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05 de Abril de 2023
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Sergio Ongarato en Firma y Aclaración: Balance de gestión, desafíos y su futuro político

En el primer programa de Firma y Aclaración, Ricardo Bustos charló con el intendente de Esquel, Sergio Ongarato. ¿Será su último año de gestión? ¿Cuál es su balance y su autocrítica? 

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En el programa inaugural del año de Firma y Aclaración, visitó los estudios de Red43 el intendente de la ciudad de Esquel, Sergio Ongarato. Cerca de las elecciones, nos comentó sus logros y decepciones, y cuáles son sus ideas para el futuro.

 


¿Será este tu último año de gestión?

 

Puede ser, hay que ver cómo se dan las condiciones políticas internas de Juntos por el Cambio. Quizá no lo sea, pero, hoy por hoy, estoy planteando que es buena la renovación, y que tiene que haber una alternancia de personas. La gestión cansa mucho, por lo menos como la concibo yo. Son muchas horas que uno le dedica, mucha energía. En esta segunda gestión, muy compleja desde todo punto de vista, arrancamos con la pandemia; después la pospandemia, que fue compleja. Ahora un nivel de inflación altísimo, que complica absolutamente todo. Es muy desgastante, uno quiere llegar, y consigue los recursos para dar una solución a los vecinos, pero cuando llega el momento de firmar, de contratar y ejecutar ya no te alcanza el dinero. El estado tiene una burocracia que en algunos casos es excesiva: en otros está bien, pero los trámites demoran.

 


En lugar de seguir en política, ¿estarías en condiciones de volver a tu profesión como arquitecto, y a la docencia?

 

La docencia la extraño, por momentos, el trabajo con los chicos. Un estudio de arquitectura tarda en hacerse de clientes, pero tranquilamente podría estar: me mantengo actualizado. Lo que no puedo actualizar ahora son los costos: cuando tenía mi estudio sabía cuánto costaba una bolsa de cemento, una barra de hierro, una chapa. Hoy, la verdad, uno no sabe, cambia permanentemente. 

 

La política tiene muchos desafíos personales y colectivos. A mí me gustan los desafíos, pero si no se da, no me voy a deprimir.

 

La arquitectura me apasiona y volver al estudio a trabajar de arquitecto también es algo que me gustaría. Como intendente adquirís experiencia en cosas que pueden ser de utilidad, para empresas o para el mismo estado. Pero, hoy por hoy, sigo siendo intendente hasta fin de año. Tengo la cabeza puesta en eso. Es muy difícil salir de eso cuando hay demanda de los vecinos permanentemente y cuando los problemas empiezan a aparecer.
 

 


¿Qué conversación tuviste con Nacho Torres?

 

Yo concibo mi trabajo político hoy dentro de Juntos por el Cambio. Radical, de la UCR, pero dentro de Juntos por el Cambio, que es lo que la gente está pidiendo. La gente no quiere que vaya el Pro solo por un lado, la UCR por otro, o volver, como quieren algunos nostálgicos, a la vieja Lista 3. Hay que adaptarse a los tiempos que estamos viviendo y la gente quiere que seamos alternativa a lo que pasa en provincia y nación. Mi obligación es tratar de unificar esto. Hago el mayor de los esfuerzos para convencer a los que no quieren ser parte. Hablamos de cómo está el candidato a intendente de Trelew, de las dificultades internas, del fantasma del adelanto de las elecciones y de unificar Juntos por el Cambio, para ir con una propuesta única de cara a las elecciones generales y no desgastarnos en una interna.

 


¿Te imaginás compitiendo con Tacetta por la intendencia?

 

Podría ser una alternativa. Yo no creo que sea lo que la gente necesita de Juntos por el Cambio. Sea Tacetta o sea yo, o alguna otra persona, yo tengo una historia en política de muchas internas muy fuertes, muy desgastantes, y después termina ganando el justicialismo. Nos pasó en el año 99 en Esquel y en 2003 en provincia. Por eso hago todo el esfuerzo para convencerlos de trabajar por la unidad.

 

Si nos diferenciamos ideológicamente, o pensamos uno blanco, otro negro y otro rojo, vamos a una interna y dirimimos. Pero si es una cuestión de nombres y apellidos, eso hay que resolverlo de otra manera. 

 

Hay un solo sillón para intendente y uno solo para gobernador, no podemos ser cinco los que vayamos ahí. Se debe ver quién tiene mayores condiciones para ganar la elección.

