En este día, se marca un hito en la historia de la salud: se abandona, en Argentina, la vacuna Sabin para la poliomielitis o polio, y se pasa a la nueva Salk, una vacuna inactivada.
En nuestro país, los brotes de polio en la década del 50 afectaron a miles de personas: la enfermedad podía causar la muerte, parálisis severa o graves problemas en el sistema nervioso. Hoy, está en camino de ser, luego de la viruela, la segunda enfermedad erradicada a nivel mundial.
Todo comenzó con Jonas Salk, que presentó resultados de investigaciones con un virus "muerto" o inactivo al Comité de Inmunización de la Fundación Nacional para la Parálisis Infantil. Al mismo tiempo, su colega polaco, Albert Sabin, estaba desarrollando una vacuna a partir de un virus vivo, ya que, en su momento, se creía que así se garantizaría la inmunidad durante un periodo más prolongado.
Sabin era casi una década mayor que Salk. El primer enfrentamiento entre los científicos se produjo en 1948: en una conferencia, el científico Thomas Turner habló sobre la posibilidad de un nuevo acercamiento a la cuestión, algo diferente al enfoque tradicional. Salk, que venía pensando en la cuestión de los virus inactivados, apoyó a Turner: Sabin, con todo su prestigio, le respondió; “Dr. Salk, debería conocer más en profundidad el tema para poder intervenir”.
Ambos, Sabin y Salk, hicieron sus estudios prácticamente en simultáneo. Sabin hizo las primeras pruebas en él mismo, sus familiares y su equipo de investigadores, y con los detenidos de una cárcel cercana. Salk ya tenía en curso el uso de su vacuna, en particular, en Estados Unidos, por lo cual Sabin se dirigió al Ministerio de Salud de la Unión Soviética para hacer sus estudios.
Además de la facilidad para la aplicación, ya que era oral y no intravenosa, la vacuna Sabin tenía la ventaja que quienes la recibían ya no podían contagiar la poliomielitis. Así, esta fue la más usada a nivel mundial.
En la actualidad, la transmisión continúa en tres países: Afganistán, Nigeria y Pakistán. En América, la enfermedad se determinó como erradicada en 1994; en el Pacífico Occidental, en 2000; en Europa, en junio de 2002; y en Asia Sudoriental, en 2014. El 80% de la población mundial vive en regiones libres de polio.
Por qué se regresa a la vacuna Salk
La vacuna Salk, con el virus inactivo, tiene menos posibilidades de generar complicaciones derivadas de la aplicación de un virus vivo. La vacuna Sabin oral contiene el virus de la polio atenuado y, en zonas donde la cobertura de vacunación es baja, podría producir focos de contagio. No es posible que la Salk genere nuevos contagios en países con menos recursos de salud.
En Argentina, el año pasado, sorprendentemente, hubo nuevos brotes de otra enfermedad: el sarampión. Estos brotes fueron causados por falta de vacunación en ciertos sectores del país. Se teme que esto empeore, por inconvenientes en el sistema de salud, pero, además, por la determinación de algunos padres de no vacunar a sus hijos. En particular, esta enfermedad continúa vigente en Buenos Aires, donde se reportan casos recientes.
“Esto nos tiene que sostener un nivel de alerta”, explicó Mariela Brito, la jefa del Departamento de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles de la cartera sanitaria chubutense. Escuchá sus palabras, donde que nos explicaba el hito que significa el cambio para la salud del mundo y de nuestra provincia.