Marcelo Troiano es un muy querido profesor, historiador y museólogo que vive hace 35 años en la ciudad de Esquel.
Aunque ya se auto percibe más esquelense que santafecino, nuestro entrevistado de hoy nació en un pequeño pueblo ubicado al sur de la mencionada provincia.
En esta ocasión, Marcelo nos abre las puertas de su espacio para hacernos conocer un poco más de su historia de vida, su formación profesional y cómo ha influido el sostén de su familia a lo largo de su trayectoria.
"Yo me crie en un pueblo muy chico, a unos 100 kilómetros de la ciudad de Rosario, en Santa Fe. Cuando termino el secundario no sabía bien qué hacer; estaba indeciso. Allí era imposible conseguir trabajo y había una posibilidad de ir a trabajar a Rosario", comienza explicando Marcelo, recordando sus primeros momentos post ciclo escolar.
"En esa época mis gustos eran arqueología y antropología... pero no elegí bien; y empecé una carrera en el área de ingeniería. A lo largo de los años tuve que abandonar"
Troiano nos explica lo que fue la toma de decisiones clave para su vida, cuando siendo joven ya comenzaba a formar una familia: "Veía más viable estudiar un profesorado de Historia. Lo inicié, pensando en que, una vez recibido, podía planear venirme al sur, con más posibilidad de trabajo y vivir de la docencia. Esto en Santa Fe era más difícil".
"Siempre me gustó mucho la parte de enseñar. Quería dedicarme a la enseñanza y estuve acertado. En Esquel no solo me dediqué a dar clases, sino también a fabricar historia... además, hice tareas como museólogo, para complementar mi formación como profesor de Historia. Siempre me gustó averiguar el pasado de Esquel. Tenía que enseñar y había que crear esa historia"
"Hubo un momento en el que yo me fui formando como historiador", detalla, aclarando que "una cosa es ser profesor de historia, otra es ser historiador y otra, ser historizador".
"Todo te lleva a tener que escribir y uno se cuestiona cómo escribe. Si le sirve al lector y a uno mismo. Te empezás a hacer preguntas sobre la escritura. Con otras compañeras que, la mayoría son docentes, nos juntábamos en un taller de escritura y nos coordinaba Nené Guitart. Yo escribo muy técnico y el taller era más literario. Ahora estoy como en un híbrido, queriendo escribir historia con un tinte literario... ¡Cuando me lean los historiadores me van a echar del gremio, já!"
En la última edición de la Feria del Libro, en Buenos Aires, cinco obras chubutenses fueron seleccionadas en el concurso patagónico de relatos sobre Malvinas. Una de ellas, es de Marcelo Troiano y lleva el nombre "Destellos de Vida".
Ante esta mención, Troiano se mostró sorprendido de salir elegido, aunque admite haber mandado la obra "con cierta expectativa".
"Conté una historia que no es del todo ficción y tampoco real. Tiene un juego literario y mi formación histórica detrás"
"Uno tiene muchas identidades"
El concepto de identidades para Marcelo Troiano, es uno de los más valiosos en la vida. Para él, uno tiene muchas identidades: "tengo la de ser trabajador, profesor, museólogo, historiador; pero también está la parte de ser papá, abuelo, esposo, hermano y todo lo que tiene que ver con el ámbito familiar. También las cuestiones de género, de dónde vengo y toda la parte de ser parte de un proceso de integración social".
"Mi profesión y trabajo me exigen pensar y pensarme. Entonces me descubro mucho. Mi terapia, la hago en la cocina; el cocinar me lleva tiempo; también lavar los platos. Ahí uno piensa, se cuestiona y descubre estas múltiples identidades"
La importancia de la familia en su vida
"Uno toma decisiones y arma su vida en base a la familia. A los 22 años me casé con mi esposa y tuvimos un hijo. Hoy tenemos cuatro. Cuando vinimos a Esquel había que armar el hogar en sí y también como casa, físicamente. Yo trabajaba de albañil los días sábado y domingo. Uno va haciendo de su vida lo que puede en función de la familia. A veces hay que renunciar a cosas, pero trae beneficios".
La docencia en la actualidad
"Hoy me sería muy difícil ser docente", destaca Troiano, agregando que "hay diferencias generacionales; los jóvenes piensan distinto. Se crea una distancia que por ahí dificulta el acto de enseñar. La Escuela debería tener distintos canales de desarrollo profesional".
"La escuela está muy quedada atrás. En la pandemia los chicos estuvieron encerrados. Hay una parte de la formación que quedó afuera. Uno es feliz si se realiza como persona y hoy no se si la escuela atiende a eso. Yo he hecho cosas para promover eso pero no lo veo en la realidad. La escuela debería dar herramientas para que la persona se conozca a si misma y pueda desarrollarse para estar bien"
Su mensaje para quienes hoy se están formando
"Lo importante es darse cuenta de lo que uno es y lo que uno quiere y puede ser. Eso es algo que a uno le va provocando felicidad y satisfacción. Hay que hacer lo que a uno le gusta; por supuesto, siendo respetuoso con el otro. Hay que aprender a reírse de uno mismo y afrontar el día a día con constancia y entusiasmo".