 


Yo siempre pensé que la interna es buena porque es el método democrático en el que mayor cantidad de gente participa.

 

Si pensamos distinto, sí: si hay diferencias notorias. Yo veo una diferencia sustancial entre Gerardo Morales, Larreta y Patricia Bullrich. Entonces, bueno, lo dirimimos. Son distintos: el que siente lo mismo que yo es Larreta, es jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires y con él tuve muchas reuniones, he firmado hasta convenios. Con Bullrich es otro estilo, es algo totalmente distinto: que no sé si no es lo que necesita el país, alguien muy firme. En la presidencial, no estoy definido todavía: aún falta. Con Gerardo Morales he tenido charlas muy cortitas.
 

 


Dijiste “a mí la arquitectura me apasiona”. Como arquitecto, si no fueras intendente de la ciudad de Esquel, ¿no te da pena a veces la ciudad?

 

No, darme pena, no. La ciudad está como todas: por ahí es algo que no se nota tanto, pero hemos hecho pavimento, estamos alrededor de las 100 cuadras en estos 7 años. Para mí, es poco, hubiera preferido mucho más. No alcanza. Tenemos un plan de bacheo: normalmente, un pavimento tiene 15 años de vida útil, pero hay algunos que están por los 30 años o más. Es lógico que se vayan rompiendo. Una de las cosas que destacan los que vienen a Esquel, turistas y algunos funcionarios, es lo bien que están las calles, comparando con otras ciudades. A veces nos quejamos y está bien que seamos exigentes. Se viene hablando hace mucho tiempo de rehacer la avenida Ameghino.

 

En la situación en la que estamos ahora, nacional y provincial, las obras de pavimento empiezan a quedar de costado.

 

Hay otros momentos en que se consigue más fácil el financiamiento. En Buenos Aires te dicen que es suntuario, que hay que llevar agua y cloaca. Pero yo explico que Esquel tiene un porcentaje altísimo de cobertura de agua y cloacas. Yo no necesito eso: necesito el pavimento, porque lo otro ya lo hicimos. Es una discusión que tenemos: mientras tanto, el financiamiento no te lo dan. Conseguimos otras cosas: una de las que yo pedí, junto a Julio Otero (hay que reconocerlo, de otro espacio político), es la ruta entre Trelew y Esquel, que se está repavimentando en muchos sectores. Está muchísimo mejor. La ruta 259 está pendiente. Me dan las mismas explicaciones que yo doy de las obras municipales: en un contexto de 100% de inflación anual, es muy complejo hacer una obra.

 

Vos hacés un proyecto y decís “esta obra vale 100”. El día que firmaste ya vale 110. Ya estás 10 abajo. Cuando llegó el dinero y licitaste, sale 130. El primer certificado de obra sale 140. ¿Quién paga esa diferencia? Ahí empiezan los problemas, porque aún estando el dinero para cubrir eso, burocráticamente es difícil. El día que cubriste los 40 de diferencia, ya estás atrasado de vuelta. Así pasó con la ruta 40, con la 259, con el aeropuerto. Realmente, hoy, hacer obra, es muy complejo.

 

Hemos conseguido algo fundamental. Estamos al límite con la capacidad de la toma de agua: pero logramos, trabajando en conjunto con Santiago Igon, nuevos desarrollos. Intuyo que habrá, en estos momentos, algún problema presupuestario, como suele haber. Todavía está en la parte de contaduría de la provincia. La semana que viene viajaré de vuelta a Rawson y veremos qué pasa con esta obra.

 

No es tan vital como el transformador de energía: la ciudad creció, y estamos al límite. Fui a Rawson a gestionar y lo mínimo que vale son 2 millones y medio de dólares. Se está trabajando, lo hemos llamado al ministro, he ido yo, ha ido la Cooperativa. El riesgo es que, si ese transformador se quema, estemos 24 o 48 horas a oscuras. Hay un transformador igual al actual y en buen estado, pero no está en funcionamiento. Si se corta la luz, comercios, empresas, obras, la municipalidad misma, no pueden funcionar. El riesgo está latente y venimos hablando hace tiempo. Yo me enteré en enero de este año, no lo tenía en el radar de las cosas urgentes de Esquel. Cuando me entero, me avisan que ya está al límite, casi al 100% de su capacidad, lo cual es malo. Buscamos alternativas técnicas y la provincia dice que lo vamos a hacer.

 


Con Igon también anunciaron las conexiones de gas para Valle Chico.

