28 de Enero de 2021
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Juan José Ale: "El principal responsable de la muerte de mi papá es el juez"

El hijo del exjefe de policía condenado por abuso sexual de dos menores explicó por qué realizará una denuncia al juez, la fiscal y el jefe de policía del Chubut.

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Juan José Ale, el hijo del exjefe de policía condenado por abuso sexual de dos menores, comenzó un proceso de denuncia contra el juez Orlando, la fiscal Hernández y el jefe de la Policía del Chubut por el fallecimiento de su padre.

 

La denuncia surge a raíz de que, debido a la edad del condenado, la familia había solicitado la prisión domiciliaria, pero esta no fue brindada. Por lo tanto, Ale fue llevado a la Comisaría Primera, donde había casos de coronavirus. Se presume, por lo tanto, que el contagio se produjo allí, y es por esto que la familia de Ale decidió iniciar el proceso.

 

Es por ello que decidió contar su versión de los hechos, y es la siguiente:

 

Obviamente mi familia ha quedado muy golpeada, muy devastada por esta situación. Insisto en lo que siempre insistimos y en lo que hablé con mi papá, cuando me fui a despedir con él, porque ya estaba muriendo: mi papá es inocente, siempre lo fue, es una injusticia absoluta la que hicieron con él. Y bueno, por ese mismo motivo, y porque además me lo pidió y es mi deber como hijo, voy a seguir la denuncia y la investigación de su muerte hasta las últimas consecuencias, aunque me lleve años. No me voy a detener en esto, porque mi papá era inocente.

 

Ahora bien, a la gente habría que explicarle algunas cosas una vez más, para que entienda por qué estaba preso papá. A mi padre lo denuncian por abuso sexual deshonesto doblemente ultrajante, por unos hechos del año 98 al año 2000, según manifestaban estas denunciantes. Estas personas cumplen la mayoría de edad, si no me equivoco, allá por el año 2007, 2008. Pero hacen la denuncia en el año 2017. Yo no quiero meterme en cuestiones ideológicas, políticas, partidarias, solamente quiero que se piense como ser humano. Un hombre o una mujer tiene el mismo valor ante Dios, ante el mundo y ante la sociedad, somos iguales: en ningún caso una mujer tiene más derechos que un hombre, y en ningún caso un hombre tiene más derechos que una mujer. No entiendo lo que está pasando en este momento: no solamente en la causa de mi papá, lo que pasó, sino en todo el país, no lo entiendo. Estoy de acuerdo que cuando se trata bien probadamente de una persona que tiene una alteración, un degenerado, y que comete un hecho de estas características, se lo condene como debe ser, probado y con pruebas fehacientes, y de esa forma cumpla la condena que le corresponda, pero estamos en Argentina: muchas personas hay algo que están perdiendo de vista; es que nosotros, como argentinos, tenemos el deber de respetar la Constitución. No es si a mí me gusta, si a usted le gusta, o si al vecino le gusta. Es lo que debemos hacer, lo que dice la Constitución. ¿Por qué la Constitución se aplica para algunos y para otros no? ¿Dónde está escrito que hay más derechos para un género que para otro? Yo lo dije en las notas anteriores, tengo dos hijas, respeto a mi madre eternamente, y amo a mis hijas, y quiero que el día de mañana, cuando tengan su vida, las acompañe un hombre que las respete.

 

No entiendo por qué en ningún caso, nunca nadie nos creyó.

 

Para nosotros es muy duro que la sociedad ni siquiera se tome un poquito de respiro y analice si esto pudo haber sido verdad o mentira. En todo momento lo dieron como un hecho real, y mi padre jamás le faltó el respeto a nadie. No solamente no abusó de nadie, sino que no le faltó el respeto a nadie: nunca se dirigió irrespetuosamente hacia sus denunciantes, tampoco a la familia de ella, nunca le faltamos al respeto. No entiendo yo por qué ellos tienen esa tendencia a faltar al respeto, no solamente a mi padre, a su memoria, ahora fallecido, y a mi familia.

