Una historia tan dolorosa como compleja e inusual, al menos en el ámbito de la justicia neuquina, logró encauzarse a partir del faro de los derechos y el interés supremo de una niña y una mirada con perspectiva de género.
Víctima de un abuso sexual, una joven tomó la decisión de seguir adelante con un embarazo generado en esa traumática situación. Lo hizo en soledad, acompañada por los profesionales del sistema público de salud y apartada de su familia manteniendo siempre la convicción de dar vida, pero no maternar ni tener ningún contacto con ese ser que -pese a todo- decidió traer el mundo.
Días después del parto en un hospital de Neuquén Capital y, tras dejar a la bebé al cuidado de los profesionales del servicio de pediatría, la joven acudió a la justicia para darla en adopción.
"Su principal preocupación era que la obligaran a maternar. Ella sabía que su familia, por una cuestión religiosa, podía llegar a insistir con esa posibilidad o bien que iban a querer asumir el cuidado forzándola a tener un vínculo con esa criatura que nunca estuvo en su proyecto de vida", explicó en diálogo con LMNeuquén, Verónica Lazzaro, la defensora pública civil que patrocinó a la joven.
"Con un acto de amor enorme y la preocupación por el bienestar de esta niña, ella solicitó que sea adoptada inmediatamente por una familia que esté deseosa de tener un hijo. Esto implicó dos logros o ajustes procesales importantes ya que desde una perspectiva de infancia (considerando lo mejor para esa niña) como de género, se logró una sentencia excepcional que ordenó la inscripción directa en el Registro Único de Adoptantes (RUA) evitando que pase por la instancia de ingreso en familias solidarias o bien que vaya a un hogar de niños", contó la abogada antes de celebrar que en tiempo récord se logró concretar el anhelo de su representada. "Con apenas días de vida, la beba salió del hospital donde nació y se fue con la familia adoptiva", destacó.
"Ella no tuvo ningún contacto con la nena, desde el sistema de salud le respetaron eso", agregó la defensora, para luego remarcar que - tal como se precisa en el fallo de la jueza de Familia, Niñez y Adolescencia que intervino-, la decisión de la joven en cuanto la falta de apego a un proyecto de vida que involucre a la niña, fue corroborada por profesionales de la psicología.
"Aunque es muy joven, ella tiene una gran madurez para tomar decisiones. A pesar de la soledad con la que afrontó todo esto, siempre tuvo mucha claridad y una decisión muy firme. A mi me impactó mucho conocerla y cómo se plantó. Lo que le pasó fue terrible, no solo por un abuso que derivó en un embarazo. Ella terminó con enfermedades de transmisión sexual que le complicaron el embarazo y los riñones. Fue muy difícil lo que pasó", comentó la letrada.
"No sé si es el primer caso con estas características, pero sí no es un caso habitual", expresó Lazzaro al señalar que, por lo general, las víctimas de abusos sexuales optan por el derecho de interrumpir voluntariamente el embarazo.
Por otro lado, la defensora pública civil subrayó que el derecho a la identidad de la niña queda resguardado dado que "tanto en su carta de nacimiento como en los expedientes de las intervenciones judiciales queda constancia de su origen". A eso se le suma el compromiso de la familia adoptiva de darle a conocer su historia cuando tenga el grado de madurez suficiente y el acceso a la documentación vinculada a la misma.
Con información de La Mañana, Neuquén