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22 de Julio de 2018
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Los autos del futuro: autónomos, conectados, eléctricos y compartidos

Son las cuatro aristas en las que la industria automotriz planea sus inversiones. ¿Llegarán a la Argentina las nuevas tecnologías?

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Pasaron 132 años desde que un señor llamado Carl Benz registró en la Oficina Imperial de Patentes de Berlín "un vehículo motorizado impulsado por un motor a gas", que luego sería considerado el primer automóvil de la historia, aunque al día de hoy subsiste una discusión técnica sobre el origen de los autos.

 

Desde 1886 hasta acá, la industria automotriz se transformó y re transformó varias veces. A lo largo de la historia, hubo ciento de inventos que modificaron la manera de movilizarse de un punto a otro, pero es éste el momento en el que la cosa puede cambiar para siempre. Somos contemporáneos al cambio más importante que haya existido jamás: los autos ya no precisarán las órdenes de un conductor, no contaminarán, podrán comandarse desde un celular y hasta se compartirán.

 

Las automotrices coinciden en que el futuro de los automóviles es autónomo, conectado, eléctrico y compartido. Lo dejan claro con los prototipos que muestran en cada Salón Internacional del Automóvil. Más allá de algún motorcito a combustión que se les "filtre" en los stands, el foco ya está puesto en el cambio.

 

Benz no lo hubiera imaginado, pero en pocos años los autos se moverán solos. Se estima que el 70% de los autos nuevos a nivel global contarán con tecnologías de conducción autónoma para 2030.

 

La autonomía es la palabra que define al futuro en la industria automotriz. En mayor o menor medida, todas las marcas están dedicando recursos al desarrollo de este tipo de vehículos. Bosch, Audi, Continental, Ford, GM, Toyota, BMW, Volkswagen, Daimler y Google son las firmas que más patentes registraron sobre esta tecnología desde 2010, en base a un estudio del Cologne Institute for Economic Research.

 

Si bien el desarrollo varía según el fabricante, los autos autónomos están equipados con un hardware que gestiona sus funciones. En su mayoría, las automotrices recurren a firmas especializadas y encargan desde la construcción de los sensores hasta el software de gestión. Desde los procesadores del sistema se gestionan los datos procedentes de los sensores, radares, GPS y cámaras del vehículo. En los cuatro costados de la carrocería hay dispositivos que detectan lo que sucede alrededor del auto.

 

Una vez que el "cerebro" electrónico analiza esta información, el sistema envía órdenes al auto. Que acelere, frene, cambie de carril, gire o estacione, según lo que detecta en el entorno.

 

Hay cinco niveles de autonomía, clasificación que realizó la Sociedad de Ingenieros del Automóvil (SAE) y adoptaron los fabricantes. El nivel 1 incluye a los autos con sistemas de asistencia a la conducción como el control de velocidad crucero o el sistema de mantenimiento de carril, que permiten al conductor desligarse de ciertas cuestiones ligadas al manejo. Desde el segundo nivel, los autos pueden ser considerados semiautónomos. En estos, la conducción debe ser supervisada en todo momento por una persona, por si tiene que intervenir en una situación de urgencia. El nivel 3 lo componen aquellos autos que pueden circular en modo 100% autónomo sin intervención humana en entornos controlados. En el 4, la tecnología puede depender de sí misma en lugares delimitados. Y el 5 queda reservado para los que están capacitados para moverse sin conductor en cualquier condición.

 

Pero la industria prevé que por la llegada en masa de los autos autónomos se perderán fuentes de trabajo. Conductores de taxis, camiones, remises y colectivos; mensajeros y repartidores, agentes de tránsito, empleados de estaciones de servicio y profesores de autoescuelas serán algunos de los empleos que podrían estar "en jaque".

 

Transporte compartido

 

Una vez que el "cerebro" electrónico analiza esta información, el sistema envía órdenes al auto. Que acelere, frene, cambie de carril, gire o estacione, según lo que detecta en el entorno.

