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10 de Noviembre de 2018
opinion |
Ariel Gomez

“Mi General ¿cuánto valés?

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“Un día nos sentamos en una mesa y todo se resuelve” dijo un codiciado político al que aspiran tener muchos en sus listas. Esto como respuesta al gran tablero de preguntas e incertidumbres que existen hasta la fecha en la política chubutense de cara a las elecciones 2019.

 

 

Históricamente los partidos políticos tradicionales debatían en sus internas los posibles candidatos y las listas para presentarse en los comicios. Era una cuestión de votación o consenso, pero la duda quedaba en el votante al momento de llegar al cuarto oscuro. Ahora, la duda, la preocupación y el desconcierto está en la clase política. De lo único que se tiene certeza es de las aspiraciones de algunos políticos para ser candidatos, más allá de que lo hayan hecho público o no.

 

 

Entonces, al ciudadano le llega un catarata de noticias, feke news, cadenas, operaciones, etc. que generan un gran desconcierto aún mas grande.

 

 

Pero, mucho antes de las elecciones, de las cuales tampoco se tiene certeza, hay que observar como se están dando los movimientos de los actores políticos.

 

 

Olvidémonos de una política argentina con partidos tradicionales. Eso ya quedó en el pasado. Tal vez sirvan los nombres de esas estructuras y hasta cierto resabio de las propias estructuras, pero lo cierto es que hoy se buscan nombres. Lamentablemente, nombres por encima de gestiones o resultados.

 

 

Por el lado del oficialísmo, se gestó una estrategia de escritorio que en teoría debería funcionar. Armar un proyecto a corto plazo, que incluye adelantar las elecciones, formar un frente que unifique a políticos, gremios, sectores sociales con intenciones de estar en el poder y hacer un camino de “logros” de gestión. Esto comenzó con el cierre de paritarias, luego la actualización de las asignaciones familiares, la salida del pago escalonado, el pago de aguinaldo, la cláusula gatillo, pase a planta de trabajadores, las próximas actualizaciones de asignaciones familiares, paritarias y de ahí al cuarto oscuro. ¿Cómo se puede analizar esto? Los gremios se ven obligados a acompañar el adelantamiento de elecciones y apoyar al oficialísmo, porque más allá de los logros paritarios, no es menor el escenario, luego de las elecciones si el oficialísmo gana y fue apoyado, o si el oficialísmo pierde y fue apoyado. Imagínese más de 6 meses de transición política con un oficialísmo derrotado. Sería un caso en el cual los gremios no obtendrían nada, ante un gobierno en retirada. Imagínese más de 6 meses de transición de un oficialísmo triunfador, que no fue apoyado por los gremios. Sería un caso de negociaciones y pases de facturas muy duro.

 

 

Por otro lado, la oposición no encontró nunca su lugar en medio de tantas negociaciones y se chocó de frente con una estrategia casi de sorpresa. Buscando organizarse y conseguir más tiempo. Aunque todavía no blanqueó a sus candidatos. Entonces, el primer resultado de las medidas políticas del Gobierno fue que la oposición haga un acuerdo urgente y se unifique en la Legislatura. De esta manera, le dio un golpe certero al gobernador, mostrando poder al quedarse con la Legislatura, el Tribunal Electoral, Quorum propio y la posibilidad (muy cercana) de conseguir el número de votos necesario para revertir los vetos del Ejecutivo. Esto, se puede llegar a traducir hasta como la suma del poder público. MUCHA RESPONSABILIDAD

 

 

La ardiente semana finalizó en Chubut con actos oficiales mostrando firmeza y posibles formulas electorales, por un lado y por otro el himno peronísta con el anuncio de la unificación de bloques el la Legislatura.

 

 

Hacia adelante, quedará esperar que los candidatos muestren realmente sus intenciones, para que la sociedad comience a tener certezas.

 

 

“No es tiempo de hablar de candidaturas” dicen los políticos, pero suena a una gran falacia. La gente necesita saber cuanto antes quienes quieren ser los candidatos, para analizar con tiempo y pensar que proyecto pueden llegar a elegir. La gente tiene necesidades en el día a día. La sociedad no la está pasando bien. La gente necesita certezas y no juegos de escondidas.

 

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