29 de Noviembre de 2020
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Punta Tombo, el hogar de los pingüinos en Chubut, listo para el turismo

Esta área protegida es de gran importancia para la conservación de la especie y hace poco pudo volver a abrir sus puertas a los visitantes.

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Hay 18 especies de pingüinos en el planeta y 10 de ellas se encuentran amenazadas. El cambio climático afecta a un 33% y sus poblaciones podrían reducirse masivamente en las próximas generaciones. En la Patagonia, existe un lugar único que alberga a muchos de estos animales: Punta Tombo.  Está geográficamente situada en el paraje “Dos Pozos”, departamento de Florentino Ameghino de la Provincia de Chubut, a unos 110 kilómetros de las ciudades de Rawson y Trelew, y a unos 170 kilómetros de Puerto Madryn. Es una estrecha y pedregosa franja de playas que penetra en el mar.

 

Este año, Punta Tombo pudo abrir tan solo hace pocos días, aunque los pingüinos comenzaron a llegar en septiembre. Por lo general, los machos adultos comienzan a llegar a mediados de septiembre y, a fines de septiembre, se constituyen en parejas. Actualmente, pasó el periodo de incubación y están naciendo los primeros pichones, que dan lugar a una nueva generación y a la conservación del futuro de la especie.

 

“La alimentación es una tarea muy dura”, cuenta Jorge González, uno de los guardafaunas del lugar. “El pichón es alimentado exclusivamente por los dos adultos, y los adultos se turnan una vez cada uno para ir a buscar el alimento. Esa búsqueda del alimento les puede llevar hasta una semana, o sea que el adulto que está en el nido tiene que dosificar ese alimento al pichón durante una semana, esperando a que regrese el otro adulto que estaba en el mar”.

 

Recién a mediados de febrero, algunos meses luego de su nacimiento, el pichón se independiza y puede sobrevivir por sus propios medios. Luego, se van al mar y abandonan la reserva; los adultos deben esperar hasta finales de marzo y recién ahí, después de cambiar sus plumas, pueden abandonar la tierra. Se embarcan unos 250 kilómetros mar adentro hacia las costas de Península Valdés.

 

“Cuando abandonan el área protegida, se van también hacia el norte: y se sabe que llegan a las costas del sur de Brasil, porque han aparecido pingüinos con el anillo de Punta Tombo”.

 

En Punta Tombo, es muy difícil definir la cantidad de pingüinos que llegan: el último censo, que fue hace muchos años, determinó que había 220 mil parejas, es decir, casi 500 mil pingüinos, solo contando a los adultos. Incluyendo a los pichones, se cree que la colonia, en el pico de la temporada, llega a unos 850 mil pingüinos aproximadamente.

 

El turista que visita, en realidad, tiene a la vista nada más que un 20% del total de la colonia: esta es sumamente grande, por lo cual la gran mayoría de los pingüinos no ven humanos en todo el año (y viceversa).

 

En Punta Tombo, hay también otros habitantes, que conviven entre pingüinos y seres humanos: los guanacos, por ejemplo, merodean siempre los senderos. También hay choiques, maras, gatos monteses, hurones, peludos y una inmensa variedad de aves marinas y de campo.

 

El área protegida

 

Este año, pese a la pandemia, en el área se permitió, recientemente, volver a recibir turistas. Con un protocolo establecido, se permite una pequeña cantidad de personas. En un día normal de temporada, ellos recibían aproximadamente a 500 personas: hoy, reciben a 20.

 

“Si bien se abre para el esparcimiento de la gente de la zona, lo mejor va a estar el día que toda esa gente que vive del turismo, transportistas, guías de turismo, agencias, puedan venir a trabajar, que eso es lo que todos deseamos y es el verdadero motivo por el cual esta área está abierta”.

 

El turista local conforma menos del 10% de los visitantes habituales, y la actividad todavía no se abre en su totalidad, afectando a muchas personas que dependen de la temporada para subsistir como lo hacen habitualmente.

 

El protocolo permite la venta de tickets por ventanilla y ningún empleado tiene contacto con los visitantes. A esto, se suma que se marcaron los senderos para que se respete la distancia entre personas y se exige el barbijo constantemente.

 

Todo esto y mucho más, en una nueva edición de Primera mano, el programa conducido por Martín Berrade. ¡No te lo pierdas!

 

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