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04 de Septiembre de 2018
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4 de septiembre: Día del Inmigrante

En Esquel, se realiza el acto en la intersección de las avenidas Fontana y Ameghino

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Desde el año 1949 el 4 de Septiembre se celebra el Día del Inmigrante. La fecha fue instituida por un decreto del gobierno del Gral. Juan Domingo Perón, en recuerdo de una disposición dictada por el Triunvirato en 1812. La idea que atraviesa este día es la del reconocimiento y valoración de los aportes de los inmigrantes que pueblan el territorio argentino. Si trazáramos un recorrido histórico, podríamos reconocer la presencia de distintos grupos de inmigrantes a lo largo de distintas épocas. Un inmigrante que va cambiando, que no es siempre el mismo, pero que conserva algunas características en común que, más allá de su lugar de procedencia, lo definen como tal.

 

Ya en 1853, y también hoy, con posterioridad a la reforma de la Convención Constituyente de 1994, el prólogo de la Constitución Nacional hace referencia a "todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino". El pensamiento de mediados del siglo XIX, en la voz de Alberdi, concebía a la inmigración como un factor de progreso, desarrollo y “cultura”, en tanto los inmigrantes introducirían hábitos de orden, buena educación, dedicación al trabajo. Estas ideas tomaron forma concreta, en distintas medidas que promovieron la inmigración, especialmente europea. Desde 1880 llegaron masas inmigrantes, principalmente enormes contingentes de españoles e italianos y, en menor medida, rusos, franceses, polacos, sirios y armenios, que sin saber muy bien a dónde se dirigían fueron tentados por la posibilidad de un destino mejor al que Europa, o su lugar de origen, les ofrecía. Factores económicos, sociales, políticos, entre otros, se entrecruzan explicando, en parte, este movimiento hacia América. Según los datos del censo de 1914, un tercio de los habitantes del país eran extranjeros, lo cual nos lleva a imaginar el alto impacto en los modos de vida, costumbres, tradiciones, idiomas, religiones, la creación de diversas instituciones (solidarias, deportivas, sociales, culturales, etc.), organizaciones, las influencias en el arte, las danzas, la arquitectura, las viviendas, la creciente urbanización, etc., a la vez que cierto malestar y resistencias. Tiempos difíciles. Los inmigrantes pelean por incluirse en una sociedad que no les da demasiados privilegios ni facilidades. Recordemos, por ejemplo, la huelga de los conventillos en 1907, que expresa una fuerte protesta contra los abusos de los dueños de los inquilinatos y las pésimas condiciones de vivienda, ligadas a los trabajos de baja calidad. Reclamo que el gobierno argentino reprime duramente1 . Cuestiones que atraviesan tanto la vida en esa época, como en la Argentina actual. A partir de 1930 se produce un importante, y continuo, movimiento de migraciones internas en Argentina. Este suceso está ligado, en sus primeros tiempos, al fin del modelo agroexportador como estrategia de crecimiento económico, y al creciente proceso de industrialización, en el marco de un nuevo paradigma económico y socio-histórico a nivel mundial. Estos factores contextualizan los desplazamientos de grupos poblacionales hacia las grandes ciudades, principalmente Buenos Aires y su periferia. Grupos que encuentran una hostil recepción, visible tanto en la expansión de las “villas miseria”, en tanto no se ha previsto ni resuelto el rápido crecimiento demográfico, como en el trato despectivo y discriminatorio que sufren los migrantes. “Historia de villas y pensiones, de sacrificios recompensados y de frustraciones, de solidaridades y de rechazos, de trabajo, de nostalgia… la historia de las migraciones internas es la historia de una experiencia difícil. Miles de provincianos llegaron a Buenos Aires. En qué medida cada uno de estos hombres y mujeres habrá visto.

 

Este breve recorrido pretende de algún modo historizar la problemática de la inmigración, poniendo de relieve que no se trata de un fenómeno nuevo, aunque a veces así se crea. ¿Cómo resuena hoy esta temática? Sin dudas, persisten las dificultades, las resistencias, el desarraigo, la nostalgia y también las esperanzas y oportunidades. Este asunto nos moviliza fuertemente como sociedad, ya que nos interpela en cuanto a nuestro origen, nos pone de frente a cuestiones difíciles -como la reciente crisis del 2001 y la partida de argentinos hacia otros países-; y nos cuestiona además como escuela, resignificando la idea de diversidad. El reconocernos diferentes supone otorgar valor a esas diferencias, cuidando de no ofrecer visiones edulcoradas de la realidad, que nieguen el conflicto como constitutivo de lo social o que oculten los procesos de desigualdad social (idea bien distinta a la de diversidad, en tanto se relaciona con la injusta distribución y acceso a bienes y servicios). El Día del Inmigrante en el Jardín También hoy nuestra sociedad recibe inmigrantes3 , entendiendo como tales a quienes llegan a un lugar para fijar su residencia permanente y que provienen de otras ciudades, provincias y países. En este sentido, cabe resaltar que nos referimos no sólo a quienes vienen de otros países, sino también a quienes se trasladan de un lugar a otro del territorio, buscando mejores oportunidades. La provincia de Buenos Aires, así como la Ciudad de Buenos Aires, centralizan la recepción de estos grupos migratorios, en tanto ofrecen mayores oportunidades de acceso al trabajo y a diversos servicios. ¿Quiénes son los inmigrantes o migrantes internos hoy? ¿De dónde vienen? ¿Qué los expulsa de su lugar de origen? ¿Qué los atrae al buscar residencia aquí? ¿Cómo se organizan para su llegada e instalación? El recordatorio del Día del Inmigrante puede ser una buena ocasión para indagar con los chicos de Jardín acerca de sus propios orígenes, cruzando sus historias familiares con las historias de la comunidad.

