Es común dejar el cargador del móvil conectado a la corriente eléctrica después de haber finalizado la carga. Esto genera preocupación debido al supuesto aumento en la factura de electricidad y el impacto ambiental que podría acarrear. Sin embargo, este fenómeno, conocido como "consumo fantasma", es menos perjudicial de lo que se cree.
¿Qué es el consumo fantasma?
El consumo fantasma se refiere a la pequeña cantidad de electricidad que los dispositivos electrónicos consumen cuando están conectados a una fuente de energía pero no en uso. Este fenómeno afecta a varios aparatos, como televisores en modo de espera, microondas con relojes digitales y, por supuesto, cargadores de móviles sin dispositivos conectados.
En el caso de los cargadores de móviles, el consumo fantasma ocurre porque el circuito interno del cargador no se desconecta por completo de la corriente cuando no está cargando un dispositivo. No obstante, estudios realizados por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) y el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE) demuestran que la cantidad de energía consumida es prácticamente despreciable.
¿Cuánta energía consume un cargador sin usar?
El consumo fantasma de un cargador de móvil se estima en aproximadamente 0,00002 kWh. Según cálculos de la OCU, dejar un cargador enchufado durante todo un año sin conectar el móvil en ningún momento generaría un gasto acumulado en electricidad de alrededor de 15 pesos argentinos (0,015 euros).
Estudios realizados con enchufes inteligentes, que miden el consumo de electricidad en tiempo real, confirman estos datos. Incluso conectando varios cargadores simultáneamente, la energía consumida es tan baja que los dispositivos no pueden registrarla. En términos de consumo, un solo cargador en modo fantasma utiliza menos de 0,1 W.
¿Es un problema dejar el cargador enchufado?
Aunque el impacto económico del consumo fantasma es casi nulo, expertos y empresas tecnológicas como Apple y Samsung recomiendan desconectar los cargadores cuando no están en uso. Esta recomendación no está relacionada tanto con el ahorro energético, sino con la vida útil de los dispositivos y la seguridad.
Cuanto más tiempo permanece un cargador conectado a la corriente, mayor es el desgaste de sus componentes. Aunque este desgaste es lento, a largo plazo puede reducir la vida útil del cargador. Además, si el cargador es de baja calidad, existe el riesgo de sobrecalentamiento, lo que podría causar daños tanto al cargador como al dispositivo que se conecte en el futuro.
O.P