Esta semana el Gobierno Nacional presentó una nueva línea de billetes y el presidente del Banco Central de la República Argentina defendió la decisión de mantener al papel de $1000 como el de mayor poder de compra.
Cabe mencionar que los nuevos papeles que recuperan las figuras de José de San Martín o Manuel Belgrano, e incorporan nuevos nombres como Martín Miguel de Güemes o Juana Azurduy, reemplazarán a la serie ilustrada con fauna autóctona que había introducido el Banco Central durante la gestión anterior.
En relación a esto, el Banco Central de la República Argentina decidió no emitir un billete de mayor denominación, y mantener el papel de $1000 como el de mayor poder de compra. Por lo que, el presidente del BCRA, Miguel Ángel Pesce, defendió este criterio, negó que se trate de una decisión destinada a no convalidar la inflación y brindó un argumento sorpresivo.
“Es para estimular los medios de pago electrónicos”, planteó el presidente del BCRA.
Su decisión despertó los rechazos y las observaciones, porque el actual billete de $1000 representa alrededor de US$8 al tipo de cambio oficial y su poder de compra se evapora con la inflación, en un proceso que genera mayores costos logísticos, de almacenamiento de billetes, operativos y complicaciones en las transacciones de mayor volumen.
Lo cierto es que al ser todos los insumos para la confección de los billetes importados, tanto el papel, la tinta, como los hilos de seguridad, y al necesitarse cada vez mayor cantidad (para pagar un sueldo por ejemplo de 100.000 pesos hacen falta 100 billetes de mil pesos, pero harían falta 10 billetes de diez mil o 5 billetes de veinte mil, que seria el equivalente al de cien dólares estadounidenses) ya se han gastado mas de ciento setenta millones de dólares en la confección de billetes que se podrían haber utilizado para hacer mas de 100 escuelas.
Por otra lado, el titular del BCRA se refirió a la suba de la inflación en el último semestre y analizó el efecto negativo de la invasión de Rusia en Ucrania sobre la dinámica local. “A principios del año pasado y de este es que hemos tenido shocks de precios de las commodities, especialmente de alimentos y de energía. Esto ha sacudido los precios relativos y ha acelerado la inflación”, dijo el funcionario.
De todas formas, Pesce se mostró optimista para el corto plazo. “Estamos viendo es que en mayo deberíamos tener desaceleración de la inflación y nadie está previendo que este fenómeno se revierta más adelante. Esperamos una desaceleración en los próximos meses”, afirmó.
En cuanto a la política monetaria y las decisiones del BCRA, Pesce habló sobre el escenario macroeconómico argentino y sostuvo que hay características particulares en el país que, según el funcionario, complejizan el abordaje de la cuestión inflacionaria.
“En los países centrales y de la región, en la relación del crédito al sector privado y el producto está en el 100%, 60%, 40%. Por eso, la suba de la tasa de intereses en esos países tiene impacto sobre la inflación porque afecta la demanda agregada. En Argentina esta medida no resulta suficiente y sus efectos son relativos”, planteó el funcionario, sobre una estrategia que también implementa el BCRA.
En ese contexto, Pesce sugirió a los plazos fijos UVA como recurso para la inversión. “No le puedo garantizar eso. Lo que yo si le garantizo es que desde el comienzo de nuestra gestión en el Banco Central se obligó a los bancos a ofrecer a los ahorristas minoristas el plazo fijo UVA+1 y quien ha invertido en ese plazo fijo durante toda nuestra gestión le ha ganado a la inflación y ha podido proteger sus ahorros”, dijo.
“Si usted quiere proteger sus ahorros de la inflación, invierta en el plazo fijo UVA+1 que los bancos están obligados ofrecer y está en todos los home banking de los bancos del sistema”, concluyó.