Esta planta trepadora, conocida por su facilidad de mantenimiento y rápido crecimiento, requiere atención específica cuando se trata de su riego. Te explicamos todo lo que necesitas saber para mantener tu potus saludable.
El secreto del riego correcto
El potus prospera con una humedad constante pero no excesiva. Evitar el encharcamiento es fundamental para prevenir la pudrición de las raíces, un problema común si se excede en el riego.
La clave está en observar el sustrato: regar el potus cuando los primeros 5 centímetros de tierra estén secos al tacto. Esto suele significar un riego regular, pero no diario, especialmente durante los períodos de crecimiento activo de la planta.
¿Cómo riego mi potus?
Cuando llegue el momento de regar, es bueno usar agua de lluvia o agua tratada para evitar acumulación de minerales del agua de la canilla, que pueden afectar negativamente a la planta a largo plazo.
Añadir suficiente agua hasta que comience a salir por los agujeros de drenaje de la maceta.
Además de sus necesidades de riego específicas, el potus es una muy buena opción decorativa para interiores. Sus tallos trepadores pueden alcanzar más de 20 metros de longitud, lo que le confiere un aspecto distintivo y elegante a cualquier espacio.
Se puede colgar para que se luzca o dejarlo trepar por estanterías y muebles, siempre asegurando de brindarle una iluminación indirecta y cercanía a una ventana para mantenerlo feliz.
El potus también se destaca por su resistencia a la sequía, lo que lo convierte en una planta ideal para aquellos que desean una opción decorativa que requiera poco mantenimiento. Además, su capacidad para adaptarse a diferentes ambientes y formas de presentación lo convierte en una elección versátil y estéticamente atractiva.
O.P