Sin rumbo y con Poco Combustible

Para realizar un vuelo, sin importar distancias, es obligatorio realizar un plan e informarlo a la autoridad competente. Antes de salir se realiza un estricto control del avión y sus instrumentos y se verifican todas las normas de manera verbal y en voz alta; se establecen los tiempos posibles y las alternativas de aterrizaje por posibles circunstancias. Las exigencias pueden variar según la aeronave, la tripulación y si hay pasajeros.

Cuando se realiza la instrucción o se rinde el examen, suele suceder que el inspector accione la palanca del motor para dejarlo sin potencia y, en brevísimo plazo, exigir al alumno que determine con instrumentos y su capacidad de reacción los pasos inmediatos a seguir para evitar una colisión o realizar un aterrizaje de emergencia.

Este relato viene a cuenta por cuanto el Gobernador de la provincia, Mariano Arcioni, es Piloto Privado de Avión y tiene una buena experiencia por tener su propia avioneta.

Hoy tiene en sus manos la conducción del poder Ejecutivo del Chubut y, según mi criterio de piloto (me recibí en el 2013) está lejos de aplicar normativas de buen manejo para afrontar una emergencia de las características que atraviesa nuestra provincia.

La desaparición física del conductor natural que tuvo el partido gobernante, no sin previo aviso, generó la activación de mecanismos lógicos pero para los cuales no solo no hubo previsión sino además desató situaciones imprevisibles de diferente índole.

Arcioni no definió el rumbo, no designó su tripulación y se debate en una constante de no tomar determinaciones que estabilicen la situación.

Enfrentó a propios y extraños por los medios, anunció reducciones que no ejecutó y firma decretos que luego derivan en inconstitucionales. Pide defender la memoria de su antecesor y camina exactamente al revés.

Se paga escalonadamente y se anuncian reducciones de gastos que naturalmente están en vigencia por la situación, pero no se establece un criterio para plantarse ante Nación y exigir cambios profundos; no se discute re analizar los contratos petroleros para tratar de tener mayor renta de lo que natural y legalmente nos pertenece.

Se descarta las paritarias y la vez se paga escalonadamente quitándole poder adquisitivo al asalariado y el corte de la cadena de pagos, con todo lo que ello implica en más de un tercio de la población.

Se plantea una austeridad máxima y se contrata una vivienda a precios exorbitantes para el nuevo ministro coordinador o se defiende al Fiscal de Estado (sin designación legal) a capa y espada, cuando aparece vinculado al imputado principal de los hechos de corrupción más críticos de la historia política chubutense.

Se anuncia reducción de la planta política y se crean dos nuevas secretarias (Seguridad e Interior) sin presentar la modificación de la ley de Ministerios existente o se exige declaración jurada a los funcionarios existentes so pena de expulsión, cuando la ley indica que eso se hace al ocupar el cargo.

Se acuerda el pacto fiscal con Nación del cual se desconocen los beneficios y hasta los propios intendente firmantes del apoyo, por lo bajo, reconocen las consecuencias negativas a mediano plazo.

El Gobernador Arcioni fue dos años Vice y a su vez presidente de la Legislatura por lo que, aún de la inexperiencia política, no puede alegar su propia torpeza para lo que sucedió bajo su responsabilidad compartida.

No comenzó un mandato nuevo como anuncia su ministro coordinador, completa el período para el cual fue electo su partido.

Es tiempo de analizar, de convocar a todos los sectores políticos, económicos y sociales, elegir un camino en común y afrontar la tormenta sin evadir responsabilidades y permitir a fondo el accionar de la justicia.

Nadie con buen sentido ciudadano, aún en las antípodas partidarias, puede negarse a aportar soluciones.

De lo contrario, el andar sin rumbo y con escaso combustible sin utilizar la radio para pedir ayuda, puede llevar a un aterrizaje forzoso o, aún peor, una tragedia que lamentaremos durante mucho tiempo.