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24 de Marzo de 2023
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La historia detrás de la foto: "Con 20 años sostuve el megáfono con el que Hebe le hablaba al mundo"

A 47 años de la última dictadura cívico militar en Argentina. Walter "Chapa" Fernández, vecino de Trevelin, relata el secuestro de su tío y cómo este trágico acontecimiento fue el motivo de su acercamiento a Madres de Plaza de Mayo.

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Walter "Chapa" Fernández, vecino de Trevelin y trabajador del Parque Nacional Los Alerces, en diálogo con Red43 relató su historia familiar, marcada por el secuestro de su tío durante enero de 1978.

 

A 47 años de la última dictadura cívico militar en Argentina, Walter contó cómo este trágico y triste acontecimiento lo marcó en su vida y fue el motivo por el cual se acercó a las Madres de Plaza de Mayo. 

 

 

Tiempos oscuros y de silencio

 

El vecino de Trevelin recordó sus primeros 10 años de vida en Berazategui mientras transcurría la dictadura cívico militar que le arrebató a su tío.

 

"En el año '76 en Argentina y en otros países de Latinoamérica hubo una seguidilla de Golpes de Estado.  No era la primera vez, antes también hubo proscripciones, asesinatos políticos, injusticia social. Yo tenía 10 años, era un nene de barrio, de casa humilde y veía preocupado a mi papá", sostuvo.

 

"Mi familia venía de Mendoza y estaba integrada por mi papá, mi tío, mi tía, mi abuelo y abuela. Mi papá trabajaba para el Estado y en el '76 se empezaron a ver conductas, silencios. Veía a mi papá esconder libros y hasta quemar una bandera argentina. Yo no entendía, parecía que la vida sucedía de manera normal pero uno sentía que algo pasaba", relató.

 

Con los años, Walter descubrió que su padre y su tío estaban preocupados y asustados por lo que estaba sucediendo en las calles de Buenos Aires y todo el país.

 

"Mi viejo hablaba mucho con mi tío porque tenian una manera de entender el mundo según sus conceptos políticos, ideológicos y resulta que mi tío era peronista y mi viejo un filo socialista con admiración por Agustín Tosco"

 

"En 1978 un llamado telefónico le avisa a mi viejo que a las 3 de la mañana del 8 de enero una patota de policías del Ejército se había llevado secuestrado a mi tío.

 

Rodolfo Edgardo Fernández vivía en Villa España, en Berazategui y tenía 38 años cuando fue secuestrado por los militares. Construía su casa y los sábados se dedicaba a ayudar a las y los niños del barrio con sus tareas escolares. 

 

"Los policías entran de golpe, le pegan un culatazo y le preguntan si era el negro José. Él, herido y golpeado, responde que no, que se llamaba Rodolfo. En ese momento a mi tía y mis dos primos los encierran en el baño y a él le seguían pegando. Vaciaron la casa, robaron las pocas pertenencias que tenían y se lo llevaron", contó Walter.

 

"Habían helicópteros alumbrando la casa, personas con armas largas en el techo de la casa,  tipos artillados en la calle apuntando.  Después no supimos más por un tiempo, fue un golpe para la familia. Vi el dolor en mi viejo y yo todavía no me daba cuenta de lo que estaba sucediendo", agregó.

 

Walter recuerda a su tío como un segundo padre que lo acompaña a lo largo de toda su vida. 

 

 "Un ser hermoso, mi segundo papá, mi ángel, un tipo que aún hoy me da concejos desde el recuerdo. Han pasado muchos años y sigo teniendo el impacto histórico y emocional de haber compartido con un ser excepcional que fue Rodolfo Edgardo Fernández".

 

 

 

 

Su acercamiento a Madres de Plaza de Mayo

 

Años más tarde y tras el secuestro de su tío, Walter y su padre comenzaron a reunirse los jueves con numerosos familiares de detenidos desaparecidos en la Plaza de Mayo. Allí pudo conocer a las madres y abuelas que reclamaban por la aparición con vida de sus hijos y nietos. 

