

La discusión derivó por carriles insospechados, donde cada actor se dedicó a ejercer lo que entendía era su poder, con cierta prepotencia se dedicaron a avanzar sobre el otro circunstancial contradictor, omitiendo justamente lo único que se esperaba que hubieran hecho, que no es ni más ni menos que reconocer la norma de fondo y aplicarla.

 

Con supuestos cuidados argumentos o con ausencia absoluta de ellos los dirigentes en funciones buscaron imponerse unos a otros por la fuerza. Nunca prevaleció la moderación y la autoridad.

 

La política local se organizó estos días en torno a ejes temáticos de coyuntura, no según la pertenencia a instituciones con programas y proyectos. Esto es fuente de una enorme confusión. Y un campo propicio para manipular las voluntades. La gente no entiende este desbarajuste ni quiere hacer el esfuerzo para comprender, porque ya no le importa.

 

Resulta imperativo emerger del subdesarrollo mental en que nos encontramos, y completar el necesario proceso de modernización, que ya no permite refugiarse en nuevas excusas. Las sociedades que son eficientes y productivas son aquellos que pueden encarar empresas colectivas porque tienen garantías de la colaboración recíproca y resolvieron acertadamente abandonar la improvisación. Es nuestra tarea pendiente. Sería deseable que lo demande la sociedad y lo entienda también su clase dirigente.

 

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