En Esquel la solidaridad se respira. En diciembre parece acentuarse, aunque está presente siempre; el mes es propicio para recuentos, emociones, reflexiones, festejos y también ayudar a que otros que nos importan.
En nuestra ciudad, la ayuda desde diferentes ámbitos se ha vuelto necesaria. El contexto económico no favorece y para muchos se complica la alegría. Un egreso puede trastocar el júbilo en tristeza cuando ni siquiera hay unos zapatos o ropa que, aunque no sea nueva, hace que al llegar a esa instancia se decida no asistir a celebrar logros alcanzados con no menor esfuerzo. También están aquellos que miran la navidad de lejos, sin tener nada o muy poco para compartir en esa mesa familiar, eje de las fiestas.
Solo dos ejemplos muy ilustrativos de carencias no resueltas y políticas fallidas, de las cuales voluntades anónimas y sin otro interés que ayudar al otro, se han hecho cotidianas y necesarias en nuestra ciudad.
Si en Esquel se dice trabajar desde el Estado por una ciudad donde primen los eventos, que rompa con la estacionalidad y a la vez se conozca el destino; esta podría ser una convocatoria válida y diferente y, seguramente, para nada cuestionada como ha ocurrido con otras polémicas iniciativas.
En el contexto actual con una marcada crisis económica y social que afecta a todo el país y que, incluso, transciende las fronteras, el fortalecimiento de la solidaridad es indispensable. Trabajo escaso y pobreza creciente no se resuelven en un día. Los que tienen menos acceso a bienes materiales y vulnerabilidad en derechos tales como alimentación, educación y salud, necesitan ayuda.
En Esquel ponerse en los zapatos del otro ha crecido mucho en aquellos que ven lo que no se puede ocultar y generalmente ayudan sin espera reconocimiento, salvo la ganancia del placer de dar. Otra cosa es - para desde quienes ejercen la política - calzarse los zapatos para caminar un poco y estar dispuestos a escuchar y mirar; minimizando egos, con menos fotos que ya no dicen nada y mayor disposición a intervenir donde se necesite.
El cuidado mutuo que surge con espontaneidad es más sencillo y llega a más personas si viene acompañado de soluciones políticas donde el bienestar de la comunidad significa unirnos como pueblo respetando la individualidad y diversidad; es recordar que cuando se asume un acuerdo es para cumplirlo, es saber que la navidad tiene sentido si se hizo todo lo posible para que promover el desarrollo colectivo y social, sobre todo, de los que tienen menos recursos.
Que esta navidad nos inste a pensar más en el otro o, al menos, a brindar por aquellos que si lo hacen.
¡Felices fiestas!