(Por Carlos “el Chavo” Ortiz, amigo de Eduardo.) No quiero ser hipócrita, porque mi pensamiento desde siempre fue otro y no voy a cambiar ahora cuando ya soy grande y encima pelado (como él).
Me alegra que reconozcan a Eduardo Bjerring con el nombre de él en el Gimnasio Municipal de Trevelin. Lo celebro y seguramente estaré allí el sábado por la mañana.
Pero el momento era otro. Es cierto que él quería el nombre de “Evita” y de hecho el Polideportivo tiene el nombre de “la abanderada de los humildes”, pero para mí (que lo manifesté en un escrito años atrás y lo repito ahora) ya es tarde. Era en vida.
Seguramente desde arriba el pelado me estará diciendo, “Cállate, Chavo”. Pero no importa, los homenajes, los reconocimientos, los mimos se hacen en vida.
“Lo que pasa -me decían los grandes sabiondos- que las ordenanzas y las leyes no lo permitían y bla bla bla”. Desde hace un tiempo hasta esta parte si algo se hace con mucha asiduidad es meter decretazos para borrar las leyes.
Un fuerte abrazo pelado, merecido tu nombre de un Gimnasio que vos lo soñaste y lo graficaste en una maqueta. Esa maqueta yo la vi, no me lo contó nadie.
Busco encarecidamente una foto de esa época. Seguramente alguien debe tener una foto de esa maqueta con los “Mis Ladrillos o Rasti”. Quiero esa foto. Nos vemos el sábado.