El esquelense que pisó Malvinas y conoció la contracara de la guerra

Al ir como operador y guía de excursionistas a bordo de un crucero inglés, Martín pisó el suelo de Malvinas y vió un poco de cómo es la contracara de los que allí viven y ven el conflicto con nuestro país. 

Tiene un recuerdo muy fuerte de la Guerra de Malvinas, ya que en el año 1982, cuando él tenía alrededor de 6 años, vivía con su familia en Puerto Deseado, relativamente cerca. Por lo que tiene memorias de ese momento. Además de vivirlo en las escuelas también.

"Lo viví de cerca, me acuerdo de los soldados, mi papá fue médico voluntario en el conflicto. No fue a las Islas, pero estuvimos en la Patagonia. Me acuerdo de ir con mi abuela y con mi madre a llevarle pasamontañas tejidos por ellas, y pan y tortas fritas a los soldados". 

 

Todo lo relacionado con Malvinas tiene un componente muy fuerte para él, como para todos los argentinos, más aún cuando estuvo en ese suelo y tuvo la oportunidad de visitar varios museos. En el Puerto Stanley, como le llaman los ingleses al Puerto Argentino, los bares están cargados de reminiscencias de la guerra, con armas colgadas o lanzacohetes y armamentos de la guerra. 

Al estar allí pudo observar un poco lo que es el otro lado de la campana y ver cómo los ingleses también tienen muy a flor de piel el conflicto, pero con una mirada diametralmente opuesta a la nuestra. Para ellos fue una invasión de Malvinas por parte de la Argentina y hablan de la liberación por parte del Ejército Británico, una visión chocante para un argentino, pero que la respeta.

"Así que fue una mezcla de sentimientos. Pero pude caminar por unas playas increíbles ahí cerquita y ese paisaje tan particular que tiene Malvinas, por supuesto que me recordaba, y atrás de cada roca, en cada playa, y cada vez que miraba el horizonte, no paraba de pensar en lo que tantos chicos y compatriotas pasaron en ese momento ahí y lo que fue el conflicto, lo que significó para tanta gente, fue muy fuerte en todo sentido. Después terminé remando y disfrutando' del lugar. Charlando incluso con nativos de las islas". 

 

A pesar de ser el único argentino entre un montón de gente de otros lugares del mundo, hizo todo su esfuerzo para no pasar desapercibido: se puso su boina, sacó los mates y cuando estaba remando sacó su bandera argentina. 

Recuerda que al caminar por las islas notaba la tensión relativa al conflicto: había caricaturas sobre los soldados argentinos, su participación, carteles de las minas que quedaron del conflicto. De hecho, al recorrer los supermercados notó que no hay ningún producto argentino ni nada relacionado con nuestro país.

"La mirada de ellos es que todo lo malo de la guerra fue por culpa nuestra. Obviamente ellos lo tienen a flor de piel, pero siempre en contra nuestra, con una mirada no amistosa con Argentina". 

 

Estuvo sólo un día y medio en Puerto Argentino, pero en ese corto tiempo pudo percibir que la mirada de los ingleses está muy clara para ellos de cómo fueron las cosas, claramente en total desacuerdo con nuestra posición y nuestros sentimientos al respecto.