 

Hay cinco niveles de autonomía, clasificación que realizó la Sociedad de Ingenieros del Automóvil (SAE) y adoptaron los fabricantes. El nivel 1 incluye a los autos con sistemas de asistencia a la conducción como el control de velocidad crucero o el sistema de mantenimiento de carril, que permiten al conductor desligarse de ciertas cuestiones ligadas al manejo. Desde el segundo nivel, los autos pueden ser considerados semiautónomos. En estos, la conducción debe ser supervisada en todo momento por una persona, por si tiene que intervenir en una situación de urgencia. El nivel 3 lo componen aquellos autos que pueden circular en modo 100% autónomo sin intervención humana en entornos controlados. En el 4, la tecnología puede depender de sí misma en lugares delimitados. Y el 5 queda reservado para los que están capacitados para moverse sin conductor en cualquier condición.

 

Pero la industria prevé que por la llegada en masa de los autos autónomos se perderán fuentes de trabajo. Conductores de taxis, camiones, remises y colectivos; mensajeros y repartidores, agentes de tránsito, empleados de estaciones de servicio y profesores de autoescuelas serán algunos de los empleos que podrían estar "en jaque".

 

Autos conectados

 

La conectividad es uno de los cuatro ejes de la movilidad del futuro. Y no hablamos solo de los autos conectados a dispositivos móviles, solución que ya está disponible en el país desde los autos de gama más baja, sino de la conexión entre vehículos.

 

Que los autos puedan interactuar entre sí era otra de las cosas que jamás hubiera imaginado Carl Benz, pero ya es una realidad: la última demostración fue hecha en Europa, en conjunto por BMW, Ford y el Grupo PSA (conforman la 5G Automotive Association), y las tecnológicas Qualcomm Techologies y Savari. Utilizaron vehículos de BMW, Ford, Peugeot y DS.

 

Entre estas marcas, existe un acuerdo para desarrollar en conjunto esta tecnología y que sean compatibles en distintos productos. Se llama C-V2X y propone una comunicación directa entre autos, motos e infraestructura de ruta para lograr un avance en la seguridad, la conducción autónoma y la eficiencia del tránsito.

 

Gracias a la comunicación en tiempo real, un vehículo podrá alertar a otro sobre una obstrucción en el tránsito, a fin de que tome otro camino. También informará a los que lo siguen de atrás si realiza una frenada repentina para evitar un siniestro, cuáles son los límites de velocidad, si hay vehículos estacionados en el camino, cuál es el riesgo de colisión por giro y hasta en qué estado está el terreno por el que circula.

 

El salto a la fama de los autos eléctricos no es un capricho de los fabricantes: los vehículos con motor a combustión son uno de los mayores agentes contaminantes del planeta y las normas medioambientales son cada vez más estrictas.

 

A través del escape y producto de la combustión, algunos de los gases que emiten los vehículos nafteros y diésel son el monóxido de carbono (CO), óxidos de nitrógeno (NOx), dióxido de carbono (CO2), dióxido de azufre (Cox) y micropartículas de hollín (Mp). Los eléctricos son totalmente limpios en materia de emisiones.

 

El objetivo de la industria es electrificar por completo el mercado global, más allá de que algunas firmas en particular se resisten. Volvo, por ejemplo, confirmó que desde 2023 lanzará únicamente vehículos eléctricos y Porsche, una marca históricamente emparentada con los motores nafteros y potentes, presentará el año que viene el primer 100% eléctrico de su historia.

 

De todas formas, los autos eléctricos no son una novedad. En Europa y Estados Unidos, funcionan desde hace años. En distintos lugares del Viejo Continente, como Inglaterra, España y Francia, fijaron el fin de los autos con motor a combustión para el período 2030-2050.

 

Los países con mayor número de autos eléctricos per cápita son Noruega, Islandia, Suiza, Bélgica, Finlandia, Austria, Reino Unido, Francia y Holanda. El país en el que más autos eléctricos se venden en el planeta es China, pero es chica la proporción de vehículo "verde" por ciudadano. El segundo es Estados Unidos.

