Por Karim Chelbi Camba
Hay un Jorge Criado que se levanta a la mañana, se pone los zapatos, el traje, la corbata y se va a trabajar a Tribunales, donde ejerce como juez. Sin embargo, el Jorge Criado auténtico es el que vuelve a su casa y se saca los zapatos, el traje, la corbata y agarra un instrumento.
Como él mismo lo dice, su vocación es la música en un 100% y en este Día Nacional del Músico nos cuenta sobre sus comienzos, trayectoria y la infinidad de instrumentos que aprendió a tocar.
Jorge nos recibió en el estudio de grabación de su hijo Nahuel. Luego, nos invitó a pasar a su casa -el perro no estaba muy contento- para subir las escaleras y entrar a su habitación en la que prácticamente no se puede caminar por todos los instrumentos que hay.
-¿Cómo comenzaste en la música?
En el caso mío, fue una vocación siempre. De hecho, hubiera querido ser músico y vivir de la música. La vida te lleva a otras cosas, soy abogado, juez, nada que ver con mi vocación realmente. Vivir en Esquel me ha permitido muchas cosas. Entre ellas, tener un hobby como el que tengo y que la gente lo tome bien. Yo ya tengo 57 años. En otros lugares quizás no se puede tener esa flexibilidad de que una persona que tenga un cargo pueda hacer algo. Yo lo hice cuando no era juez, nunca tuve ese problema. Siempre fui de la mano con el arte.
De muy chico me gustó la música por cuestiones familiares. Mi mamá canta muy bien, mi papá cantaba, tocaba la guitarra y recitaba. En una época, mi hermano se había fracturado una pierna y mi papá compró una guitarra, un bombo, para que se entretuviera. No había internet, televisión y había mucho tiempo que llenar. Ahí con la guitarra me empezó a surgir un romance interesante. Autodidacta, lamentablemente no he podido tener estudios formales de música. En ese momento, tenía un preceptor que ahora es mi amigo del alma que es Félix Baliente, también Rubén Austin que he admirado siempre por su voz; Néstor Martínez, el Chele Díaz. Es gente con 10, 15 años más que yo. Nos invitaban a un compañero y a mi y la vocación fue una manera de canalizar y me ha permitido escribirle canciones a Esquel, a mi esposa, a mi mamá, a mi papá, a mis hijos, a mis hermanos, a mi gente, a mis paisanos, a las comunidades. Es una manera muy linda de llegar a expresarte y me da un pie en la tierra muy firme después del trabajo que tengo que es bastante angustiante porque el fuero penal es muy complicado. La música es para mí una vocación y un cable a tierra importante.
-¿Qué instrumentos tocás?
En su momento, no había forma de tener instrumentos acá. La primera guitarra la compró mi papá, criolla, después compraron una guitarra acústica en Salón Alberto Neira que traía eso. También me compraron un charango y pará de contar. Tener un violín o lo que hay hoy, era imposible porque no había. Los instrumentos no eran tan caros como ahora, proporcionalmente. Después tuvimos la suerte de tener a Casa Ana Laura, eso fue una posibilidad. Nunca pude tener un teclado, sintetizador o piano hasta que empecé a trabajar y me pude comprar. Siempre empecé con todos tipos de guitarras. Con Omar Yagüe y su hermano hicimos una banda en Buenos Aires, tocaba guitarra eléctrica, acústica y pianos. Cuando volví, me gustaba mucho el violín pera era muy difícil. Me pude comprar uno y empezar a hacer las cosas solo y mal hace unos 20 años o menos. Intenté ir con Paz, pero aprendí tanto solo. Yo hago todo de oído, que es malísimo lo que estoy diciendo, pero me cuesta mucho. Intenté con otro grande de la música que es Martín Gutiérrez. Me dio un método rudimentario para mi, porque él es académico. Había enganchado bien y después no pude seguir y formarme. Tengo la deuda pendiente y cuando me jubile en 4 o 5 años me voy a poner a estudiar. Quisiera ver el tema de cuerdas y pianos.
Me he comprado banjos, mandolinas, acordeón, armónica, flauta, traversas, gaitas, todo lo que me cae en la mano trato de sacar algo y en mis grupos lo voy poniendo. Con Anabella tenemos algo más de blues, rocanrol e incursionamos en el bolero. Con Félix Baliente es más chamamé y con Rubén Austin es música patagónica. En todos lados tratao de poner algo, algún instrumento. Con Félix había empezado a tocar el acordeón y luego convocamos a Miguel Curaqueo y mi acordeón quedó al costado porque no se puede competir con él. Tocábamos cosas juntas. Mi parte de jugar con la música es tocar instrumentos. Me gusta cantar, pero siempre busco cantantes y trato de hacer la parte instrumental. Grabamos un disco que va a salir en Spotify, que mi hijo Nahuel hizo la parte de percusión que es lo que menos sé, aunque tengo ritmo. Hoy con la tecnología con una persona podés grabar 8 o 9 instrumentos y antes tenías que salir a buscar gente.
