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09 de Septiembre de 2023
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Sebas y Killer, el lindo recuerdo de las películas y juegos en red en Videomundo

El cyber "enfrente de la Comisaría" que marcó una época inolvidable en Esquel.

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Por Karim Chelbi Camba

 

Sebastián Hayashi tenía un videoclub en Trelew. Conoció a su esposa y decidió venir a Esquel para poner un comercio. Un amigo suyo, que tenía un cyber, le ofreció comprar computadoras y lo hizo. Así nació Videomundo en el año 2003, en la esquina de Rivadavia y Mitre, enfrente de la Comisaría.

 

 

 

"Ocho meses antes de venir, empecé a comprar películas y cuando vine tenía el negocio prácticamente armado", dice en diálogo con Red43. Ahí conoció a Edgar Ortíz, más conocido como "Killer", quien fue parte del cyber en, prácticamente, toda su historia, a tal punto de que algunos creían que era el dueño. 

 

El local tenía muchas películas y 12 computadoras con conexión LAN en las que chicos y grandes jugaban al Counter Strike, Need for Speed y MU, entre otros juegos.

 

"La gente caía y me veían a mí. Conocí a mucha gente y en la calle te saludan y te van acordando. Yo ahora trabajo en el hospital y por ahí veo gente que entra y los conozco. Está bueno y estuvo buena toda esa época", reconoció Edgar.

 

 

 

Tanto el videoclub como el cyber explotaban, hasta que fue decayendo por la tecnología y las plataformas como Netflix. "El video siempre popular, un producto barato y la gente accedía. Los dos explotaban y a medida que fue pasando el tiempo fue mermando. Primero empezó a bajar el video y después el cyber", dijo Sebastián.

 

Videomundo, luego de varios años, se mudó a Pellegrini y 9 de Julio, hasta que cerró definitivamente hace unos tres años. "Al final, el video trabajaba muy poco. El cyber también, si bien tenía gente y los dejaba jugar un poco más de lo que podían para tener movimiento. Había puesto accesorios de celulares y computadoras, pero se vendía poco para después reponer y no fue un negocio para mi. Me gustaba, sabía, pero no lo pude hacer correr", manifestó Hashayi.

 

El recuerdo de los clientes es algo particular. Killer mantiene un grupo de los "viejos" con Ramiro, Marcos, Luisito (Gólum). También se acuerdan a Pedro Vega, Emmanuel Freeman que jugaba muy bien al Counter; Maximiliano y Franco Elsezar, Juan Fuentes, Franco González Criado con el hermano, Germán Resenite.

 

 

 

Al momento de recomendar películas, la gente llevaba lo que Killer les decía: "Yo les decía esta, esta o esta. Esta, no. Llevá esta porque te va a gustar y al otro día me decían 'muy buena la película'. Por ahí vos mirabas las películas y después tenías el comentario de la gente que las llevaba y ya tenías una referencia sin verla".

 

Las películas se conseguían a través de diferentes productoras. "Con el pasar del tiempo, para algunos editores que se manejaron mal, fueron perdiendo y cayeron. El problema estuvo en que en un momento había muy pocas editoras y teníamos pocas películas por mes. Ahí ya dejabas de tener a ese cliente que iba todos los días. Por ahí tenías 10 estrenos por mes cuando en algún momento tenías 52", comentó Sebas y Killer agregó que "había unas diez películas por semana, más o menos".

 

 

 

Malos recuerdos, muy pocos, porque ellos consideran que vendían un producto muy lindo y que la gente iba a disfrutar. "Vos ibas a pasarla bien, a hacer algo lindo". Sin embargo, hubo marcas de guerra: Diego Tapia empujó a Killer en forma de joda y se apoyó sobre el vidrio que se rompió y le cortó el codo. "Me acuerdo que me llamaste", dijo Sebastián.

 

Prácticamente, nunca tuvieron que acudir a la Policía que estaba enfrente. Edgar solía ir, pero a testificar por algún caso. Sebastián recordó que una vez fue por la presencia de un chico "medio bravo", que le había pegado a otro. "Esa fue la única vez que recurrimos a la Comisaría".

 

Sobre los juegos, Sebas considera que son muy adictivos: "Trato de darle el menor lugar posible, porque te chupa la vida y dejás de hacer cosas que pueden ser productivas. Eso es lo malo del juego. Son entretenidos, aprendés muchas cosas, te enseñan a tener en cuenta un montón de cosas que te pueden ayudar a la vida, pero te absorben mucho tiempo y te quitan. Yo trato, después de tanto tiempo en eso, no darle lugar".

 

 

 

Todo lo que quedó de Videomundo, está en poder de Sebastián. Vendió pocas películas de las que tenía y quiere armar un paquete para vendérselas a "un loco por una buena guita". 

 

Esta entrevista sirvió como una especie de reencuentro. "Nos vemos de vez en cuando. Yo siento afecto por él y él siente afecto por mí. Estuvimos 9 años", dijo Killer. Sebas respondió: "Edgar siempre respondió cuando lo necesité. No todo me encantaba, pero siempre lo elegí porque me daba lo que yo creía que necesitaba. Siempre que lo necesité, estuvo y para mi eso vale oro".

 

Por último, cada uno explicó qué significó Videomundo en sus vidas. Para Killer, el video y cyber fue su primer trabajo. "Arranqué ahí, estuve 9 años. Pude hacer otra cosa, pero no tenía compromisos, tenía trabajo, plata y estaba ahí. Fue un lindo lugar para estar, conocer gente, socializar".

 

Para Sebastián también marcó algo de su vida: "Trabajé en empresas ganando muy bien, empecé con un locutorio; puse librería y video. En un momento me fue mal, reduje y me quedé con el cyber y videoclub. Eso fue lo que me permitió todo: me dio el sustento durante muchísimos años. Nada que reprochar y encima, todo lo que te enseña. Administrar, la atención, retener al cliente y que la gente quede contenta para que vuelva. Con los precios apuntaba a no ganar tanto con una venta, pero sí con la cantidad de gente. Yo podría haber puesto precios altos, pero tuve una estrategia de poner un precio competitivo y ganar con la cantidad de gente que venía a alquilar. La gente se quedaba mucho tiempo con la película y nunca cobré lo que debí haber cobrado. Siempre tuve consideración".

 

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