La higiene bucal es fundamental para mantener dientes y encías saludables. Sin embargo, no basta con cepillarse los dientes: es importante hacerlo con la técnica correcta y con un cepillo adecuado.
El cepillado debe realizarse al menos dos veces al día, usando movimientos suaves y circulares para eliminar la placa bacteriana sin dañar las encías. Se recomienda inclinar el cepillo a 45 grados mirando hacia las encías y cepillar cada diente durante unos segundos. Se puede comenzar por las caras externas del diente, se continua por las caras que miran hacia la lengua y el paladar y, por último, las caras del diente que muerden, prestando especial atención a la línea de las encías y las muelas posteriores. Además, no hay que olvidar la lengua, ya que en ella se acumulan bacterias que pueden causar mal aliento.
En cuanto al cepillo de dientes, la mejor opción es uno de cerdas suaves, ya que las cerdas duras pueden dañar las encías. También es recomendable optar por un cabezal pequeño para alcanzar todas las zonas de la boca con facilidad. Los cepillos eléctricos pueden ser una gran alternativa, ya que facilitan el movimiento adecuado y eliminan la placa de manera más eficiente.
Complementar el cepillado con hilo dental es fundamental, ya que constituye gran parte de la higiene bucal. Finalmente, es clave cambiar el cepillo cada tres meses con cada cambio de estación para evitar utilizar cerdas desgastadas que no cumplan correctamente su función.
¿Cómo utilizar el hilo dental?
1. Cortar unos 45cm de hilo dental y enrollar la mayor parte en los dedos medios, dejando unos 5cm entre ellos
2. Deslizar suavemente el hilo entre los dientes, siguiendo la curvatura de los mismos. Asegurarse de limpiar debajo de la encía, pero evitar presionar demasiado para no dañarlas.
Cuidar nuestra higiene bucal con la técnica correcta y el cepillo adecuado es una inversión en nuestra salud y bienestar. Una sonrisa sana empieza con hábitos diarios bien ejecutados.
O.P