 

Cuando se empezó esta gestión, hablamos con Camuzzi y dijeron que las 700 viviendas de Valle Chico están dentro del cálculo realizado. Hoy, uno de los grandes problemas es invertir en Esquel: desde el primer día de gestión me puse a buscar inversiones, en Buenos Aires, en Rawson. Hablé con Das Neves, con Arcioni. Uno de los problemas que había en ese momento era la falta de gas. Por ejemplo, para un hotel en Esquel, tenés energía eléctrica y agua, pero gas no hay. Sorprendía que el gobernador de un partido político y yo de otro pidamos lo mismo. Logramos que la primera parte de la repotenciación del gasoducto se haga y se inaugure. Eso destrabó alrededor de 20 mil conexiones. Pero ya se cubrieron. El gobierno de Macri compró equipos para inyectarle más presión al gasoducto: en la provincia de Santa Fe están diciendo que los traigan a Chubut, pero el gobierno nacional es el encargado. Estuve con el secretario de hidrocarburos, que conocía muy bien el tema, y dijo que en seis meses iba a estar todo preparado: pero ahora mencionó que hay problemas presupuestarios. Y con un 100% de inflación anual es muy difícil planificar estas obras grandes. El temor mío es que, de golpe, el día que vayamos a usar esos equipos, hayan ido a otro gasoducto.
 

 


Si miramos hacia atrás, desde que asumiste hasta el día de hoy, ¿qué hiciste bien y qué hiciste mal?

 

La parte de infraestructura es una de las cosas que logramos, más que nada en la primera gestión. En la segunda arrancamos con la pandemia, es una realidad, y después, presupuestariamente, fue muy complejo. Pero empezamos a embellecer el centro comercial de Esquel, que es como si en tu casa embellecieras el estar, el lugar donde está todo y pasás un buen tiempo. Hicimos algo en el centro, una obra que era más ambiciosa al principio, pero eso hizo que se revitalice. Hoy hay otras obras más prioritarias. Hicimos pavimento, mejoramos el ingreso de Esquel, la parquización. Me han criticado mucho por decir que me dedico a embellecer y no a otras necesidades, pero para una ciudad turística tenés que tener muy bien la entrada. La importación de aspersores está cerrada, entonces hay veces que se nos han secado las plazoletas: hemos trabajado en gestiones como el aeropuerto, los pluviales de Esquel, la primera etapa del gasoducto que se inauguró, la gestión de la planta de líquidos cloacales; hoy se está haciendo el proyecto en el Ejecutivo. En algún momento va a salir, y cuanto más cerca de la concreción, es mucho más fácil.

 

Hay muchas cosas que no han salido bien: algunas decisiones que tuve que tomar en cuanto a funcionarios, secretarios, que no tomé en su debido momento y que después me significaron dolores de cabeza. He sido el intendente que más secretarios ha cambiado: otros han renunciado por cuestiones personales, pero en otros casos, he pedido renuncias. Algunas veces ha sido tarde, debió haber sido antes. La situación social es muy compleja: donde más secretarías hemos cambiado es en desarrollo social. El Centro de Día también es un problema realmente complejo. El año pasado necesitó 36 millones de pesos para funcionar: 26 los puso la municipalidad y 10 las obras sociales, y eso no debe ser así. Yo insistí varias veces con concesionarlo. Tendría que haber buscado otra forma de gestionar el funcionamiento. Tiene que funcionar, pero a la Municipalidad le cuesta mucho dinero, y mientras esté en la órbita municipal, no es bueno que el coordinador o director cambie a cada rato.

 


Si tuvieras la oportunidad de ser intendente de nuevo, ¿qué harías distinto?

 

Yo encararía la gestión de los espacios públicos, donde circulamos todos los días. No cambiaría la actitud: yo soy así, como intendente uno no puede enojarse mucho. Estuve enojado con los concejales en su conjunto y en mi discurso reciente muchos mensajes fueron para concejales que han sido ministros.

 

Ellos desconocen su origen partidario y que estuvieron en la misma boleta que Arcioni. Uno tiene que hacerse cargo también de estas cosas, y no jugar a no tener nada que ver.

 

Hay cosas que pasaron y cosas que podría haber recibido Esquel, que no se hicieron. Fueron parte del gobierno y tienen una mayor facilidad de llamar por teléfono antes de que las cosas pasen, para evitar problemas. Eso lo hace generalmente un concejal cuando es del mismo color político que el gobierno provincial. Pero, en nuestro caso, parece que eso no ocurre.