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15 de Septiembre de 2018
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Otorgan la distinción “Maestra Ilustre” de Chubut a una docente de la escuela N° 69

De Colonia Cushamen. Cintia Segundo recibió el reconocimiento en Buenos Aires, en el Ministerio de Educación de la Nación, donde se distinguió a docentes de todo el país. En la región precordillerana, es maestra de Nivel Inicial y realiza itinerancia para llevar el servicio educativo a la población dispersa.

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Loriana salta feliz cuando del otro lado de la tranquera de su casa, en Colonia Cushamen, ve a su señorita Cintia llegar. Son las 9.30 de un jueves de septiembre y hace rato que se despertó para esperarla. “Ella sabe el día que viene su maestra y se prepara porque lo disfruta mucho. Tiene cinco años y desde los tres que hace el jardín con esta modalidad”, dice Romina, su mamá.

 

Cintia Segundo es docente de Nivel Inicial. Vive en El Maitén, pero de lunes a viernes reside en la Escuela N° 69 de Colonia Cushamen, donde desde hace cuatro años es maestra itinerante, una modalidad que funciona en el ámbito de la ruralidad para atender la matrícula dispersa con el objetivo de asegurar la asistencia educativa.

 

Cuarenta y ocho horas antes de llegar a la casa de Loriana, Cintia se subió por primera vez a un avión para llegar hasta Buenos Aires y recibir, de manos del ministro de Educación de la Nación, Alejandro Finocchiaro y de la subsecretaria de Educación del Chubut, Alejandra Von Poeppel, la distinción como “Maestra iluste” de la provincia. El 11 de septiembre, en el Palacio Sarmiento, docentes de toda la Argentina fueron reconocidos por su tarea diaria.

 

En los fundamentos para su elección, se subraya que Cintia “se destaca por su capacidad y compromiso social, hecho que se traduce en la implementación de las diversas estrategias que implementa para hacer efectiva la inclusión educativa, con propuestas pedagógicas creativas, innovadoras y variadas”.

 

“Ser elegida para recibir en nombre de Chubut el reconocimiento de ´Maestra ilustre´ es un honor, un incentivo para seguir dando lo mejor en mi tarea. Represento a muchos docentes de la provincia que día tras día llegan a las aulas con compromiso, vocación y pasión”, dijo agradecida y nombró a sus compañeros de la escuela y a los supervisores “porque nos guían en nuestra tarea ayudándonos a crecer”.

 

Formación y trabajo en la ruralidad

 

Estudió los profesorados de Nivel Inicial y Primario en el Instituto Superior de Formación Docente N° 809, de Esquel. Egresó en 2006 y estuvo dos años y medio en la Escuela N° 420 de El Maitén. Después empezó a trabajar en la ruralidad y allí sigue hasta el día de hoy: fue docente en las escuelas 59, de Fofo Cahuel; en la 63, de Chacay Oeste y desde 2015, en la 69.

 

Para que la distancia no aleje a los más chicos de la escuela, la itinerancia lleva al docente hasta la casa misma de los pequeños, después de recorrer algunos kilómetros de ripio, abrir y cerrar tranqueras y circular por caminos escarpados. “Hoy tengo a tres alumnos que viven a más de 10 kilómetros de la escuela: Loriana, Lucas y Nasael. A otros cuatro alumnos los veo todos los días, en la sala, porque viven en el predio de la institución”, cuenta.

 

Se traslada con una valija donde guarda juguetes, libros y material didáctico; también suele llevar la guitarra y el mástil con la bandera argentina. Procura que los encuentros sean lo más parecidos posibles a las que se producen en la sala.

 

Para eso, hay una rutina de inicio, actividades planificadas para la unidad didáctica y momentos de juego. Y, como en la escuela, se iza la bandera argentina mientras en la guitarra toca los acordes de la canción de Mercedes Sosa, “Sube, sube bandera del amor” y Loriana hace su aporte cantando algunas estrofas.

 

Son encuentros de tres horas, cada 15 días. Hasta la próxima visita, los chicos realizan actividades especialmente diseñadas y para realizarlas, la familia tiene un rol central. “Son familias muy comprometidas y me brindan un acompañamiento vital porque incentivan a los chicos a realizar las tareas”, destaca.

 

María es la mamá de Lucas, de 4 años. Estudia en Esquel el profesorado de Educación Primaria y viaja a Cushamen los fines de semana; por eso, la crianza del pequeño de lunes a viernes queda a cargo de los abuelos, Haydé y Julio. “Hace las actividades con la abuela y que la seño venga hizo que Lucas haya progresado mucho en cuanto al lenguaje. Le encanta que le lean cuentos y se pone re contento cuando sabe que ella viene. No tenemos manera de llegar hasta la escuela, así que tener esta posibilidad para nosotros es muy bueno”, reconoce María.

 

Pese a las distancias que debe recorrer, las inclemencias del tiempo y el tener que estar lejos de su casa paterna durante los días de semana, Cintia ama su trabajo. “Me gusta la ruralidad, me gusta el trato estrecho con las familias de la itinerancia y me gusta poder brindarles todo lo que esté a mi alcance para que desarrollen sus capacidades. Por eso busco siempre nuevos métodos y seguir aprendiendo para transmitirles lo mejor”. Por honrar la profesión, por ejercerla con pasión y compromiso, en definitiva, fue distinguida en el Día del Maestro.

 

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