-¿Hay instrumentos que no sepas tocar?, recién mencionabas la percusión...
Percusión tengo de todo, porque lo que me gusta es comprar instrumentos. Me vuelvo loco. Yo lo compro. Nahuel es baterista, Anabella siempre ha cantado y empezó a estudiar con David Martínez en percusión. Me encanta comprar esas cosas. No necesariamente puedo tocarlas, porque termino tocando el piano o la guitarra con los grupos. Un instrumento que me hubiera gustado siempre y no lo pude cerrar fue un bandoneón. Tengo un acordeón muy bueno, pero no es el bandoneón. Un bandoneón no sé si lo compraré para empezar a tocar ahora, pero fue un instrumento que le tuve respeto de movida y me hubiese gustado poder estudiar.
-¿Qué significa compartir la vocación de la música con tu familia?
Todos cantan en mi familia. Mi hijo Nahuel es percusionista y estudió esto, porque el estudio de grabación es de él. Ayelén es psicóloga, no tienen nade que ver con nada pero canta excelentemente bien. Es muy buena cantante, pero no ejerce mucho. Numa que es mi hijo más chico, es un cantante maravilloso del estilo nuevo. Está estudiando el profesorado de inglés y canta muy bien. Nosotros nos reíamos con Chachi Gómez y Omar Yagüe porque parecíamos Peter Capusotto es un inglés dudoso. Anabella es una cantante maravillosa, pero no me da bolilla. Ella está enfrascada en la docencia y por ahora no es su tiempo se ve. Yo tengo mi propia familia que son mis amigos, Rubén Austin y Felix Baliente son mis hermanos. Hemos tenido siempre la posibilidad de recrearnos en la amistad adentro de la música. Con ellos compartíamos todo. Tener 40 o 50 años de amistad por la música, te da la posibilidad de hacerlos parte de tu familia. No me imagino la música sin estas personas que te acabo de nombrar.
-¿Qué música te gusta?
Soy bastante ecléctico. Me gusta todo. Cuando era chico, mi mamá tenía mucha clásica. Sin ser un conocedor, me gustaba mucho la música siendo chico. Radio Nacional era una ventana a todo, me gustaba mucho el folclore. Era fanático de Los Fronterizos, los Tucu Tucu. Me gustaba mucho eso. Cuando empiezo a escuchar otra música, nunca me gustaron mucho los Beatles, pero cuando escuché Deep Purple, Queen y a la vez me gustaba Supertramp, mucho. En el 70 y pico me volvía loco Pink Floyd, todo eso. No había un referente parecido acá, pero Vox Dei me gustaba mucho. Era muy rústico lo que sonaba, no había mucha calidad de grabación por eso me gustaba mucho Sui Generis, Pastoral. De todo lo de esa época, el tipo más centro de todo fue León Gieco, para mi. De ahí para acá, fui muy abierto. La música me hacía ruido por todos lados porque hacíamos rock y a mi me gustaba Los Palmeras. Hoy me parece tremenda La Delio Valdez. Siempre fui complicado y me gustó mucho el Chango Spasiuk verlo tocando con los rockeros. Gente como Divididos le hizo bien a la música, no tener prejuicios por ser del palo del rock o de otro.
El tango no me gusta nunca demasiado. Le tengo mucho respeto por Anabella que ha empezado a cantar. Mirábamos Grandes Valores del Tango, había cinco programas obligados y ese era uno. De ahí para acá, es complicado que te diga una persona. Hoy por hoy, pilares de nuestra música es Lito Vitale.
De hoy, me gusta aquello que le abre las puertas a tocar todo. En Esquel es así. Varios tocan en varios grupos y son distintos. Me gusta de siempre Omar Yagüe, varios cantantes como Pablo Mermoud. Tenemos solistas de instrumentos como Damián Duflós que tendría que estar de gira internacional. Miguel Curaqueo es un excelente acordeonista. Puyelli me parece muy serio en el piano. Soy fan de Martín Gutiérrez. Me gusta un estilo de música que es de los cristianos evangélicos. Sergio Lavados, Beto Sepúlveda, Alexis Sepúlveda, Pato Lefiñir, chicos que les das un bajo, una guitarra, una batería y todo tocan bien.