Cierro la puerta. Los dos últimos invitados se van de casa, ella medio pispireta, sonriente, por demás cariñosa con su pareja. Él, demasiado borracho para manejar, le da las llaves del auto a su novia. Yo apoyo las manos sobre la puerta cerrada y suspiró. Estoy cansada. Vos, reposas sobre el sillón. No hace mucho que nos conocemos, no hace mucho que nos elegimos, pero… esta vidita que construimos en tan poco tiempo ya parece una eternidad.
Te veo en el sillón, descalzo, hundido entre los almohadones, con tu pantalón de gabardina beige arrugado y trato de imaginarte cómo serás en unos años. ¿Y cómo seré yo? ¿Seguiremos juntos?
Me siento a tu lado en el sillón, me acurruco contra tu cuerpo, sé que vos también estás cansado.
—¿Te divertiste? —pregunto.
Vos, primero largas una carcajada, como si estuviera preguntando algo obvio y después hablas.
—Boooooooocha —decís arrastrando la o. Me besas la cabeza, con cariño, con amor. Los ojos se me empiezan a caer con pesadez, pero no. No quiero irme a dormir. Quiero quedarme ahí entre las latas vacías de cerveza, los vasos con restos de Fernet, las copas con manchas borravino, los hielos derretidos de lo que antes fue un Gin Tonic. Quiero quedarme ahí, en el living de mi departamento completamente detonado. Guardo silencio, espero a que vos lo rompas, a que digas algo, a que te burles de lo mucho que vamos a tener que limpiar en unas horas. Pero, no. Vos no querés romper el silencio. Y yo me entrego… Disfruto escuchar el ritmo de nuestras respiraciones. Termino de cerrar los ojos por completo, tus dedos se entrelazan entre mi pelo, y el sueño baja cada vez más de golpe.
—No sé qué va a ser peor… limpiar todo mañana o la resaca que vamos a tener —decís.
—Resaca tendrás vos… yo todavía soy una piba.
—Cierto… que un año menos hace la diferencia…
—Siempre voy a ser una año más chica que vos… vas a tener que aprender a vivir con eso. Soy la pendeja de la relación.
—No sabía que era tu Suggar Daddy.
—Sos eso y muchas cosas más —digo. Y estoy tan cansada que ni siquiera llego a moverme para besarte. Lo cierto es que a estas alturas no me importa mucho lo que haya que limpiar, no me importa mucho la resaca que pueda tener, porque realmente no hay nada más lindo que un fin de fiesta con vos.