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23 de Julio de 2023
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Ricardo Bartolomé: corazón bajo el agua

Ricardo Bartolomé, un hombre que ha entregado su vida al servicio de los demás, ha sido una figura crucial en la comunidad de Esquel durante décadas. Aunque sus hijos hoy lideran las inmersiones, él aún es una inspiración y apoyo constante.

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Por Lelia Castro

 

 

Hay muchas personas que desde distintos ámbitos sirven a la comunidad voluntariamente, sin esperar algo a cambio. Gente que arriesga su vida en pos de salvar la de alguien más. Desde sus inicios, Florentino Ricardo Bartolomé ha sido un preceptor del buceo en la región, junto a un grupo de personas, contribuyendo a la formación de un equipo de rescate submarino. Un héroe anónimo en muchos rescates, él y su equipo han recuperado 49 cuerpos de personas que se encontraban en situaciones de riesgo en los ríos y lagos cercanos.

 

 

 

Originario de Mar del Plata, donde en las piletas de Playa Grande descubrió el buceo como un deporte, sin saber que más adelante marcaría su vida y la de tantas otras familias. Su llegada al sur no estaba planeada, como técnico en electricidad del automotor conoció  a uno de los dueños del taller Gónzález, quien lo invitó a venir a trabajar, y lo que Ricardo pensó que serían unos meses, se transformó en 61 años de vida, donde conoció a su mujer María Alejandra Aro a quien recuerda con emoción, con quien tuvo a sus tres hijos: Ricardo, Guillermo y Gabriela.

 

Cuando inicia el tema del buceo en Esquel éramos diez personas, ninguno tenía plata para comprar los equipos, así que un comerciante de acá, Alex Del Blanco nos dio el dinero para comprar, no nos hizo firmar nada, solamente devolver, que le terminamos devolviendo a su mamá, porque él falleció en ese momento. Después la Base Naval Mar del Plata nos donó unos equipos, otros se adquirieron y se fue surgiendo todo. Después uno ya empezó a trabajar mejor y se empezaron a comprar equipos de otra manera”.

 

 

Gracias a la fuerza del trabajo y de la ayuda de comerciantes locales, pudieron comenzar a comprar equipos, ya que son muy costosos. Al comenzar con el buceo aquí en Esquel eran diez personas, en un principio de forma recreativa, pero cuenta que “un día se ahogó una persona y me dijeron si podía ir y fuimos, tuvimos la suerte de encontrarlo. Seguimos y seguimos, y llegamos a un total de 49 cuerpos rescatados, y otros que no los pudimos encontrar por diversas razones, como profundidad, llegar tiempo después y todas esas cosas”.

 

“Cuando yo vine a Esquel éramos 9500 personas, nos conocíamos todos, así que cuando había un problema venían directamente a casa, ahí nomás agarrábamos el equipo y salíamos para el lago, para el río, para donde sea”.

 

 

Este hombre de 81 años también es conocido por su compromiso con la comunidad en otros aspectos. Fue uno de los fundadores de los Bomberos Voluntarios ad honorem en la ciudad, y hoy en día sus hijos continúan su legado de servicio. Si bien el cuartel de Bomberos no tiene una unidad acuática, ellos participan cuando hay búsquedas.

 

Además de sus labores de buceo y voluntariado, también es un experto en electricidad del automotor y, en un acto de ingenio y perseverancia, diseñó su propio vehículo operado remotamente (ROV) para llevar a cabo búsquedas y rescates en las profundidades del agua. "Tardé un par de años, pero lo hicimos y funcionó", dice con orgullo. Estos aparatos son robots submarinos no tripulados, manejados por un operador humano desde la superficie. La prueba fue presenciada por el intendente Williams y por el Secretario de Gobierno de ese entonces, quienes lo felicitaron por su trabajo. En la actualidad cuentan con un ROV que se sumerge hasta 100 metros, mucho más liviano y permite que el buzo opere desde la superficie.

 

“Comprarlo en esos momentos era imposible porque eran unos precios astronómicos. Así que me puse a hacer uno, tardé un par de años pero lo hicimos y funcionó. Alrededor de 10 años, no en forma permanente, porque había que esperar ir a Buenos Aires para conseguir elementos, había mucho de prueba y error. Pero bueno, lo probamos en el Lago Futalaufquen, lo bajamos 70 metros y andaba perfecto, anda todavía. Ahora se adquirió uno mucho más moderno, más liviano”.

 

Sus contribuciones al bienestar de la comunidad y su pasión por ayudar a los demás han dejado una huella imborrable en Esquel. No solo ha rescatado vidas, sino que también ha formado lazos de amistad en cada uno de sus encuentros, dejando una marca profunda en todos los que han tenido la oportunidad de conocerlo.

 

“En el tema del rescate hay que tener mucho corazón, hay que ponerse en el lugar del otro. Esto se hace totalmente ad honorem, hay gente que cobra. Me han dicho que esto es un negocio, yo gracias a esto tengo amistades por todos lados, ¡y qué amistades!”.

 

Muchas anécdotas, muchos rescates, muchas familias que fueron ayudadas. En cualquier momento y lugar lo iban a buscar cuando ocurría alguna emergencia, hasta cuando se fue a pasar unos días a Chile y lo fueron a buscar porque se había ahogado un hombre en el Lago Futalaufquen, o cuando se ahogó una familia casi entera en Río Pico.  Hoy ya no se sumerge, sino que custodia desde la superficie a sus hijos, quienes han seguido con el legado de estar al pie del cañón por cualquier emergencia, “en cualquier momento te llaman, cuando te llaman te llaman, no hay vuelta que darle”, comenta.

 

“Es feo, porque ahora me quedo yo arriba a la espera, yo no me daba cuenta, porque yo bajaba y el queda arriba queda a la espera. Hoy en día hay otros elementos que nos permite, por ejemplo el ROV, ese aparato hace el trabajo que hacíamos nosotros abajo, lo busca y si lo encuentra el buzo lo que hace es baja y sube. Pero en el caso nuestro, andábamos hasta que se agotaba el aire buscándolo”.

 

 

Con una voz llena de sabiduría y experiencia, tiene un mensaje para la juventud de hoy: " apuesten a la familia, porque hoy se han perdido todos los valores, pero todos, valen más los animales que la familia". Se considera una persona que ha sido feliz, superando los altibajos que hay en cualquier familia, solucionándolos juntos.

 

Su vida es un testimonio de cómo la dedicación a los demás y la perseverancia pueden generar un impacto significativo en una comunidad y en el corazón de las personas. A su parecer, cree haber sido una persona muy querida, “habré tenido mis enemigos, pero no se han presentado. Creo que hemos sido una familia muy querida en la ciudad de Esquel”.

 

 

En Esquel, la figura de Florentino Ricardo Bartolomé seguirá siendo un faro de esperanza, valentía y servicio para las generaciones presentes y futuras. Un corazón bajo el agua que, aunque en superficie, sigue latiendo con pasión por ayudar a los demás.

 

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