 

Uno de los propósitos formativos centrales del nivel inicial es enriquecer la mirada de los niños hacia el ambiente en el que viven, promoviendo que complejicen lo que ya conocen, avancen en su comprensión, y se interroguen acerca de lo que los rodea. Seguramente muchos jardines se encuentran en comunidades formadas por población que ha migrado. Les propondremos en esta ocasión hacer foco sobre ese aspecto de la vida social. Cuestiones a considerar para el armado de propuestas didácticas En primer lugar, es necesario que los mismos maestros realicen una mirada de reconocimiento hacia el ambiente en el que enseñan. ¿Quiénes son las familias del jardín?, ¿los vecinos?, ¿de dónde vienen?, ¿a qué se dedican aquí?, ¿qué costumbres de su lugar de origen conservan?, ¿usan algunos términos diferentes a los que solemos escuchar?, etc. Se trata, como adultos, de sostener una mirada curiosa y atenta de la realidad en la que nos movemos. Esta actitud habilitará en la sala propuestas de trabajo generadoras de aprendizaje, evitando en todo lo posible prejuicios y estereotipos. Al elaborar una propuesta de enseñanza sobre la temática de la inmigración y migración interna será necesario tener en cuenta las características de la población con la que se trabajará, en tanto resulta imprescindible contextualizar la tarea y adecuarla según las distintas particularidades de la comunidad. Se promoverá una aproximación a algunos aspectos de las vidas de las familias migrantes, habilitando instancias en las que la escuela abre un lugar a la palabra de sus protagonistas y recupera sus experiencias. Se podrá trabajar, por ejemplo, sobre el lugar de procedencia de las familias: sus costumbres, festividades, comidas típicas, danzas, expresiones artísticas, etc. A modo de sugerencia… Presentaremos diversas alternativas, a modo de pistas que pretenden orientar el diseño de un posible plan de trabajo. La necesaria participación de las familias Esta fecha ofrece una excelente oportunidad para armar proyectos en articulación con las familias, dando espacio para que cuenten, comuniquen, y participen de diversas formas. Suelen ser propuestas muy movilizadoras para las familias –y para los jardines,- que encuentran un espacio en la escuela para dar a conocer algo propio y considerado valioso. Esto resulta muy positivo también para los chicos, que muestran con orgullo “quiénes son”, cómo son sus familias, de dónde vienen. Así, es posible ver cómo algunas familias que no suelen responder encuestas o pedidos, se acercan esta vez a participar, en tanto se las convoca desde lo que son, lo que pueden, lo que hacen, lo que saben… Realización de entrevistas orales a informantes La estrategia por excelencia para indagar acerca de las historias de los migrantes es la entrevista oral, que permite recoger los testimonios de los informantes, sus vivencias, recuerdos, sentimientos… Las historias relatadas en primera persona pueden constituir una puerta de entrada a un determinado contexto, hecho, lugar, época. Es una tarea que implica un alto involucramiento afectivo de grandes y chicos, en tanto pone de relieve la propia vida de quien es entrevistado, en una instancia de intercambio entre dos generaciones. Será necesario preparar la entrevista con el grupo, apoyándose en la información disponible, y pensando qué les interesa conocer. A su vez, debe preverse cómo registrar el diálogo, de modo de contar con un material de trabajo que puede consultarse en distintos momentos. En este sentido, grabar la entrevista (o filmarla) suele ser muy oportuno, ya que al tratarse de un diálogo guarda la información -lo dicho-, y también los tonos, las pausas, los gestos y caras, los silencios… A su vez, debe acordarse con el entrevistado de qué se tratará su participación, sobre qué cuestiones girará la conversación, solicitándole, en lo posible, el aporte de fotos y objetos que contribuyan a dar algún soporte a sus palabras. Así, por ejemplo, un papá santiagueño podrá contar que en su provincia se acostumbra a bailar la chacarera, mostrando a los chicos su violín y tocando alguna pieza. Una mamá boliviana podrá mostrar cómo llevan a los bebés en la zona andina, cargándolos en la espalda envueltos en mantas. El objeto favorece que los chicos puedan construir representaciones acerca de lo que escuchan, facilitando su comprensión. Trabajo con imágenes Del mismo modo, las imágenes resultarán en este punto de gran aporte. Así los chicos podrán observar una foto en la que se vea, tal como Juan les contó, que sus tíos y abuelos, entrerrianos, llevan el termo bajo el brazo mientras caminan o pasean. O cómo acostumbran peinarse