“El deporte me cambió la vida”

Antes del trasplante no conocía el deporte. Se dedicó ser madre y cuidar a sus hijas. La vida le puso un escollo grande que fueron los problemas renales y la madre estuvo para ayudarla. Beatriz Lino recibió de parte de su progenitora un riñón y éste riñón le salvó la vida. Claro que a partir de allí entendió la vida de otra manera, a partir de allí conoció a gente que pasó por lo mismo que ella y aprendió que el deporte es parte de la evolución de las personas.

Se sumó al grupo de trasplantados de Esquel y con el tiempo (o en verdad, con poco tiempo) se hicieron de grandes amigos.

La profesora Andrea de la Cerda es su guardia personal. La preparó para los juegos de la Salta y le quedó el gustito por competir y compartir.

Y se sumó a la organización de estos juegos que terminan hoy en Esquel, de estos juegos que generan conciencia de que “yo dono, tu donás... y él vive”.