Felipe, el bebé de apenas siete meses, oriundo de Neuquén que está internado en el Hospital Italiano de Buenos Aire, fue conectado a un corazón artificial que le dio un tiempo adicional de vida a la espera de que aparezca un órgano para ser trasplantado. El chiquito padece una malformación cardíaca que impide el normal funcionamiento de su corazoncito. Y sigue dando pelea por vivir.
Una bradicardia (cuando late a un ritmo menor al normal), y un posterior paro cardíaco, obligaron al equipo médico a tomar una decisión complicada: conectarlo a una ECMO, la máquina que permite mantenerlo con vida durante un tiempo más. Su corazón ya no puede realizar el esfuerzo que necesita su cuerpo.
“Feli continúa conectado a ECMO, se adaptó bien a la máquina y está muy estable”, afirmó desde Buenos Aires la mamá, Pamela Domínguez. Agregó que “no ha presentado complicaciones lo que es muy bueno ya que puede continuar conectado un tiempo más”.
Desde la sala de terapia intensiva pediátrica, Pamela explicó que “la prioridad sigue siendo el trasplante, su corazón ya no funciona, por lo que no es posible la desconexión. Y ante la gravedad del cuadro en cualquier momento puede haber una falla y ya no habría vuelta atrás”
“Se comenzó el trámite para solicitar traer del exterior otra máquina, llamada Berlin Heart, que aunque puede tener más complicaciones, le daría más tiempo. Pero lo mismo, son máquinas a corto/mediano plazo, y no curan ni solucionan. Lo único que hoy podría sacarlo del estado gravedad es el corazón. Así que es el día a día”, agregó la mamá.
Tener más tiempo es cuestión de vida o muerte para el pequeño, que sigue luchando por su vida. “Es un toro, nos demuestra todos los días sus ganas de seguir viviendo”, explicó el papá, Juan Manuel Palagani, durante una comunicación telefónica con LU19.
Felipe fue atendido en la clínica pediátrica San Lucas, de Neuquén capital, donde le diagnosticaron una miocardiopatía dilatada con disfunción severa del ventrículo izquierdo. Su corazón se fue agrandando, a tal punto que le está ocupando dos tercios de la capacidad del tórax, comprimiendo el pulmón izquierdo contra la espalda.
El niño está en la máquina que cumple la función de corazón, pulmones y riñón, al hacer circular la sangre y oxigenarla, muy sedado y con analgésicos. Tiene dos vías conectadas a las arterias del cuello para mantenerlo en esa condición. De todos modos, cada tanto se despierta, sonríe, toma de las manos a sus papás, y les transmite toda su vitalidad para continuar la lucha.
Juan Manuel resaltó la transparencia del INCUCAI, el organismo responsable de las ablaciones y trasplantes en todo el país. “Hay un listado nacional que nosotros podemos ir observando diariamente. Y también el seguimiento que hacen los médicos del Italiano porque Feli no puede recibir cualquier corazón”, precisó.
El corazón que necesita Felipe tiene que ser de un donante infantil: alguien pequeño para que pueda entrar en las dimensiones del tórax. La familia, instalada en Buenos Aires - con todas las implicancias familiares que conlleva -, se aferra a la esperanza y al milagro.
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