RED43 sociedad columna de opinion
15 de Junio de 2025
sociedad |
Marisa Gomez

Eusebio

Escuchar esta nota

- Por Marisa Gómez-

 

Hace dos días que empezó el invierno. Igual hace calor, llueve mucho y cuando se corren las nubes bajas como corderos, el sol pica y el vaho sube.  
Hoy mi prima festeja sus trece años.  

 

Mamá me cosió un vestido de jersey, ideal para el invierno, pero hoy, no parece invierno. Lo deja arriba de la cama, junto a los zapatos y las medias con puntilla que guarda como si fuesen las joyas de la nona. Llegamos al cumpleaños. 

 

Mi prima viene a saludarnos, me arranca el regalo y destroza el papel, un buzo rosado lleno de lentejuelas con capucha, como las princesas, grita.
Lo compró papá, no entiendo por qué no le regala una porquería como esas que me regalan a mí. Además, mi prima va a una maestra particular para no repetir, en cambio yo soy abanderada y no tengo ningún buzo como ese.

 

Llegan los compañeros del colegio y también Eusebio, el abanderado del otro sexto grado, Eusebio es un come libros como vos, grita mi prima con un vozarrón como si estuviese en la cancha de futbol. 

 

Miro a Eusebio, le resaltan los cachetes colorados. Pero a mí me encanta su cara angulosa y que use lentes. Es diferente a los otros chicos.  Es el único que conversa sobre los verbos, las multiplicaciones de dos cifras, y lo difícil que le fue a Colón llegar a Las Indias. Los demás son iguales a mi prima. Huecos. 

 

Eusebio se sienta a mi lado. Sudo, el vestido se me pega al cuerpo y lo que es peor a los rollos de la panza. Él me mira, pero no me dice nada. Yo lo miro, tampoco hablo. Tomo un bocadito de salchicha y se lo alcanzo. Me dice, gracias. Lo come rápido, así que le dejo un sándwich al lado de su mano izquierda, se sonríe y lo traga en dos bocados. Y le alcanzo más. Come todo. Hace lo mismo con lo dulce. Le sirvo jugo de naranja y se lo toma sin respirar. 

 

Mi prima juega con los invitados al tejo, a la escondida, a la mancha, al huevo podrido. 

 

Eusebio y yo estamos sentados. Él  no quiere jugar y yo tampoco. Me mira y se le hacen unos hoyuelos en el medio de los cachetes. No hay otro chico como Eusebio en todo el colegio, y está conmigo.

 

Mi tía nos deja un juego de dominó. Reparto las fichas y veo cómo las maneja. Lo voy a dejar ganar. 

 

Mi prima me viene a buscar para el juego de la botellita, no entiende un no por respuesta. Insiste, no le hago caso. Me arrastra al medio del patio donde los demás están sentados en círculo y le pide a los compañeros que hagan lo mismo con Eusebio. Se niega, lo tironean, le sacan la camisa de adentro del pantalón, pierde los lentes y lo dejan justo frente a mí. 

 

Me levanto, busco sus lentes y se los doy. 

 

La botella se mueve, para, y… Y mientras tanto cierro los ojos hasta que escucho. ¡Qué se besen, qué se besen! Cuando los abro lo veo, tembleque, y a punto de llorar. Decidida camino hacia él, y le digo al oído.

 

Sos el abanderado, levántate. No dejes que estas cabezas huecas te jodan. Me mira fijo, se para, inclina el cuerpo y apoya sus labios sobre mi cachete cerca de la oreja, como en las películas, frente a los ojos de todos.
 

 

 

¿QUÉ TE PARECIÓ LA NOTA?
Ocurrió un error