Por Emir Henriquez
Patricia Urrutia es una docente jubilada de la ciudad de Esquel. Estuvo dialogando con Red 43 y nos comentó cómo fueron sus inicios en la docencia, cuáles fueron las sensaciones que descubrió trabajando en distintos niveles, qué tipos de experiencias complementaron su formación y porqué sus alumnos significaron mucho para ella durante su trayectoria.
A partir de la niñez descubrió su vocación. Cuando era una niña le gustaba jugar a la maestra enseñándoles a leer y a escribir a su hermano menor y niños vecinos de su barrio.
"Cuando era muy chiquita me preguntaban que iba a ser cuando era grande y yo decía: “Maestra”".
Realizó su secundario en la escuela del Magisterio de Esquel, “una escuela de avanzada para ese momento”. La rutina de los estudiantes se caracterizaba por “estar todo el día” en el instituto. A la mañana cursaban materias y a la tarde asistían a los distintos talleres artísticos. Los profesores y los espacios recreativos le mostraron a Patricia la magia de enseñar, es decir, “la belleza de poder trasladar algo a alguien y que lo aprenda”.
“Hay muchos profesores que me marcaron. Ahí uno va descubriendo y enamorándose de la tarea de enseñar”.
En el año 1986 finalizó sus estudios secundarios recibiéndose de maestra. A los 19 años comenzó a trabajar de suplente en instituciones primarias de Esquel y alrededores, como en la escuela 24, el Salesiano, 114 (Lago Rosario), entre otras.
Después de dos años de suplencias, llegó a la conclusión que le gustaba tratar con los niños pequeños. Por esta razón, decidió anotarse en el profesorado de nivel inicial y, en 1989, empezó a trabajar de maestra jardinera descubriendo “la belleza del nivel inicial” y divirtiéndose con sus alumnos.
De muy chica también le apasionaba el mundo del arte. Sus papás la incentivaban y apoyaban dándole el dinero para comprar los materiales de dibujo y pintura. Su vocación artística la siguió puliendo en los talleres de Griselda Cea, y en 1989 estudió en la Escuela Polivalente de Arte.
Su ámbito profesional se fue complementando a lo largo de los años con distintas experiencias. En 1995 comenzó a estudiar la Licenciatura en Comunicación Social de la Facultad de Comodoro Rivadavia. “Cuando fui a estudiar comunicación descubrí un montón de cosas que se complementaban con lo que venía haciendo como docente, como educar la mirada, el discurso, lo que se dice. El mundo de la docencia es muy lindo pero si no lo complementas con algo más se empobrece”, expresó Urrutia y agregó que tuvo un breve acercamiento a los medios de comunicación trabajando como movilera en Radio Fénix.
“Las experiencias que viví fueron enriquecedoras y eso aporta a lo que soy, de alma docente”.
A partir de 2005 encaró la docencia en los institutos de nivel superior en Esquel, trabajando en un espacio vinculado con el desarrollo profesional docente. “Empezamos a generar propuestas de formación. En general fueron todos en la literatura infantil”.
En las instituciones, además de dictar clases, llevó a cabo distintas actividades recreativas con otros profesores y para sus estudiantes, como obras de teatro, elaborar pequeños libros, crear cortos de animación, entre otras. “Siempre fueron experiencias enriquecedoras y que quedan grabadas en los chicos. Las enseñanzas no pasan solo por el contenido, sino por la actividad colectiva, la convivencia, el conocerse, el poder producir con otros”, destacó.
Uno de los pilares más importantes y valiosos que formaron parte de su trayecto por la docencia fueron sus alumnos ya que “son los que te devuelven”. “En jardines me divertía mucho. Los chicos empiezan tímidos, en el primer cuatrimestre vas aportando cosas y a fin de año son otros nenes. En el secundario también, el mundo de los adolescentes me encantó. Mis alumnos me motivaban a ir a dar clases, generalmente no faltaba mucho a las escuelas”, recordó Urrutia.
“Encontrarme con chicos que fueron mis alumnos, que se acerquen, te den un abrazo, te cuenten que están haciendo y ver que tocaste la vida de alguien para bien, eso es el regalo más grande”.
Patricia no solo es una apasionada de la docencia y el arte, la literatura también la enamora completamente. Sus maestros y su familia le inculcaron la magia de los libros. “Cuando leo me meto en las historias, es como viajar a distintos mundos. Son recorridos que voy haciendo, descubro autores, con la literatura infantil descubro ilustradores. Es un camino que no tiene retorno”, contó Urrutia considerando a literatura como “un juego que tiene que ver con enamorar a otro”.
“Soy una apasionada de lo que hago”.
En relación a la literatura, la docente ha brindado junto con otros colegas seminarios en escuelas y centros culturales, volcando su admiración por los libros y abordando historias que le apasionan y desea compartirles a aquellas personas que les interesa este ámbito.
Después de 35 años trabajando como docente, Patricia se jubiló en 2021. De todos modos, continúa dando talleres de literatura en jardines o bibliotecas de institutos, “es una manera de devolver un poquito lo que uno recibió”.
“Me jubilé de las escuelas pero sigo dando charlas y comparto con colegas. Ahora me dedicaré un poco más a viajar, pintar y aprender otras cosas que por ahí no había hecho por los tiempos”, concluyó.
Agradezco la colaboración de Patricia Urrutia con el material fotográfico para la nota.