En diálogo con Red43, Nicolás Nagahama, director de la Estación Experimental Agroforestal del INTA Esquel, y Eduardo Miserendino, ingeniero agrónomo de la Agencia de Extensión Rural del INTA Esquel y coordinador de un proyecto regional sobre la valorización de sistemas agroalimentarios, explicaron el desarrollo tecnológico que promete optimizar el uso del agua en cultivos bajo cubierta: un sistema de riego automatizado con inteligencia artificial (IA).
El proyecto, impulsado por jóvenes egresados de la Escuela Politécnica en colaboración con el INTA, comenzó como parte de una práctica profesionalizante. "Cada año, los estudiantes buscan realizar un proyecto aplicado. En este caso, dos grupos se acercaron al INTA con propuestas para mejorar la producción hortícola mediante tecnología", relató Miserendino.
Uno de los proyectos propuso desarrollar un sistema de hidroponía casero, mientras que el otro presentó la idea de automatizar el riego en invernaderos mediante sensores de humedad de suelo. El INTA les brindó un espacio para que pudieran hacer pruebas en un entorno productivo real.
Con el acompañamiento técnico del INTA Esquel, los estudiantes lograron ajustar el sistema y comenzaron a mejorarlo. Gracias al apoyo de iniciativas de promoción para emprendimientos juveniles dentro del propio INTA, formaron cinco equipos y, una vez recibidos, continuaron el desarrollo en Buenos Aires, articulando con la cátedra de Horticultura de la UBA, que les facilitó el uso de invernáculos.
“Ellos siempre nos consultaban sobre las necesidades reales de las plantas y los factores que determinan la evapotranspiración. Con esa información, el equipo se fue perfeccionando”, explicó Miserendino. Así fue como desarrollaron un sistema con sensores que monitorean constantemente variables como la temperatura, la humedad del suelo y las características del cultivo y la zona. Todo esto permite calcular la demanda hídrica diaria, optimizando el uso del agua en regiones donde este recurso es escaso.
El sistema también incluye una función predictiva: a medida que se instalan más equipos, se recolectan más datos, lo que permite estimar la cantidad de agua necesaria para los próximos seis o siete días, lo que resulta en un ahorro aún mayor. Este avance será clave para cultivos protegidos como el de frutillas, ya que el equipo se instalará en julio en proyectos ubicados en la cordillera y la estepa.
Además de reducir el consumo de agua, el sistema también tiene aplicaciones para el control de heladas, algo vital para cultivos más intensivos. “Ya hay un equipo instalado con ese fin”, detalló Miserendino. El equipo está listo para el mercado: actualmente cuentan con cinco unidades y, con una inversión próxima, planean fabricar más.
Lo destacable es que el sistema es accesible en costos y, a diferencia de otros programadores de riego automáticos del mercado, cuenta con sensores que monitorean múltiples parámetros clave para la producción. Funciona conectado a Wi-Fi o 4G, y permite al productor saber con precisión cuánta agua se utilizó en toda la temporada.
Por su parte, Nicolás Nagahama subrayó que se trata de un producto verdaderamente innovador: “Permite optimizar el uso del agua en lugares donde es un recurso limitado. Además, posibilita la automatización total del sistema. Desde un celular, el productor puede abrir o cerrar válvulas, conocer la temperatura dentro del invernáculo y controlar todo el sistema desde su casa u oficina”.
Finalmente, destacó la buena recepción por parte de los productores. “Estuvieron muy abiertos a probar este desarrollo. Ya se instalaron dispositivos en campos reales. Ahora viene la etapa de ver cómo reciben el producto terminado y cómo se adapta a sus necesidades”.
C.S.