Esquel, un polo educativo y cultural nacional

“La juventud ya no pide. Exige que se le reconozca el derecho a exteriorizar ese pensamiento propio en los cuerpos universitarios por medio de sus representantes. Está cansada de soportar a los tiranos. Si ha sido capaz de realizar una revolución en las conciencias, no puede desconocérsele la capacidad de intervenir en el gobierno de su propia casa” reza el Manifiesto Liminar de la Federación Universitaria de Córdoba al poner en marcha la Reforma Universitaria en la Argentina.

Pasaron cien años de aquel grito dirigida a Los Hombres Libres de Sudamérica, como punto culminante de una larga y dura lucha que iría mucho más allá de democratizar la Universidad; tendría proyección continental y bases sólidas para lo que hoy es pleno derecho.

Corrían los dos primeros años del primer gobierno democrático y popular que encabezaba Hipólito Irigoyen dejando atrás medio siglo de república oligárquica con voto cantado.

A modo de reflexión y propuesta, podemos tomar aquella epopeya para plantearnos los esquelenses dónde estamos y hacia dónde vamos con la formación de nuestros jóvenes.

Nuestra sede de la Universidad Nacional de la Patagonia cuenta con las facultades de Ciencias Naturales, Humanidades, Ingeniería, Ciencias Económicas y Ciencias Jurídicas; brindando servicios de extensión abiertos, más de 200 docentes, 50 no docentes, casi 700 alumnos, muchos de ellos provenientes de la región cordillerana.

Una muy buena base con décadas de experiencia reconocida para planificar a mediano y largo plazo la posibilidad de convertir a Esquel en un polo de servicio educativo universitario, agregando un espacio cultural que siente bases para el futuro.

A la postura de la Alianza Cambiemos de que se ha “regado de universidades el territorio y se sabe que los pobres nunca llegarán a formar parte de ese lugar” expresada por la gobernadora Vidal, no debe sólo respondérsele con el repudio por lo que implica ese pensamiento clasista y retrógrado; sino con más propuestas de crecimiento, inclusión y desarrollo.

No tengo la capacidad intelectual para indicar sobre la tarea de diversificar las oportunidades de carreras pero es claramente factible incentivar a los pibes en las secundarias, o promover económicamente el desarrollo de infraestructura necesaria para albergar cientos de jóvenes; pero creo que debe ser parte del desafío en debate de la dirigencia política y social.

Agregar lo cultural como forma de promoción de un paradigma diferente, donde la expresión colectiva supere lo anacrónico y retardado de aquellos que sólo ven alrededor de su cintura. Escuelas de artes para recibir recurso humano, enriquecerlo y devolverle a la sociedad mayor pensamiento activo, revolucionario y solidario.

Pocas cosas, como la literatura, el arte, la música y sus variables, generan un espíritu de hacer en conjunto por la sociedad que se integra. Sobran ejemplos en el mundo.

Si se planifica junto a una visión de economía social, se podrán promover los albergues familiares para recibir a los jóvenes, las actividades recreativas y sociales con calendarios, lugares de comidas o distracción en atractivos para la demanda y hasta la hora del reposo y análisis introspectivo con lo mucho que hay de oferta para cubrir esa demanda.

Queda claro que, antes que turística, Esquel es una ciudad multifacética de servicios y que, desde el Municipio y las organizaciones de la comunidad, se puede convocar a la planificación con las autoridades educativas, los propios interesados y todo aquel que impulse mejorar el presente y el futuro.

La educación iguala derechos y genera libertad, no desperdiciemos una oportunidad para nuestros pibes.

Así como lo redactó hace un siglo Deodoro Roca, con nuestra juventud pujante, tenemos por delante apenas un desafío.