 

Nosotros consideramos que el principal responsable de la muerte de mi papá es el juez Orlando. Él, como juez, tiene el deber del respeto de la Constitución Nacional y los tratados internacionales. Y no lo hizo. Él debe cargar en este momento con la culpa: señor juez Orlando, si alguna vez ve esta nota, le quiero decir a usted que usted fue el responsable de la muerte de un hombre inocente. Eso lo va a llevar siempre usted en su mente. Y nosotros se lo vamos a recordar. Mi papá era un hombre inocente y murió inocente, y es así. Hoy en otro medio me preguntaban "no, pero la última sentencia fue que obviamente era responsable". No señora: había dos instancias más, mi papá estaba a mitad de camino. Había dos instancias más que podían decir que papá no había cometido ese hecho o bien que el hecho había prescrito, suponiendo que no se pueda probar que no lo cometió. Pero lo que tengo seguro, por seguro, es que no se probó jamás que cometió los hechos.

 

Yo le voy a explicar a la gente qué pasó: qué pasa hoy si a usted, señor periodista, hoy una señora lo denuncia por abuso. Lo único que tiene que hacer es verificar su relato, y con su relato más una pericia psicológica de una fiscalía, por ejemplo, usted estaría automáticamente detenido.

 

Esa es la situación que hoy estamos viviendo. Yo no tengo ni odio, ni broncas contra estas mujeres. Lo que sí, tengo mucha bronca contra quienes tenían el deber de analizar las cosas objetivamente y no lo hicieron. Es el juez y es la fiscal, que tiene un deber también de cumplimiento de los tratados internacionales, y no avasallar la privacidad de nuestra familia para probar un delito que era de instancia privada. Tenían obligación ellos de no informar a través de los medios quién era mi padre, la identidad, porque la ley establece esa protección, para las víctimas: fueron ellos los que pusieron en estado de indefensión y de victimización constante y continua a estas dos personas. No fuimos nosotros. No fue mi padre, tampoco. Entonces creo que acá se vulneraron todos los derechos.

 

Papá fue detenido en Navidad, nosotros estábamos llegando a pasar Navidad con él y lo detienen. Yo no estuve precisamente en su momento de detención porque fue el 23, más o menos, y el 24 nosotros teníamos esta horrible noticia, llegando a esta ciudad, de que papá estaba detenido. Ninguno de nuestra familia tuvo síntoma alguno de COVID-19, o sea que se queden tranquilos, que la familia no fue. No hay culpables en esto, nadie quiere contagiar a otro de un virus. Pero sí lo que puedo decir es que hay responsables de no aumentar o vulnerar aún más las condiciones de detención de una persona. Hay un hecho objetivo en esto: papá estaba en su casa, sin estar detenido, totalmente aislado, porque era un hombre grande y se cuidaba, y ahí no contrajo el coronavirus. Es simple esto, es muy simple. Él contrajo el coronavirus después de que en las audiencias les dijo que él temía por su vida, por esta situación, después que se sabía que en la comisaría 1° tenían casos de COVID-19: y después de todo eso, lo detienen a mi padre. Entonces la pregunta que yo hago es, el señor juez, puede poner un arma en la cabeza a una persona y matarla, puede utilizar un explosivo, si quiere: pero también puede usar veneno, que es un método insidioso: y el virus también es un método insidioso. Yo entiendo que él es responsable de la muerte de mi padre, porque el virus ya estaba en la dependencia y él no hizo nada para cambiar eso.

 

Hay una cuestión increíble, además, en todo esto. Acabo de entender, ahora entiendo, que hay ciertos derechos, insisto, que son para algunos y para otros no. La vulneración sobre los derechos humanos de mi padre es evidente, la defensa pública no puede excusarse.

