Con la inmensa sensación de volar

Esquel tiene lugares fantásticos. Muchos se quedan asombrados de estos paisajes, al trasladarse en auto, caminando, corriendo o en bicicleta. Caminos y senderos hay muchos. Algunos más conocidos que otros, algunos más explorados que otros.

Por otra parte, Esquel tiene otros lugares fantásticos que solo se pueden ver desde las alturas, como lo hace un cóndor.

Y el parapente es el vehículo que más se asemeja a esta especie de ave que domina las alturas y que planea.

A partir del mes de diciembre dará inicio un nuevo curso de iniciación al Parapente, con la idea que quienes lo hagan puedan en un futuro tener un carnet habilitante como piloto.

En estos días, cuando prácticamente no hay nada de viento, muchas veces levantamos la vista hacia el Cerro 21 y encontramos algunos osados que se ponen a volar.

VUELO ESTRELLA

“Para nosotros en el Cerro 21 hacemos nuestro vuelo estrella”, lo destacó a la Agencia Esquel del diario EL CHUBUT, Matías Ruiz Liotti, quien es instructor de vuelo en parapente.

“Llevamos varios días seguidos de vuelo y queremos aprovechar todo este tiempo en el que no hay viento para disfrutar de este lugar fantástico”, aseveró además.

En el pasado mes de agosto arrancaron con el primer curso de iniciación y fue tal el éxito y el interés que tuvieron que diseñar un curso similar que arrancará en el mes de diciembre.

“Nos va a llevar todo el verano para formar nuevos pilotos para esta disciplina deportiva”, señalo Ruiz Liotti, quien reside en la localidad de El Bolsón.

Ante la consulta de cuáles serían las condiciones y los requisitos que debería tener una persona para realizar el curso de Parapente, el instructor señaló que “lo primero es tener muchas ganas de volar, sobre todo de volar junto a los cóndores, que son maravillosos”.

“También hay que tener un poco de estado físico, aunque no tanto, que es para poder subir a pie a varios lugares altos, como puede ser el Cerro 21 pero también se lo puede práctica en lugares de menor altura aunque no menos alucinantes”.

El curso de iniciación al Parapente que tiene una duración de tres meses, está desglosado en varios objetivos.

Según lo remarcó Matías Ruiz Liotti, el primer objetivo es el manejo del Parapente en la tierra, “digamos que uno aprende a volar en tierra”.

“Toda la primera parte del curso es en tierra, donde uno aprende los conceptos básicos del manejo del ala para luego lanzarse en el aire”.

SALTITOS DE POLLO

Tras casi dos meses de práctica hacen, lo que ellos llaman “saltitos de pollo”, donde se vuela algunos pequeños segundos, unos 10 ó 15 segundos en el aire y se aterriza, “para recién en el último mes del curso hacer los vuelos de altura”.

“Ahí tenemos varios despegues en la zona y estamos aprovechando la amabilidad de los pobladores que nos permiten entrar en sus estancias muchas veces para realizar estos vuelos”, remarcó además.

UN PASEO PLACENTERO

Además del curso, se pueden hacer vuelos de bautismos, aunque este por cuestiones de seguridad y manejo, no se lo hace solo sino con un instructor que va en tándem.

Precisamente este vuelo de bautismo se lo puede hacer en el Cerro 21 con una excursión que puede llevar no menos de tres horas.

“El cerro 21 es el vuelo estrella que tenemos, que es un vuelo de 20 minutos aproximadamente, donde despegamos casi desde la cumbre y aterrizamos en la zona del tambo o en la laguna Willmanco”.

“Aprovechamos estos días sin viento para que los vuelos sean placenteros, sin turbulencias, sobre todo en esta primera etapa de iniciación al parapente”.

El parapente permite estar en el aire un rato y todo depende de lo que quiera volar la persona.

“En un principio el vuelo de bautismo dura aproximadamente unos 20 minutos en el aire y toda la excursión, con la caminata y todo, puede llevar unas tres horas”.

Para los interesados en tomar el curso o realizar vuelos de bautismo en parapente (en este caso en biplaza con un piloto tándem) podrán consultar al wassap + 54 9 2944 579764.