Leonel Loyola, vecino del barrio 9 de Julio en Comodoro Rivadavia, vivió este jueves una situación insólita. A las 9 de la mañana, un hombre ingresó a su domicilio sin forzar ninguna de las puertas y, en pocos minutos, se llevó una bicicleta nueva que aún no había podido estrenar y que todavía está pagando. Lo más llamativo del caso es que, antes de huir, el ladrón dejó una bolsa con tortas fritas sobre la mesa del patio.
Según relató Loyola, el delincuente accedió al patio a través del portón y entró al interior de la vivienda como si fuera un conocido del lugar, aprovechando que la puerta trasera había quedado sin llave. “Venía con una bolsita de tortas fritas, que se ve que le habían regalado en alguna panadería de la zona, y las dejó arriba de la mesa”, contó la víctima.
Luego, se dirigió directamente hacia una cámara de seguridad que los propietarios utilizaban para monitorear desde un celular. La movió para apuntarla al piso y se llevó el teléfono que servía como monitor, posiblemente creyendo que con eso eliminaba toda evidencia.
Sin embargo, la cámara ya había registrado parte del recorrido del ladrón. En las imágenes se lo ve saliendo del domicilio con una bicicleta rodado 29 marca Venzo, de cuadro mediano, que Loyola había adquirido recientemente para hacer ejercicio. “Todavía ni siquiera la había usado”, lamentó.
El robo ocurrió mientras los moradores dormían. “Mi mamá estaba en su habitación, yo también. Pasó al lado de los dos, como si fuera alguien más de la casa. Yo tengo el sueño liviano, pero esta vez no escuché nada”, relató Loyola, aún sorprendido por la audacia del intruso.
El ladrón no dejó señales de haber forzado ningún acceso. Ingresó por una puerta trasera que estaba abierta y salió por el portón principal, el mismo que cerró cuidadosamente detrás de sí antes de irse pedaleando. “Es lo que me decía la policía: parece alguien del entorno, porque conocía cómo moverse adentro y lo hizo con total tranquilidad”, explicó.