La Dra. Bárbara Peñaloza -Abogada y Máster en Abogacía Digital y Nuevas Tecnologías- explicó qué hacer ante la situación de acusaciones graves que luego la Justicia resuelve de modo contrario, o ni siquiera llegan a presentarse, pero de igual modo producen duras consecuencias contra el acusado falsamente y su entorno.
Aún cuando es tentador identificar y acusar a quienes creemos cometen el mal, no es sano hacerlo sin algún tipo de ‘debido proceso’ que provea alguna garantía de estar diciendo la verdad y dar la posibilidad al acusado de defenderse.
Sin ello, lo que se busca hacer, es estimular las emociones públicas en contra de alguna persona o grupos de personas, y no en documentar cuidadosamente las acusaciones para que se haga justicia. Cuando no hay razón o sustento jurídico, hay escrache.
La Justicia funciona y es la única vía válida para probar un delito; cualquier “justificación” que se quiera esgrimir para no acudir a la ley no tiene validez.
Los casos de falsos escraches son muchos y se incrementan con consecuencias lamentables como lo sucedido hace unos años cuando Agustín Muñoz (18 años) se suicidó después de que su mejor amiga le realizara un escrache en las redes sociales por una falsa violación.
Los antecedentes de escraches datan desde la inquisición, de la época de caza de brujas y de la Alemania Nazi cuando se usaba esta metodología contra los comerciantes y profesionales judíos, con una estrella de David pintada de amarillo y negro en sus puertas y ventanas.
Contra esta modalidad la Dra. Peñaloza, logró dos fallos importantes, uno que involucra a Facebook Argentina; y otro contra una mujer que escrachaba a su ex pareja y que había sido condenada previamente por injurias. “Si he sido víctima de un delito semejante, como por ejemplo un abuso, lo ideal es ir a la Justicia”, indicó.
La letrada, especialista en Derecho Informático, fue noticia nacional cuando logró con un fallo, que la Justicia exigiera a Facebook Argentina, dar de baja una cuenta para eliminar contenido y fotos de tres menores de edad que no pertenecían a dichos menores. Se consideró que se lesionó la imagen de los menores.
Peñaloza también logró que se le impusiera un bozal legal a una mujer de 50 años que escrachaba a su ex marido y a su nueva pareja -a los que injuriaba y calumniaba- y ya había sido condenada por injurias. Esta disposición precautoria incluyó medidas de “hacer y de no hacer”: la injuriadora se vio obligada a borrar, de su Facebook, 24 publicaciones y, por otra parte, a futuro, no debería hacer publicaciones en las que haga referencia a los demandantes directa o indirectamente.
La demandada realizaba publicaciones en las que no nombraba a los demandantes, pero al agregar hashtags como #padreperfecto, hacía referencia directa a viejas publicaciones donde sí estaban identificados.
¿Qué hacer ante escraches por las redes sociales, sea de colectivos o de personas, más allá de lo que pueda resolver después la Justicia?
Según Peñaloza lo primero que hay que hacer es preservar la prueba. “Siempre hay que tener cerca un abogado especialista o escribano especialista que trabaje con un informático”.
Además, señalo que no alcanza con realizar una captura de la pantalla, “porque muchos de estos posteos, escraches y denuncias anónimas, nacen de una captura de pantalla que es falsa. No es muy difícil falsear una captura de pantalla. Tampoco es difícil falsear una conversación de WahstApp. Entonces siempre debemos chequear de dónde proviene esa captura”.
La letrada reiteró en una entrevista concedida a un medio nacional que lo ideal es hacer esto con un escribano y un informático. “La mejor manera o diría casi que la única por el momento porque no hay forma”. Añadió que en otros países están los que se llaman “terceros de confianza”, como en España donde hay una forma de hashear, se hace una captura de pantalla, y este “tercero de confianza” crea un hash, que es como un número que es como el sello de esa captura. Pero eso no lo tenemos aún nosotros.
