Unos 5.000 fieles acudieron a la basílica de San Pedro para participar en la misa "Pro eligendo pontifice", celebrada esta mañana y presidida por el cardenal decano Giovanni Battista Re, en el inicio de la jornada previa al Cónclave para elegir al sucesor del papa Francisco.
La ceremonia reunió también a más de 200 cardenales, obispos y religiosos, mientras en la plaza de San Pedro pequeños grupos de personas seguían el rito desde las pantallas exteriores. A pesar de la amenaza de lluvia y del cierre de la basílica al público general, el acto congregó una notable asistencia, aunque sin las aglomeraciones habituales de otras ocasiones.
El acceso a la plaza estuvo controlado por filtros de seguridad policial, mientras que cientos de periodistas se distribuyeron entre la plaza Pío XII y las plataformas montadas para dar cobertura a la jornada.
Lo que tenés que saber del cónclave
Desde la partida del papa Francisco, la Iglesia Católica se prepara sin descanso para llevar a cabo un nuevo Cónclave donde se elegirá al sucesor del argentino. Tras semanas de preparación, la espera terminó: desde el miércoles a las 11:30, hora argentina, 133 cardenales ingresarán a la Capilla Sixtina para elegir al nuevo Sumo Pontífice.
La decisión no será nada sencilla ya que, tras un pontificado marcado por profundas reformas, la Iglesia Católica ahora debate si continuar con la línea expresada por Francisco o dar un vuelco hacia un Papa relacionado a sectores más tradicionalistas.
La Capilla Sixtina abrirá sus puertas este miércoles 7 de mayo desde las 11:30, hora argentina, para recibir a los 133 cardenales encargados de elegir al próximo Papa. Luego, las puertas se cerrarán para mantener el hermetismo total y dar comienzo a los comicios.
El Cónclave es un proceso histórico que comenzó tras la promulgación de la constitución "Ubi periculum" por Gregorio X en 1274. Así, la primera elección de un Papa tuvo lugar en Arezzo en 1276. Esta constitución estableció que el cónclave debía celebrarse en un lugar cerrado, tanto por dentro como por fuera, para evitar influencias externas y asegurar una elección rápida y justa. En este cónclave, fue elegido Inocencio V.
En la actualidad, el proceso sigue marcado por una serie de reglas estrictas, tradiciones centenarias y un hermetismo absoluto. Los cardenales encargados de elegir al próximo líder de los más de mil millones de católicos del mundo se someterán a un riguroso aislamiento durante todo el proceso.
Históricamente, los últimos diez cónclaves han durado un promedio de 3,2 días, sin que ninguno superara los cinco días. Las dos últimas elecciones papales, las de Benedicto XVI en 2005 y Francisco en 2013, concluyeron en apenas dos días.
El proceso de votación puede continuar hasta que uno de los candidatos obtenga la mayoría de los dos tercios. "Cuantas más rondas haya, más difícil será la elección. Sin embargo, los signos actuales apuntan a que los cardenales quieren proceder con rapidez", señaló Giovanni Vian, profesor de historia cristiana en la Universidad Ca' Foscari de Venecia. El cardenal salvadoreño Gregorio Rosa Chávez predijo que el cónclave que definirá al nuevo Papa no se extenderá más de "máximo tres días".
Cabe destacar que Francisco nombró a 107 cardenales del total de 134 que votarán a partir del próximo 7 de mayo, dando mayor relevancia a aquellos que provienen de países periféricos.
A lo largo del cónclave, los cardenales se alojan en la Casa de Santa Marta, dentro del Vaticano, y se trasladan colectivamente a la Capilla Sixtina para cada ronda de votación. La confidencialidad es total: no pueden comunicarse con el exterior ni entre ellos fuera de las sesiones oficiales. Para que un candidato sea elegido Papa, es necesario que logre obtener dos tercios de los votos emitidos, lo que en este caso equivale a 89 votos.
Para que un candidato sea elegido Papa, deberá obtener dos tercios de los votos de los cardenales presentes. En detalle, al ser 133 los purpurados que votarán, el conceso mínimo para nombrar a un nuevo Sumo Pontífice será de 89 votos.
El proceso de votación es riguroso: los cardenales pueden votar hasta cuatro veces al día, distribuidos en dos rondas por la mañana y dos por la tarde. En cada ocasión, los eclesiásticos escriben el nombre de su candidato en una papeleta, la cual se deposita en una urna. Tres purpurados escrutadores son los encargados de contar y leer los votos.
Cuando no se alcanza la mayoría necesaria tras varias rondas de votación, las papeletas son quemadas con sustancias químicas que producen el conocido humo negro que, al salir por la chimenea de la capilla, indica a los creyentes presentes en la plaza de San Pedro que la elección sigue en curso. En el momento en que un candidato consiga la mayoría y acepte el cargo, las papeletas se queman con una mezcla especial que produce la reconocida fumata blanca, señal para el mundo de que un nuevo Papa fue nombrado al frente de la Iglesia Católica.
No existe un plazo fijo para la duración del cónclave. Este puede extenderse desde algunas horas hasta varios días, o incluso semanas, dependiendo del consenso alcanzado entre los cardenales. Si tras 33 rondas de votación no se logra elegir al Papa, la norma permite modificar el procedimiento para optar por una mayoría absoluta entre los dos candidatos más votados.
Una vez que el nuevo Papa acepta su cargo y elige su nombre, se proclama ante la Plaza San Pedro. Luego, el Pontífice se asoma al balcón de la Basílica de San Pedro para dar su primera bendición Urbi et Orbi, un acto solemne que marca el inicio de un nuevo ciclo para la Iglesia Católica.
Fuente: Ámbito Financiero
C.S.