 

"Se corría la información de que en la Plaza se juntaban a preguntar dónde estaban los desaparecidos y luego se transformó en la consigna. Preguntaban dónde estaban, pedían que aparezcan y que expliquen por qué se los habían llevado y a dónde", contó.

 


 

 

"Yo tenía pánico cuando fuimos a la Plaza de Mayo.  Así fue como conocí a las Madres e ingresé a ese mundo del que no salí nunca,  a pesar de que hoy estoy viviendo en Chubut para siempre. Empecé a conocer sus historias y qué les pasó. En ese momento eran muchísimos los familiares, era un mundo nuevo que me contenía, que no conocía y que de a poco me iba haciendo parte", dijo.

 

 

"Las viejas" y la foto del megáfono

 

Walter tenía aproximadamente 20 años cuando comenzó a participar de forma activa en la ronda de los jueves de las Madres de Plaza de Mayo para exigir información sobre su tío y acompañar el pedido de numerosas personas que no sabían nada acerca de sus familiares detenidos. Esto le permitió tener un vínculo más concreto, empático y cercano con las Madres a quienes afectuosamente denomina como "las viejas".

 

Lo que aconteció en su familia lo llevó a organizarse junto a otros y otras, formando parte del FPDH -  Frente de Apoyo a los Derechos Humanos para denunciar y visibilizar los abusos y la vulneración de derechos durante el periodo más oscuro de la historia argentina. 

 

"Nos encontrábamos en la casa de Madres de Plaza de mayo. Empecé a participar, nos juntábamos, pintábamos, hacíamos volantes y el engrudo para hacer las pegatinas, listas de seguridad antes de salir porque nos reprimían o nos metían presos. No eran tiempos fáciles. El ir todos los jueves hacía que nos conociéramos, era una familia", recordó sobre su militancia.

 

 

Recordó que en uno de los jueves de Plaza tuvo la posibilidad de sostener el megáfono que utilizaban las Madres para gritarle a la sociedad las injusticias que se estaban cometiendo en el país.

 

"Ese día fue muy emotivo, muy simbólico. Con 20 años estaba sosteniendo el megáfono con el que Hebe le hablaba a la sociedad, que a lo mejor no se escuchaba a más de 50 metros, pero Hebe le hablaba al mundo y su palabra trascendía a otros continentes. Al final fue así porque a las madres se las conoció en todo el mundo por el coraje cívico de salir cuando era una locura".

 

 

 

 

"Las Madres salieron en el peor momento cuando nadie salía, cuando era más fácil someterse a la complicidad como hacían lamentablemente los dirigentes políticos", dijo.

 

 

Un nuevo 24 de marzo 

 

En el marco de un nuevo 24 de marzo, Día por la Memoria Verdad y Justicia, el vecino contó qué significa para él esta fecha de conmemoración.

 

"Me sensibilizo más. Me visitan mi tío, mi viejo y mis compañeros. Me emociono, pasan los años y uno elabora, duela y no olvida", sostuvo.

 

Asimismo, brindó un mensaje final para valorar la importancia de vivir en un sistema democrático y para decirle nunca más al terrorismo de Estado.

 

"Siempre le digo a mis hijos que estudien y sean felices, que lo demás no importa. No se queden sin abrazar, sin decir un te quiero porque uno no sabe si mañana se va a despertar, y va más allá de las épocas históricas de la dictadura militar, como aprendizaje abracen ahora".

 

"Entiendan que en la historia del pueblo argentino y de tu familia pasaron cosas que trascienden lo que uno pudo hacer para evitarlo, pero de ahora en más tenemos que evitarlo. Tenemos que tener empatía, comprender al distinto. Valorar la Democracia que así débil, imperfecta y con tantos parches es mucho mejor a tener falcon verdes que van sin patente y matan a las personas porque son estudiantes, porque están enseñando a leer en una villa, o porque se organizaron para defender la patria de una dictadura militar con distintos métodos", concluyó.

 

 

 

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