Cosas del destino: el asesino se encuentra alojado en una cárcel de la ciudad que tiene el mismo nombre que el apellido de su víctima. Tal vez, eso le haga peor que el reclamo de estar alejado de su esposa, quien encabeza un reclamo para que sea trasladado a un lugar más cercano y pueda visitarlo sin tener que gastar 100 mil pesos en un viaje en micro de casi 24 horas.
La información dice que Jorge Néstor Mangeri, el ex portero del edificio de la calle Ravignani al 2360, el asesino de Ángeles Rawson, todavía viste el buzo polar que lo convirtió en un símbolo del crimen argentino. Sin embargo, en los últimos meses, otras cosas cambiaron en su vida.
En diciembre último, Mangeri -condenado a prisión perpetua por el femicidio y abuso de la joven de 14 años cometido en junio de 2013 una pena que fue confirmada por la Corte Suprema, cinco años después del hecho- fue trasladado desde el módulo 1 del penal de Ezeiza, donde pasó la última década preso, al nuevo pabellón de ofensores sexuales del penal de Rawson, en Chubut, confirmaron fuentes tanto oficiales como cercanas al femicida. La paradoja del principio.
La medida lo separa de su esposa, Diana Saettone, que vive en el Conurbano bonaerense, a 1500 kilómetros de distancia, con quien continúa en pareja hasta hoy; Saettone -que sostiene la inocencia de su marido, a pesar de la doble ratificación de la condena- siempre tuvo una parte activa en la defensa de Mangeri y lo visitó regularmente en Ezeiza.
El costo económico es evidente: un pasaje de ida desde Retiro en un micro semicama, con casi 24 horas de viaje, supera los cien mil pesos. Saettone, sin un trabajo en blanco, percibe una pensión. El ex portero, por su parte, trabaja en la cárcel patagónica por el sueldo tumbero por tareas menores, con aportes en blanco, que le envía a su mujer.
La medida del traslado sorprende a los habitués del caso Ángeles. El ex portero había sido durante la última década un trabajador dedicado en la cárcel de Ezeiza, rara vez conflictivo, en un intento de replicar en la jaula su vida antes del crimen. Había, incluso, iniciado sus estudios en el CUE, el centro universitario de la cárcel, donde cursaba la carrera de sociología, con buenas notas. Sin embargo, algo se habría desgastado en el pabellón, entre otras situaciones que llevaron a una fuerte baja en la nota de concepto del femicida.
Una fuente oficial al tanto de los pormenores de su encierro desliza: “No tenía más lugar. Había rotado por donde tenía que rotar. No tenían dónde ponerlo, primero por la relación con sus compañeros. Segundo, por su condena”. Así, fue enviado al pabellón de delincuentes sexuales de Rawson. “A veces se cree que está por encima del sistema”, dice otra fuente que conoce la actual vida de Mangeri en prisión.
Lo cierto es que además de otros delincuentes famosos como “Mameluco” Villalba, Martín Espiasse, y algunos que pasaron y fueron trasladados como los protagonistas del motín de Sierra Chica, ahora Mangeri pasó a ser un “habitante” más de la Unidad 6 de máxima seguridad donde suelen trasladar a delincuentes a los que la justicia quiere ver lo más lejos posible.
Con información de Infobae