Un repartidor de comida vivió una noche de terror tras ser interceptado durante una entrega en un complejo de viviendas usurpadas en Trelew. Fue golpeado, desnudado, rociado con nafta y obligado a meterse en el baúl de un auto. Lo trasladaron hasta una zona rural, donde lo ataron de pies y manos, lo arrojaron a un canal y le dispararon. Milagrosamente, sobrevivió.
La odisea comenzó cerca de las 23:00 horas en el barrio INDUCON, en el sur de Trelew, cuando el trabajador llegó hasta un complejo de departamentos usurpados para entregar un pedido. Allí fue abordado por dos delincuentes armados que lo golpearon y le exigieron que les entregara su auto, un Volkswagen Bora rojo que hasta el momento no ha sido recuperado. Pero el calvario recién empezaba.
Los atacantes lo desnudaron, lo rociaron con nafta y lo amenazaron con prenderle fuego si no les decía “dónde tenía la droga”, según declaró la víctima. La violencia desmedida y la extraña exigencia hacen sospechar que los agresores podrían haberse confundido de persona o buscaban algo más que un simple robo.
Con los ojos vendados, las manos y pies atados, y amordazado, el joven fue introducido en el baúl de un segundo vehículo, un Volkswagen Bora negro, y trasladado a una zona rural en las inmediaciones de Oris de Roa y Centenario.
En plena oscuridad y en medio del descampado, los delincuentes lo arrojaron a un canal de desagüe y uno de ellos le disparó al menos dos veces con un arma calibre 9 milímetros. Por fortuna, ninguna de las balas impactó en su cuerpo. El repartidor se hizo el muerto, una decisión que probablemente le salvó la vida. Momentos después, un automovilista que pasaba por el lugar lo encontró y dio aviso inmediato a la policía.
Gracias a la rápida denuncia de la víctima, la policía logró detener a uno de los sospechosos. Se trata de un hombre de 39 años con antecedentes penales, quien habría actuado como chofer de los asaltantes. Fue capturado en los mismos edificios del barrio INDUCON donde se inició el asalto, y su vehículo quedó secuestrado por la Justicia. El detenido podría enfrentar cargos gravísimos: robo agravado, privación ilegítima de la libertad y tentativa de homicidio.
Lo que aún no logran determinar los investigadores es por qué los delincuentes estaban tan interesados en saber si el delivery “tenía droga”. No se descarta que se haya tratado de un error de identidad o que los autores del hecho creyeran que el joven ocultaba algo más que una cena para entregar.