RED43 destacados 04 de Marzo de 2023 04 de Marzo de 2023 destacados | Hace 19 días - Por Redacción Red43 Destacados Sigue sin aparecer “Morenita”, el narco que cayó por amor y que llegó a traficar droga en un coche fúnebre Se fugó el 26 de febrero desde la casa oculta donde cumplía prisión domiciliaria. Podría estar en el sur. Se había convertido en un arrepentido. Por Redacción Red43 Escuchar esta nota A+ A- Por Carlos Guajardo Lo buscan desde el 26 de febrero. Aprovechó el feriado largo de carnaval para planear su supuesta fuga desde un lugar desconocido donde tenía prisión domiciliaria ya que este narcotraficante se acogió al programa de testigos protegidos a cambio de delatar a jueces, fiscales y policías, como cómplices en el tráfico de drogas. Esa condición la tenía desde 2019 cuando cayó “por amor”. Como todo narco, tenía un apego incomparable hacia su mujer y sus cinco hijos (ella también tenía prisión domiciliaria) y los investigadores montaron guardia en el lugar. Solo hacía falta esperar que pase a visitarlos. Y fue. Lo rodearon y lo atraparon. Estaba fuertemente armado pero le dijo a la policía que se entregaba si lo dejaban estar “15 minutos con su mujer y sus hijos”. Y así fue. Volvió a la cárcel pero el año pasado le otorgaron el beneficio de la prisión domiciliaria en un lugar desconocido junto a su familia. El cuerpo de peritos de la Defensoría General de la Nación apuntó a que la falta de una figura paterna en el seno familiar podría provocar futuras enfermedades mentales a sus 5 hijos. Le pusieron una tobillera electrónica y lo mandaron a la casa oculta de su familia. Se cree que es en el sur del país por eso por estos lados, las autoridades están con los ojos bien abiertos. Se trata de Fernando “Morenita” Marín quien, con solo 33 años tiene un prontuario por múltiples delitos (el principal, el tráfico de drogas) que bien podría ser considerado como una persona con el doble de edad. Marín nació en Itatí, en Corrientes, pero extendió su fama de delincuente por todo el país. En un momento, lo calificaron como “el narco más peligroso y más buscado del país”. Es uno de los cuatro hijos de una madre soltera a quien debe su apodo. Es que a ella le decían “Morena”. Es que para sobrevivir todos los días salía a vender las denominadas “morenas” (carnadas vivas) para los pescadores que desde todo el país concurrían a Corrientes para pescar en el Paraná. “Morenita” también se hizo famoso por una forma singular de querer traficar 128 kilos de cocaína: los había escondido en un coche fúnebre. Droga en un coche fúnebre. El narco se las ingeniaba para transportar droga. Desde muy chico comenzó a traficar cigarrillos desde Paraguay. Siempre se jactó de conocer el río más que a la palma de su mano. Por eso poco le costaba contrabandear con embarcaciones precarias por costas accesibles que nadie conocía. Comenzó a ganar dinero pero no lo suficiente. Además, tenía que hacer muchos viajes con atados de cigarrillos para ganarlo. Hasta que comprendió que un paquete con 50 atados tenía el mismo tamaño que “un ladrillo” de marihuana. Y entonces cambió de rubro. “Conozco el río de memoria. Se por donde ir, por donde pasar sin que haya controles”, se jactaba. Por eso, todo se le hacía más fácil. Al menos al principio. Junto a su pareja fueron creciendo en el negocio. Pero no estuvieron solos. Fueron sumando a integrantes de la policía correntina, de la justicia, abogados y hasta políticos. Tenía protección a cambio de suculentas sumas de dinero. La última detención. "Morenita" Marín era un "arrepentido" y vivía en una casa oculta. Fue extendiendo su negocio y empezó a traficar a Córdoba, Mendoza y Tucumán. En esta última provincia fue donde lo atraparon por primera vez. Fue en 2011 cuando lo encontraron con 480 kilos de marihuana. Fue el comienzo. La banda que lideraba llegó a ser detenida con más de 8 mil kilos de droga. Pero “Morenita” lograba siempre evadir a la policía. Lo hizo en enero de 2016 ante personal de Gendarmería Nacional en la ciudad correntina de San Cosme y un mes después en Paso de la Patria. En esa oportunidad se escapó por los montes donde estuvo escondido casi tres años. Ya a esa altura, el gobierno había ofrecido una recompensa millonaria para quien pudiera aportar datos sobre su paradero. Pero fue entonces cuando cayó por amor. No aguantó tanto tiempo en el monte sin ver a su esposa (que fue detenida un par de años antes) y a sus cinco hijos. Entonces fue que Gendarmería concurrió a las cercanías de la casa y lo esperó. “Morenita” no tardó mucho tiempo. Llegó y lo atraparon. Fue cuando negoció “hablar” a cambio de convertirse en un testigo protegido. Así, además obtendría que le bajen la condena a 12 años que tenía pendiente tras ser atrapado en el operativo denominado “Sapucay”, dado el origen del delincuente. Nadie, por supuesto, debía saber que se había convertido en un arrepentido. Pero en una audiencia a un cómplice “se le escapó el dato”. Ya en su casa junto a su mujer y sus hijos, “Morenita” tenía una tobillera electrónica para que las autoridades conozcan sus movimientos. Además de la situación de sus hijos, la prisión domiciliaria le fue otorgada porque en la cárcel corría peligro por su condición de arrepentido. Eso en los penales, no se perdona. El pasado 23 de febrero la tobillera dio una alerta: “Morenita” había salido de su vivienda. Lo llamaron por teléfono y atendió. Dijo que había ido a un hospital para hacerse atender de hemorroides. El 26, otra alerta. Pero esta vez, el narcotraficante no contestó. Las autoridades fueron a comprobar si días antes había estado en algún hospital. Negativo. “Morenita” estaba preparando su fuga. O no. Porque ahora las autoridades dudan si realmente no aparece porque se fugó por su cuenta o si en algunos días su cuerpo aparece en algún zanjón. ¿QUÉ TE PARECIÓ LA NOTA? 6 2 {{positivos}} {{negativos}} Ocurrió un error