Lo que sucede en la actualidad
Según la abogada “últimamente en la sociedad se ha gestado esta nueva forma de causar daño”. Agregó que en Mendoza- la letrada es mendocina-, “hace un año tuvimos el famoso hilo de Twitter que una chica abrió acusando de abusadores a un sinnúmero de jóvenes mendocinos, muchos de ellos menores de edad, a los cuales también representé en un proceso, y el daño que se ocasiona con esto es enorme”.
Entiendo, dijo “que hay un descreimiento de la Justicia, que es muy negativo, que siempre se está con que la Justicia es lenta, que no responde, cuando realmente yo como operadora del derecho puedo decir que no es así. A veces sí es más lento que un click en una red social, pero la Justicia sí responde, lo que pasa que una justicia inmediata y rapidísima veces no es justa. Tiene que tomar su proceso de análisis de la prueba de los hechos. Y a veces los resultados que la Justicia nos da, no son los que nosotros esperamos. Pero por algo es así.
Sobre los perfiles anónimos y las consecuencias del uso de los mismos explicó que “es muy simple hacer una publicación detrás de un perfil y creer que soy anónima y que puedo decir y hacer lo que quiera. Pero en realidad esto genera un montón de consecuencias legales y jurídicas.
Cuando estas personas son llevadas a la justicia por quienes han sido victimas, se dan cuenta de las graves consecuencias a las que deben enfrentarse: el delito puede ser una calumnia, tener por ello una condena penal o puede ser una amenaza, una coacción, extorsión, y tener por ello una condena penal mucho mas grave. También puede ser un simple hecho por el que se causan daños y perjuicios por una publicación de esa naturaleza, cuya reparación tendrá un gran costo económico”.
Sobre los menores de edad que son expuestos y atacados, explicó la abogada: “ Si he sido víctima de un delito semejante, como por ejemplo un abuso, lo ideal es ir a la Justicia, porque al ir a la Justicia no solamente se va a articular todo el mecanismo de investigación, sino que voy a tener contención profesional y voy a estar acompañada por profesionales para transitar un episodio tan doloroso y tan aberrante”.
“Siempre hay que recordar que los delitos son los que están tipificados en el Código Penal”, puntualizó Peñaloza y añadió que la tipificación debe ser justa, la conducta debe caer justa en el tipo Penal “no puede ser algo parecido a lo que yo considero que es un delito. Muchas veces considero que algo lo sentí como un delito y no fue así. Eso también es importante, comprender cómo es nuestro sistema penal”.
Agregó que “hay circunstancias en las que las mujeres se encuentran en una situación de vulnerabilidad mayor” y señaló que también se dedica al derecho de familia “y allí se advierte y es palmaria las distintas formas de violencia que han sido enumeradas en la Ley de Protección Integral de las mujeres. La violencia económica es la más común, la psicológica también, que son las que no se ven. Si hay una situación de vulnerabilidad en la mujer que requiere en los operadores del derecho, tanto los abogados como los jueces y los funcionarios, una perspectiva de género que es fundamental en situaciones de esta naturaleza”.
Destacó la importancia de que la justicia se aboque a estos casos “de real vulnerabilidad” y destine el tiempo y los recursos para acompañar estas mujeres que efectivamente están en una situación vulnerable. “Ahí si se requiere perspectiva de género y a veces no la advierto, tal vez porque hay tanto ruido hoy en día que los casos más graves son los que quedan más silenciados” puntualizó, recalcando que ”es bueno acudir a la Justicia, pero siempre teniendo en cuenta que ir a hacer una denuncia o una demanda es siempre, algo que hay que hacer con responsabilidad porque detrás de una denuncia que alguien haga, hay todo un andamiaje que se pone en funcionamiento. Lo ideal es que sean casos reales y no falsos, porque he visto muchas falsas denuncias no solo de mujeres sino de hombres también”