Desde el 1 de enero, cuando desapareció el joven de 28 años Bruno Muñoz, en las aguas del Dique Florentino Ameghino luego de arrojarse a nadar en el lago, la calma de la villa se transformó en desesperación y trabajo incesante en torno del embalse.
Un robot de la Armada Argentina llegó a la Base Aeronaval “Almirante Marcos A. Zar”, con el cual se iniciaron las maniobras de búsqueda subacuática durante esta semana. El equipo, adquirido por el Estado Argentino en el año 2017 sirvió para recorrer el radio donde se presume que hace una semana, Bruno Muñoz, se arrojó de una altura aproximada a los 30 metros, desde lo alto de una roca, no lejos del murallón del embalse.
Cada jornada, a primera hora comienza el operativo de búsqueda integrado por Bomberos del Dique Florentino Ameghino, Policía del Chubut, el GEOP, Armada Argentina, con la destacada presencia de la teniente de navío Cecilia Alcanis: el jefe nacional de Operaciones de Defensa Civil y reconocido a nivel internacional destacado por la Presidencia de la Nación, Esteban Chalá; todo bajo la coordinación local de José Mazzei, jefe en Chubut de Defensa Civil.
Mazzei indicó que a partir de gestiones ante la Armada Argentina es que pudieron conseguir un robot que "nos va a permitir hacer un escaneo con imágenes del fondo del lecho del lago…Es un vehículo denominado Rot. Es un robot filoguiado conectado con cables a la superficie y tiene distintas cámaras filmográficas y de fotografías con iluminación" que permitirán llegar a mayor profundidad de lo que lo han podido hacer hasta el momento los buzos.
“A partir de la incorporación de este tipo tecnología tenemos esperanzas de que a partir de la visibilidad podamos encontrar el cuerpo de Bruno", dijo Mazzei quien anticipó que en caso de avistar el cuerpo, posteriormente se deberá diagramar una tarea de rescate porque se estima que pueda estar a una profundidad de "unos 45 metros", y sostuvo que bucear a esa profundidad requiere otro tipo de equipamiento.
El titular de defensa civil indicó que hay un radio donde se está trabajando y que fue señalado por el grupo de jóvenes que estaba con Bruno. Estiman que se arrojó aproximadamente de unos "15 metros". "Se queda como dudando, decide arrojarse, lo hace en una posición de clavado. A mitad del recorrido como que se arrepiente. Modifica la postura del cuerpo e impacta de manera plana. Flota unos segundos flotando y luego comienza a sumergirse".
Bruno nació en Rawson y vivió su vida junto al mar. Según lo recordaron sus seres queridos, amaba el agua. “Él hubiera preferido morir así. Nadar era su pasión. Él está bien, lo vi con una sonrisa mirándonos”.
“Esto era su pasión, si miran su Facebook no tiene más fotos que en el agua. Le enseñé a nadar de chico, todos mis hijos nadan muy bien. Iba a la costa y después ponía `El chapuzón de cada día`, lo hacía todos los días”, comentó su padre José Alberto al diario Jornada.
Contó que su hijo amaba los campamentos y la naturaleza. Conocía los tipos de leña y hasta era capaz de fabricar platos y cubiertos con cualquier resto. “Él estaba muy feliz ese día. Había cumplido un sueño que creo era nadar hasta una roca y dar la vuelta. El contó que había cumplido esa fantasía. No tenía límites. Un día nadaba cien metros y al otro día quería nadar 120 metros”, recordó.