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07 de Junio de 2023
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Leandro "Pupe" Wengier: Una vida dedicada al comercio, al deporte y la política

Leandro "Pupe" Wengier, una figura emblemática en Esquel, reconocida por su larga trayectoria como comerciante, dirigente deportivo y político abre las puertas de su vida, compartiendo su pasión por su familia y vivencias en estos ámbitos.

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En una nueva emisión de Firma y Aclaración, Leandro Wengier habla sobre su vida, su familia y su trayectoria como reconocido comerciante de la ciudad, su participación en la dirigencia deportiva en distintas oportunidades y su paso por la política como diputado. A sus casi 82 años, ya no trabaja en el negocio y se dedica a disfrutar de su familia, que tanto orgullo le da.

 

 

Nacido en Buenos Aires, pero radicado en Esquel desde muy temprana edad, “pupe” se convirtió en un nombre conocido y respetado en la comunidad. "Cuando era chiquito, mi papá me decía así, del Irish. Y me empezaron a decir todos así. Me empezaron a conocer por Leandro en el momento en que le puse al negocio", recuerda con una sonrisa en su rostro.

 

 

La historia de Leandro está entrelazada con la migración de sus padres, un polaco y una rusa, quienes se conocieron en Buenos Aires y decidieron construir su vida en Esquel. Junto a sus tres hermanos, Leandro creció en esta hermosa ciudad patagónica, forjando fuertes lazos con su comunidad.

 

 

“Mi papá vino a Esquel en el año ’39. Cuando se casaron, mi mamá estaba en Buenos Aires, se casaron por poder, a distancia. Mi mamá me cuenta que estaba con una amiga en el cine y le preguntaba ¿estaré casada o no estaré casada?”.

 

 

En su juventud, Leandro emprendió su formación académica en Buenos Aires, pero pronto se dio cuenta de que su verdadero hogar estaba en Esquel. "No pude seguir, extrañaba mucho, de todo un poco, la vida en Esquel, los amigos, la ciudad, es que me crié acá", confiesa con nostalgia en sus palabras.

 

 

 

El amor también llegó a la vida de Leandro cuando menos lo esperaba. Conoció a su esposa, Susana, en Buenos Aires y, a pesar de no estar buscando una relación, supo desde el primer momento que ella era la compañera de vida que estaba destinada a tener. "Ya llevamos 51 años de casados", revela con orgullo. Juntos, formaron una hermosa familia con cinco hijos: Alejandro, Gustavo, Laura, Claudia y Diego, de los cuales tiene 8 nietos.

 

 

“¿Qué me llamó la atención de ella? No sé. Ya llevamos 51 años de casados. Después de 5 o 6 meses que la conocí, yo sabía que era justamente que era la mujer apropiada para vivir junto a mí, y ella debe haber considerado lo mismo. Conversamos después que yo quería tener hijos, ella quería tener varios hijos y así fue”.

 

 

El destino de los hijos de Leandro tomó caminos diversos, pero siempre cuentan con el apoyo incondicional de sus padres. Uno de sus hijos, Diego, reside actualmente en Estados Unidos, lo cual representa un desafío emocional para Leandro y su esposa. "Es muy doloroso. Posiblemente más doloroso para él que para mí", admite con sinceridad. A pesar de extrañarlo, reconocer que su hijo está viviendo una vida plena y exitosa en el extranjero.

 

 

La política también ha formado parte de su vida al desempeñarse como diputado. Aunque confiesa que la ha sufrido en ocasiones, reconoce su importancia y el deber de involucrarse. Sin embargo, abandonó su carrera política y regresó a su negocio, decepcionado por la falta de consideración hacia sus opiniones. "Ese es el pensamiento que tengo yo, considero que a la política no va la persona más capacitada y la persona con deseo de hacer más cosas", explica con convicción.

 

 

“En una reunión en el comité, di 4 o 5 opiniones y mis opiniones no servían, me dijeron que yo no entendía nada. Entonces cuando me dijeron eso, dije me voy a ir a mi negocio, porque ahí sí entiendo y voy a tratar de trabajar bastante, para poder ganar dinero y pagar mis impuestos, porque con esos impuestos se les paga a los funcionarios iluminados, que son los que nos hacen el desastre que están haciendo para poder llevar el país a la situación a la cuál lo están llevando. Me levanté y me fui, quedó un silencio absoluto”.

 

 

 

Pero si hay algo que ha brindado a Leandro un inmenso placer en la vida, es su incursión en el deporte. A los 17 años jugaba al básquet en el Club San Martín, pero reconoce que los deportes grupales tienen gran dificultad para prosperar en esta ciudad, “de repente surge, progresa, llega a un nivel determinado, se cae y otra vez aparece un grupo de padres que te lo hacen surgir nuevamente”, y comenta que quienes más se destacan quizás son los que se desempeñan de manera individual.

 

 

 Luego fue acompañando a sus hijos a medida que iban creciendo, involucrándose en la dirigencia del deporte que estuviesen realizando. Primero en el Club Slalom cuando comenzaron a esquiar, trabajando con las familias del club para que los chicos llegaran a tener un nivel competitivo. Más tarde se repitió la historia con el básquet en el Club San Martín.

 

 

“Habían logrado un nivel competitivo de excelencia. Jugamos la Liga Nacional B, no estábamos capacitados basquetbolísticamente para poder continuar, pero en aquél entonces jugamos con equipos importantes: con Gimnasia y Esgrima de La Plata, con Estudiantes de Olavarría, con Ciclistas de Junín, y teníamos que viajar a Buenos Aires y volver, era muy caro”.

 

 

 

El amor y orgullo que tiene por su familia es lo más importante que tiene en su vida, admirado de ver crecer a sus nietos, que comenta que son buenos chicos y les dan mucho cariño. Por último, el  patrimonio que les deja a sus hijos y nietos como un valor invaluable para que cuiden es su apellido, “Yo estoy muy orgulloso, es sinónimo de honestidad y transparencia. Así como estoy muy orgulloso de mis 5 hijos”.

 

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