 

Qué sucederá en la Argentina

 

Las innovaciones de la industria automotriz suelen tardar en llegar a la Argentina. Un ejemplo lo dan los autos eléctricos: este año llegó al país uno de ellos por primera vez (la Renault Kangoo Z.E.), pero aún no hay estaciones de carga operativas. El Gobierno decretó a mediados del año pasado una reducción impositiva (del 35 al 0 o 5%, según el caso) para las terminales automotrices (no importadores) que traigan al país vehículos ecológicos, pero el precio de estos vehículos igualmente sigue siendo elevado.

 

La tecnología de autos eléctricos e híbridos es costosa, pero en otros países, como los nórdicos, ofrecen incentivos para quienes adquieren un vehículo de este tipo, como descuentos en el pago de la patente, el seguro, los peajes y el estacionamiento en sitios públicos. En algunos, incluso, hay bonificaciones de hasta 6000 euros.

 

En este contexto, numerosas automotrices prefieren no vender en la Argentina los autos eléctricos que ofrecen en otros países. Tal es así que hay apenas dos nuevos modelos 100% eléctricos confirmados para el mercado argentino: el Nissan Leaf y el Chevrolet Bolt. Ambos harán su arribo durante el año que viene.

 

Al mismo tiempo, a diferencia de los que sucede en Europa, la energía en la Argentina proviene de fuentes no renovables. Por eso, si bien a la hora de conducirlos no emiten gases malignos, de algún modo es necesario contaminar para reabastecerlos. En el Viejo Continente se produce en centrales hidroeléctricas, geotérmicas y solares.

 

Otro punto que aleja a los eléctricos de la Argentina es la infraestructura. Si bien varía según el modelo, este tipo de autos ofrece una autonomía media de 250 km, cifra insuficiente si tenemos en cuenta que en el país las distancias suelen ser mayores para moverse por distintas ciudades.

 

YPF anunció que instalará más de 200 surtidores en 110 estaciones de servicio en la Argentina, pero aún no están en funcionamiento. Algunos ya están colocados. Respecto a los autónomos, en privado las marcas de la Argentina calculan que llegarán en no menos de 15 años, coincidieron desde tres automotrices consultadas. A su vez, el ejecutivo de una automotriz europea consideró en diálogo con este medio que "la sociedad no está del todo preparada para aceptar a los autos autónomos".

 

"¿Aceptaremos que habrá servicios públicos que podrían dejar de existir?", se pregunta.

 

¿Habrá lugar en la Argentina para el transporte automatizado? Si es que se desarrolla tal como lo proyectan las automotrices en otros países, taxis, colectivos y servicios de mensajería dejarían de existir. "Eso provocaría un conflicto social grave", opina el directivo. Y pronostica que "dependerá de la habilidad de los gobiernos de turno para que su llegada sea progresiva".

 

Un estudio de C230, brazo consultor del Think Thank Fundación IDEA, reveló que el 69% de los latinoamericanos están abiertos a usar los autos autónomos una vez que se les explicó el alcance de los mismos, ya que apenas el 35% de los encuestados había escuchado hablar de estos vehículos.

 

Para este análisis, la firma entrevistó a 5700 personas de Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Perú. El 58% de los encuestados tiene una opinión positiva sobre los autos autónomos, "principalmente por cómo pueden ayudar a mejorar la movilidad y seguridad en las calles de las ciudades". A su vez, el 70% cree que gracias a este tipo de vehículos la ocurrencia de siniestros viales podría disminuir. Y en caso de que el choque suceda, el mismo porcentaje cree que sería menos grave. La pregunta clave: ¿lo comprarían? El 64% respondió que sí, pero "solo si el costo del auto autónomo fuera similar al de un vehículo regular". El costo de esta tecnología es uno de los grandes motivos por el que los autos sin conductor llegarán -si es que llegan- muy atrasados respecto a los países más desarrollados. (El Cronista)

 

 

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