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Los Herrera y la pasión por un oficio: 53 años de un legado que hoy mantiene en pie a Tintorería Esquel

Es la única tintorería que queda en la ciudad y una de las pocas vigentes en la Patagonia. Raúl Herrera nos cuenta cómo funciona el lugar y cómo afectó la llegada de las modernas tecnologías al rubro.

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- Por Maxi Cantero -

 

 

En esta nueva entrega especial, quise incursionar en un oficio del que ya poco se habla, pero que sigue siendo esencial para la sociedad; el de tintorero.

 

 

Para ello, me acerqué a Tintorería Esquel, ubicada en Rivadavia 420, donde cálidamente me abrió sus puertas Raúl Herrera (hijo) para comentarme cómo se trabaja en el lugar en el que vio a su padre consagrarse en el oficio.

 

 

 

Hoy es la única tintorería que queda en la ciudad y una de las pocas en la Patagonia. 

 

 

Rodeado de maquinaria de antaño y cientos de prendas listas para ser entregadas, Raúl me cuenta que el local abrió el 4 de marzo del año 1987 y fue inaugurado por su padre.

 

 

 

"Mi papá empezó como tintorero en 1969; luego fue empleado en la Tintorería Japonesa y de a poco compró máquinas hasta abrir sus propio local", recuerda, dejando en claro que se trata de un negocio familiar; "en los primeros años lo atendió solo mi papá y cuando termine la escuela comencé a trabajar con él". 

 

 

 

"Trabajamos con prendas que se pueden lavar o realizamos la limpieza al seco; sería con querosene; ese es el solvente que saca manchas más complicadas"

 

 

 

"La caldera que tenemos se alimenta con agua caliente y es la encargada de secar y quitar arrugas de la ropa. Las 15 prendas tardan aproximadamente una hora y media", me explica Raúl, destacando que "la época fuerte es en invierno porque los vecinos traen muchas camperas y tapados".

 

 

 

"En estos años el trabajo mermó mucho, hoy los lavarropas son distintos"

 

 

El arte de la limpieza y el planchado de la ropa para dejarla "como nueva", siempre fue el desafío principal de Tintorería Esquel. Para ello, se utilizan máquinas que ya no se fabrican: "Las que venden ahora no tienen la misma durabilidad. Además, ya no se consiguen repuestos y no hay quien las arregle".

 

 

 

"La ropa antes venía de buena calidad, hoy dura una o dos temporadas y ya no sirve. Antes los sacos de marca quedaban impecables, pero hoy los fabricantes abaratan costos y eso se nota".

 

 

El gasto mayoritario que generan estas máquinas, es de luz y gas, teniendo en cuenta la cantidad y el tamaño del mechero de la caldera.

 

 

 

"Siempre fui ayudante de mi papá", destaca Raúl, recordando a su padre, quien ya no está físicamente. Hoy le toca estar al mando de la tintorería y asegura hacerlo con total orgullo.

 

 

"Mi papá estuvo 53 años en el rubro trabajando con gente de Esquel y turistas que llegaban. Le hicieron reconocimientos por los años de trayectoria y por el cumplimiento en cuanto a los impuestos"

 

 

 

 

En época de pandemia, Tintorería Esquel estuvo durante un mes cerrada: "Cuando permitieron abrir, comenzamos a trabajar. Fue poco el movimiento, pero logramos subsistir con la jubilación de mi papá".

 

 

 

"Quiero seguir con el negocio familiar quizás hasta que me jubile, porque tengo toda la materia prima para hacerlo", asegura Raúl, mostrando orgullo al seguir con la tradición de la tintorería: "Espero hacerlo por muchos años más. Mi papá tenía más experiencia, pero yo le voy a poner todas las ganas".

 

 

"Abro el local de lunes a viernes de 9:30 a 13:00 y luego de 16:00 a 21:00; en ese tiempo logró trabajar con 20 prendas"

 

 

 

Raúl es, sin lugar a duda, un gran defensor del legado que le dejó su padre. Muestra pasión por el oficio y gracias a su perseverancia y constancia, mantiene en pie a la única tintorería que queda en la ciudad.

 

 

 

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