 

Aparte nosotros estamos denunciando una cuestión estructural: decimos que hubo varias personas en cargos de relevancia que operaron para que esto ocurra. Y denuncié al juez Orlando, a la fiscal Hernández y al jefe de la Policía del Chubut. Todos ellos tienen responsabilidades. Pero sin embargo, se lo digo a la sociedad de Esquel, porque esto el día de mañana le puede pasar a cualquier ciudadano, a cualquier persona de esta ciudad: increíblemente, la causa, aunque la muerte de mi padre fue acá, la causa fue elevada, ¿sabe a dónde? A la ciudad de Puerto Madryn. La causa fue elevada a la misma fiscalía que lo investigó por el abuso deshonesto. Esto es increíble, pero es real: es lo que está pasando. Debo decir que la fiscalía de Madryn se comunicó informándome que ellos habían elevado la causa al procurador general Víctor Miquelarena, con el fin posterior de que se resuelva dónde se va a tramitar. Yo le dije, la causa se tiene que tramitar acá. Si se tramita acá, voy a entender que hay también otras cuestiones estructurales y voy a denunciar a quien deba, voy a seguir, y si tengo que ir a todos los organismos internacionales voy a ir, porque no se hace lo que se hizo con mi padre. No se hace con ningún ciudadano.

 

Es así que nosotros entendemos que esto no puede ser, es una barbaridad. Yo confío en la defensa pública de Esquel, tengo confianza, y pretendía que ellos sean querellantes también, porque acá hay una violación palpable sobre los derechos humanos. Además también hay derechos sobre la ancianidad: digo yo, no quiero faltar el respeto, pero, ¿no leen esto? Mi papá era anciano, y no respetaron sus derechos. Era una persona anciana ya, entonces, ¿cómo es posible que nadie observe eso? Esa es la violencia estructural que existe, porque estructuralmente el juez ordenó una detención a pedido de la fiscal, el juez cometió el delito de prevaricato, es otro tema, porque él se tendría que haber excusado y no se excusó; la fiscal, conociendo los tratados internacionales, aunque esté en defensa de sus víctimas, no puede desconocer esto: pidió la detención a una persona de más de 60 años, pidió una detención en un lugar de detención, invocando un peligro de fuga de una persona con hipertensión y problemas renales. Y además, que era evidente que no se podía fugar a ningún lado. Realizó maniobras de inteligencia, creo yo: porque dígame usted, si se estaba investigando el delito de abuso, ¿por qué tienen que investigar a la familia, qué hacen, con qué trabajan, en qué autos andan? ¿Qué tiene que ver eso? Se hizo lo mismo. Y además estoy denunciando que quien es el jefe de la policía en este momento, Miguel Ramón Gómez, tendría que haber cumplido lo que está escrito en la ley 24.660, respecto al tratamiento de los detenidos, y no lo hizo. Y él tiene la obligación de cumplimiento de los derechos humanos: todo policía, por lo primero que jura (y se ve que algunos se han olvidado), justamente es por no violar la Constitución y los derechos humanos. Todo policía que lo hace de otra manera, ya tendríamos que hablar de que no podría ser policía. Uno se puede equivocar: puede cometer errores en la función pública, y como policía también. Pero nunca adrede, y esto fue adrede.

 

Vamos a suponer lo siguiente: nosotros no tenemos ni una duda de que mi papá es inocente, pero vamos a suponer que era culpable. ¿Está instaurada la pena de muerte en Argentina? No, señor. La pena de muerte en Argentina no corre. Entonces, ¿por qué lo tenemos que mandar a la muerte?

 

