La Pobreza Intelectual

Si uno observa a los grandes hacedores de la humanidad, desde los inventos sobresalientes que le cambiaron el sentido de la vida al ser humano a aquellos que con su ingenio, estudio, formación y actitud pudieron sembrar lo imborrable para hacerlo repetible; sobran los tiempos para mirar, evaluar y admirar las posibilidades de lo que se puede llegar a lograr.

“Puede sobrar talento e individualidad, pero nada es alcanzable sin esfuerzo y trabajo colectivo” nos decía en una charla hace una década atrás Fabricio Oberto, uno de los integrantes de la generación dorada del básquet argentino que hizo cúspide en el mundo.

Este simple y conocido ejemplo, de quien pocos podrían cuestionar, es todo un indicio de rumbo y acción que, en la política, deberíamos considerar a diario.

La actitud obcecada e irreverente del Intendente de la ciudad de Esquel ante el reclamo de una vecina, vuelve a poner en cuestionamiento la posesión del poder delegado y el accionar de los mandatarios.

“está bien señora, siempre hay problemas, pero si cada vez que hay una respuesta genera problemas, no traigo nunca más un microcrédito para Esquel. Si voy a recibir maltrato por cada cosa que traigo para Esquel, no traigo más nada, ¿le quedó claro? No traigo más nada y no me muevo más por nada” dijo el máximo responsable político de la ciudad.

¿Es ésa una respuesta de quien está en el lugar que eligió estar, a quien nadie obligó a ser ni candidato ni Intendente? Es claro que no, que la política es una actividad, como tantas otras, que uno elige para desarrollarla de la mejor forma posible y cuando se asumen responsabilidades no hay derecho al desvío o al enojo.

Sin duda que el deterioro que le hemos infringido a la actividad política, desde los peores métodos y acciones, han provocado un atraso de diversos sentidos que están cada vez más consolidados.

Es creciente la pobreza intelectual desde la actividad política y solo es posible revertir con un reconocimiento primario y la acción posterior.

Escuchar, debatir, acercar ideas, generar proyectos, evitar la soberbia, entenderse como mandatarios temporales y obligarse al ejercicio de empatía, son algunas de las modalidades que pueden contribuir a ello.

Los libros, el estudio, el análisis, las estadísticas y el trabajo cotidiano en equipo suelen ser los mejores aliados en las peores dificultades.

Creer que a un acto individual de falta de respeto de alguien que está en una situación compleja habilita a la misma respuesta, subida en la soberbia de un cargo, es no entender lo básico del sistema.

Ojalá se recapacite y que la disculpa sea en los hechos, abriendo oídos, puertas y colocando sillas para compartir y debatir ideas que nos permita a los esquelenses vivir un poco mejor cada día.