Por Carlos Guajardo
“Tuve tanta mala suerte que lo encontré yo. Fui a pescar y se me da por abrir la panza de un tiburón y encontré un antebrazo con un tatuaje”. Fue el primer mensaje que uno de los pescadores le envió por WhatsApp a un familiar luego de que supiera que esos restos encontrados pertenecían a Diego Barría, el joven del que nada se sabía desde el sábado 18 de febrero cuando salió en un cuatriciclo por la zona de Rocas Coloradas, 42 kilómetros al norte de Comodoro Rivadavia. El antebrazo encontrado tenía tatuada una rosa y el nombre de una mujer. Enseguida, no hubo dudas: se trataba de Diego.
En otro audio puede escucharse la explicación de lo que pasó después: “Recién nos soltaron de Prefectura, llegó el fiscal y tuvimos que declarar. A ese pez lo pescamos a las 8 y media. Y a las 9 alzamos las cosas y nos fuimos a Caleta. Le comentamos lo sucedido, le entregamos la bolsita con los restos humanos. Después me pasaron una foto con el antebrazo con una rosa tatuada y un nombre algo borrado, se la mostré a la gente de Prefectura y me dijeron que si, que era él”.
Diego Barría tenía dos hijos y era amante de la pesca. Estaba en pareja con Virginia Brugger y trabajaba en una empresa petrolera. El sábado que desapareció circulaba con su cuatriciclo por la zona mencionada. La policía comenzó con las investigaciones y no descarta ninguna hipótesis de lo que pudo haber pasado. A poco de la desaparición se encontraron el cuatriciclo y algunas pertenencias del joven, como su casco. Se presumía que pudo tener un accidente.
Primera señal. Así encontraron el cuatriciclo de Diego Barría tras su desaparición.
Durante la semana se sumaron grupos de camionetas, drones y hasta tecnología para utilizar debajo del agua aportada por Defensa Civil de Chubut. También avionetas cedidas por el Aeroclub de Comodoro Rivadavia. Pero la búsqueda no daba ningún resultado. Hasta que el peor final se descubrió de manera fortuita y de una manera que aún eriza la piel. El antebrazo de Diego estaba entre las vísceras del cazón (una de las especies de tiburón de 1,5 metros de largo). La rosa tatuada era roja y blanca y en un principio el nombre que también tenía tatuado estaba ilegible.
Ahora se realizarán los exámenes correspondientes de ADN obligatorios aunque no hay duda sobre este final impensado del joven que había salido para dar rienda suelta a su pasión que era la pesca. Mientras continuarán las investigaciones para saber lo que realmente pasó. Tras el hallazgo, su pareja hizo un conmovedor posteo en sus redes sociales: “Mi corazón se fue con vos. Te amo para siempre”.