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Jorge Heitzmann tiene un Dojo con su nombre

Justo reconocimiento para quien recibiera tiempo atrás el cinturón de 6º Dan

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Al fin volvió a sonreír. Parece hosco, pero no lo es. Es un buen tipo al que le jugaron mal. Martín Zacchino, Pablo Colinecul, Marcela Córdoba, Javier Esponda y sobre todo Alejandro Mansilla, trataron de remediar una injusticia.

 

Quien está en el ambiente del Judo sabe de las virtudes de Jorge Heitzmann, quienes no están en ese ambiente pueden no conocerlo y pueden pensar que todo homenaje es por demás insignificante.

 

 

Y un día lo llamaron y le pidieron que se ponga su judogi con el cinturón de 6º Dan, un cinturón que es una reliquia, rojo y blanco que remarca sus conocimientos, sus valores y su hombría de bien.

 

¿Qué habrá pensado? Vaya uno a saber.

 

¿Cuál habrá sido la excusa? Entregarle un diploma a Marcela Córdoba, quien se metió en el mundo de los Danes.

 

Y de pronto Jorge Heitzmann se encontró con que tiene un Dojo con su nombre, acá en Esquel y también en Trevelin y esto fue idea de Alejandro Mansilla.

 

 

El judo en Esquel funciona a nivel municipal los martes y jueves de 21 a 22.30 hs en el sector que se conoce como el buffet detrás del escenario del gimnasio municipal de Esquel.

 

En dicho lugar (esta es la macana) se instala y se levanta un tatami muy caro por cierto y que costó mucho conseguir.

 

Ese Dojo tiene el nombre de Heitzmann.

 

 

La excusa, aunque muy valedera por cierto, era darle el diploma a la colombiana Marcela Córdoba (quien desde hace varios años está radicada en Esquel) de primer Dan (¿se dice Primera Dan?, yo no lo sé).

 

Y allí estaba él, con su semblante adusto pero más bueno que “el Abuelo de Heidi”.

 

Todo fue muy rápido. Nadie lo sabía (lástima que yo tampoco) pero en verdad los reconocimientos se hacen en vida y los pergaminos se respetan.

 

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