Nosotros lo que decíamos era, básicamente, "es una persona grande, tiene riesgo de contraer COVID, él mismo lo manifestó en las audiencias. Por qué no hacemos lo siguiente: arresto domiciliario". ¿Saben lo que dijo en la última audiencia mi papá? "Si no tienen presupuesto, yo compro tobillera, yo no me fugo a ningún lado, señor. No me fugo porque no soy delincuente y además de eso soy inocente. Entonces, me pongo la tobillera en casa, porque además mi madre vive ahí a 20 metros, tiene 86 años, dijo mi padre en la audiencia, y tengo miedo de morir antes que ella, que tengo que cuidarla yo todavía". Entonces, ¿qué hicieron estas personas? Dijeron "no". Pero pregunte usted, señor periodista, pregunte si la sociedad no tiene a la vuelta de la esquina, a una cuadra, a dos cuadras, a alguien que cometió un delito, que robó, que mató, en arresto domiciliario, y que tienen 30 años, 40. Entonces, ¿por qué a este hombre, que tenía 69 años, que resulta ser mi papá, lo tenían detenido en una comisaría en el estado en que se encontraba? No tuvieron ni un poco de piedad ni miramientos. Por lo tanto, yo tengo la obligación de seguir hasta los últimos días esta causa. Y alguien, de algún organismo de derechos humanos, que entienda que los derechos humanos no son para unos y para otros no. Mi papá era policía, pero era un ser humano. Yo soy policía y soy un ser humano, y nuestra familia está sufriendo una persecución estructural, continua y evidente, y tengo cómo probarlo.

 

Voy a diferenciar de toda situación del hospital a la doctora Garrido, profundamente agradecido: no solamente actuó como una gran profesional ella, sino que utilizó todos los recursos que tenía a su alcance. A dos o tres enfermeras, no sé su nombre, que estaban ahí y lucharon todo lo que pudieron para reanimarlo a papá, pero también hay responsabilidades acá. Excluyo a la doctora y a este grupo de enfermeras que trabajaron ahí, pero hay responsabilidades: quiero saber bien quiénes eran las personas en terapia intensiva y si estaban todas las camas ocupadas a la hora de la muerte de mi padre. Porque si no fue así, obviamente también hay responsables. Acá hay una responsabilidad del Estado: en pandemia, le puede tocar a cualquiera el virus, a usted, a mí, a cualquiera, cualquier persona se puede contagiar de este virus tan maligno. Eso es entendible.

 

Lo que tiene que entender la gente es que mi padre no se había contagiado mientras estaba en su casa: cuando lo detuvieron, se contagió y murió, y él advirtió previamente que esto podía ocurrir, y advertimos, y aún así sucedió.

 

La verdad que no se lo deseo a nadie. Si a una persona lo denuncian por una cuestión de un delito que no cometió, lo dan como probado, con esas pruebas que les estoy diciendo. Es un relato, en cámara Gesell, a una persona de 30 años, y otro relato bastante cuestionable, que no escucharon de la pericia tampoco. Pero nadie quiere estar en los zapatos de alguien cuando acusan de algo así, y que su padre termine muriendo, un familiar cercano, debido a una detención. Yo no puedo atacar o decir algo en contra del personal policial de la seccional Primera: ellos no quisieron contagiar adrede, tienen el deber de seguir trabajando, porque son funcionarios públicos. Ningún policía quiso contagiar a papá, eso es una realidad. Pero sí debemos saber que los que tenían responsabilidad y sabían que había casos de COVID tienen que responder. Tampoco quiero involucrar en esto a quien es el jefe de la dependencia en la comisaría, porque el jefe de comisaría, tengo entendido, había realizado informes mencionando cuáles eran las condiciones de detención y que él no podía tenerlo ahí detenido. Nosotros habíamos dicho bueno, tengan en cuenta que es una persona mayor, ¿por qué no lo envían a una dependencia donde haya un patio? Usted sabe que mi padre no tuvo en 23 días un recreo. ¿Es normal que una persona de 69 años, en un contexto de pandemia, con un virus mortal, esté 23 días prácticamente encerrado en un lugar de 2x2 sin ventilación? Usted vaya a cualquier dependencia y está establecido el recreo para cualquier detenido. No se lo podían dar, ese era el problema. No es porque no quisieran dárselo: no podían, porque no era el lugar. Él tenía que estar en un lugar en el que pudiera caminar, al menos.

 

Esa es la situación que vivió mi padre, muy precaria, que nosotros tenemos probada, obviamente, y vamos a avanzar hacia la responsabilidad: en primer lugar, repito, del juez Orlando, luego de la fiscal y por último del jefe de la policía. Lo único que le pido a la sociedad de Esquel es que entienda que las cosas no siempre son ni lo que se lee, ni lo que se dice.

 

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