las nenas y mujeres grandes en las provincias del Norte y Bolivia. Si se van a solicitar fotos a las familias será importante cuidar algunos detalles. Es necesario precisar claramente la consigna, de modo que las familias entiendan qué se les pide: fotos en las que pueda observarse su lugar de procedencia (características geográficas, algún festejo típico, una reunión en torno de alguna comida tradicional, etc.). Se especificará también que envíen las fotos debidamente rotuladas, y que serán devueltas al finalizar el proyecto. Una salvedad no menor en relación con el trabajo con fotos y objetos familiares. Muchas familias que han debido abandonar su lugar de origen no han tenido oportunidad de conservar sus pertenencias y recuerdos, en tanto las mudanzas, traslados, condiciones precarias de vivienda, inundaciones, etc., dificultan el poder guardar, o atesorar, algunas cosas ligadas a la historia familiar. Esto responsabiliza al docente, más que nunca, en la obligación de garantizar que los chicos tengan acceso al trabajo de lectura de objetos o imágenes. Se buscarán los aportes de vecinos, grupos, instituciones, y de los propios docentes -según sea pertinente-, quienes podrán ofrecer en préstamos sus cosas. Diarios, radios, publicaciones… Para contextualizar las historias de vida contadas por los entrevistados se podrá entrecruzar la información con un relato más amplio, por ejemplo, consultando periódicos o publicaciones de la zona, de las colectividades o colonias; así como radios locales, que difunden noticias comunitarias y resultan un medio tan útil y valorado en poblaciones aisladas. Las publicaciones o la radio acercarán más información acerca de los grupos sobre los que se pretende indagar, a la vez que al contactarlas se promoverá una aproximación a los medios de comunicación propios de esa comunidad. Los chicos podrán leer y comentar las publicaciones en la sala, buscar distintas noticias, avisos, crónicas de algunos festejos, ver fotos; y también escuchar algún programa de radio, o visitar el estudio y entrevistar a quienes realicen programas comunitarios, indagando cómo consiguen la información, qué tipo de eventos cubren, etc. En la calle… Otro modo de indagar las historias de los migrantes es hacer un relevamiento de placas, monumentos, calles, plazas, murales, etc. que lleven nombres ligados a sus raíces, o los recuerden. Asimismo podrán visitarse algunas instituciones, clubes, organizaciones, en torno de las cuales algunos grupos migratorios se han nucleado. Podrán recorrer el lugar, indagar quiénes concurren allí, qué actividades pueden realizarse (culturales, deportivas, enseñanza de idiomas, danzas, etc.), qué nombre tiene y por qué… Actividades compartidas A lo largo del desarrollo del itinerario de actividades, las familias pueden ser convocadas en distintos momentos a hacer junto con los chicos. Se las invitará a realizar tallas en madera, cocinar, bailar, enseñar coplas, dichos, juegos, el significado de algunas palabras, leyendas, etc. En esta tarea compartida habrá ocasión de preguntar, relatar y fundamentalmente hacer con el otro. Museos escolares El trabajo con las historias familiares y comunitarias suele ser una ocasión propicia para el armado de museos escolares y familiares. Los objetos constituyen un testimonio de diversos modos de vida, ligados a las comunidades de origen de migrantes internos o inmigrantes. La preparación del museo supone un proceso de trabajo, en el que se promueven distintas maneras de aproximarse a las costumbres de un grupo migratorio. La secuencia de actividades articula el pedido de artículos a exponer, con su correspondiente ficha informativa (objeto, procedencia, fecha aproximada, uso); el trabajo en la sala de “lectura” de esos objetos; su selección y clasificación; la opción de consultar a sus dueños acerca de las características y funciones de los objetos; la preparación de un guión que dé sentido a la exposición (señalando qué ejes la organizan); el montaje de la muestra; las tareas propias del día o días de muestra, entre otras. Así se podrá organizar con los chicos la atención a los visitantes –compañeros de otras salas, familias, vecinos, entrevistados-, la preparación de folletos explicativos, el disponer un libro para recoger impresiones del público, prever que alguien tome fotografías del evento, y tantas otras actividades. Hemos presentado distintas propuestas, a modo de ideas, para que cada maestro arme su propio proyecto, acorde a su grupo y a la comunidad, enriqueciendo lo aquí planteado. Los convocamos a abrir las puertas del jardín.

 

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