Ahí viene el campeón…de Esquel

Este fin de semana se repitió el título y la foto: GANÓ ARBE, como sucede en los últimos años, Joaquín llega primero a cada una de las competencias en las que participa. El esquelense se adjudica carreras comerciales, maratones, competencias clasificatorias y campeonatos nacionales.

La realidad de Arbe, marca un sinfín de analogías con todos los campeones de atletismo que brindó la cordillera en los últimos años, con Karina Neipan y Lalo Ríos corriendo mundiales, Trecaman subiendo montañas o el “Gran Loly”   Roberts

 Arbe, como los demás nombrados, son un claro ejemplo de superación, de esfuerzo   sostenido, de levantarse a las 6 de la mañana a entrenar, con frío con nieve o con viento; pero ese mismo campeón es   el que debe levantarse a las 6 de la mañana a preparar vigas y remojar ladrillos para hacer una pared, porque la olla con el atletismo, no se para.

Mientras levanta ilusiones, Joaquín choca con la realidad y la crisis, y debe pedir apoyo, vales de nafta o algunos pesos cada vez que necesita para viajar, correr y ganar.

La pregunta que impulsa este artículo es clara y directa: ¿Es necesario?

¿Por qué en vez de buscar opciones turísticas irrelevantes por países vecinos para afianzar la ciudad como destino, no utilizamos a nuestros deportistas como marca?

¿Por qué sabemos que Nalbandian es de Unquillo, Del Potro de Tandil y nunca vimos que la ciudad se identifique con Joaquín?

La utilización (en el buen sentido de la palabra) de un deportista de elite como publicidad de un lugar es una prueba más que demostrada en la historia marketinera de los últimos años.

Es por eso que cada vez que Joaquín cruce una meta, la gente debe escuchar en los parlantes, en la transmisión televisiva, o en el comentario general, que la meta, la cruza “el esquelense” Joaquín Arbe, de la ciudad cordillerana que posee La Hoya, La Trochita y tiene a pocos kilómetros el Parque Nacional Los Alerces. De igual manera, cuando en las grandes cadenas televisivas le realizan una nota, Joaquín debería tener indumentaria que diga Esquel (gorra, remera, etc.) y debería cerrar la entrevista como acción publicitaria con un: “Los esperamos en Esquel”.

Todo es factible, pero no depende de Joaquín, depende de las autoridades municipales, de que los funcionarios vean en Arbe (como en tantos otros deportistas) la ventana publicitaria que la ciudad necesita, mientras que además apuestan por la formación y los éxitos de atletas ganadores.

Esto va mucho más allá de una beca deportiva municipal, con pocos pesos que no alcanzan para nada, esto es hacer de Joaquín Arbe una marca para que Esquel se muestre en todos lados.