Acarrearon ejércitos completos y hasta defienden las majadas de los predadores, pero ahora a un productor agropecuario de Chubut se le ocurrió que la cría de burros para consumo permitiría, a aquellos ganaderos que remataron todas sus ovejas por el avance del puma, tener una alternativa económica antes de abandonar sus campos. “Cuando saqué las ovejas, de un campo que no es para vacas, empecé a ver qué posibilidades había, y ahí surgió el tema del burro como un comodín entre la oveja y la vaca”, declaró Julio Cittadini, un productor que tiene un campo cerca de Punta Tombo, una península ubicada en la costa atlántica de la provincia, que se encuentra a 110 kilómetros al sur de Trelew.
Explicó que “no quería dejar todo solo por una cuestión de que, cuando querés acordar, está todo destrozado”. Su realidad es similar a la de tantos otros ganaderos de la Patagonia, y en este último tiempo “tuve que dejar totalmente la producción ovina, porque los depredadores me estaban dejando sin hacienda, era una cosa tremenda, entonces decidí desactivar la producción ovina”.
Entonces, la producción de burros para consumo surgió como una opción, y Cittadini contó que hoy tiene unos 100 burros en su campo, de los cuales 70 son hembras con cría al pie: “Ya tengo en este momento un remanente de 30 animales, pero eso no es suficiente, por supuesto. La idea es conseguir la habilitación de un matadero y empezar de a poco, porque esto es una situación que no va a ser masiva de golpe”.
Para evitar la clandestinidad, el productor confirmó que, junto a otros dos productores, gestionan la habilitación de algún frigorífico local, para que les permitan llegar al menos a distintos puntos de la provincia de Chubut. “Queremos comercializar en forma legal, para que no ocurra como el guanaco, que tienen que andar todo de contrabando”. Y añadió: “Ustedes han visto que la carne de guanaco tiene una muy buena aceptación en la gente, una por la calidad de la carne y otra por el precio. Bueno, con el burro va a pasar algo parecido, con la diferencia de que puedo asegurarles que la carne del burro es bastante superior a la carne de guanaco en cuanto a calidad”.
Este ganadero estimó que a faena se van a llevar animales de entre un año y medio a dos años, pero además se debe hacer una selección genética para arribar a especímenes con mayor aptitud carnicera, porque “en burros hay varias razas y en el país están muy mezcladas”. Por lo tanto, se está detrás de un “biotipo carnicero”. Cittadini aseguró que estos animales “tienen una carne más blanca que la del yeguarizo; no carga tanta grasa, y la grasa que tiene es una grasa blanca, de mucho mejor calidad y sabor”.
En cuanto a la capacidad de carga sobre los campos patagónicos, se destacó que la relación es de 5 a 1 con la oveja: donde antes pastoreaban 5 ovejas, lo puede hacer 1 burro. Así, un productor que tenía un campo con capacidad de sostener unas 1.000 ovejas podría criar unos 200 burros.
“Lo ideal sería que se prendan varios productores, porque es una actividad muy interesante que podría suplantar a la oveja en muchos campos que hoy quedan abandonados. Entonces no solo sería interesante como negocio en sí mismo, sino también como un factor de repoblamiento”, destacó este hombre que abrió el debate con un posteo realizado en sus redes sociales el pasado 4 de julio, cuando afirmó: “Reconversión o abandono del campo. El puma no puede con el burro”. La publicación la acompañó de una serie de imágenes de “burros carniceros” y su uso en campos donde ya es imposible dedicarse a la oveja. Adelantó que “en este momento estamos con el Ministerio de la Producción haciendo las gestiones para conseguir la habilitación de un matadero local, para que podamos hacer la faena ahí y poder hacer la distribución en la zona”.
Y el tema no es para nada alocado, teniendo en cuenta que la carne de burro es demandada en varios países del globo y que tanto Perú como Bolivia ya están en tratativas para exportar el producto al mercado chino, un destino con una población superior a los 1.400 millones de habitantes.
Fuente: LU20