15 de Marzo de 2020
opinion |
Argonauta

Una película, una serie, un libro

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Esta semana, el tema central que se trató en Argentina, en Chubut y en el mundo fue el coronavirus. Muchas personas, en broma y no tan en broma, lo compararon con varios escenarios apocalípticos, en especial, cuando comenzó la cancelación de vuelos, fiestas y eventos, el desabastecimiento de productos esenciales, las inmensas colas en supermercados y farmacias, y toda esta reacción colectiva a nivel mundial.

 

Los productores, guionistas, directores y escritores siempre han sabido representar escenarios distópicos y de ciencia ficción, en los que, por una u otra razón, la humanidad es obligada a actuar de una manera, llevada a sus límites. En esta ocasión, te traemos una película, una serie y un libro de ciencia ficción. Si este género no es santo de tu devoción, podés revisar nuestras otras notas (todas con el mismo título) para encontrar dramas, comedias y lo que más te guste. Si, en cambio, sos fanático del fantástico género Sci-Fi, hay una buena noticia: todas las recomendaciones de hoy tienen secuelas. Todo sirve para este momento en que la recomendación más general, para Argentina y el mundo es, simplemente, quedarse unos días tranquilo en casa.

 

 

La película de la semana

 

Uffff. Qué decir de Blade Runner. Este clásico de ciencia ficción tuvo tanta importancia que hubo siete (sí, siete) versiones en total. Final Cut es mi favorita, ya que el brillante Ridley Scott tuvo el control absoluto. Basada en un libro de Philip Dick (con el particular y genial nombre "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?"), fue inicialmente rechazada por el autor, aunque luego Dick terminó entusiasmado con los guiones, desviados de su inspiración original, pero excelentes a pesar de todo. Nadie la quiso al principio, muy pocas personas fueron a verla: poco a poco, se fue convirtiendo en una de esas películas de culto, conservada ahora en el Registro Nacional de Cine de Estados Unidos. En el distópico futuro ambiente de Los Ángeles, en noviembre de 2019 (ya habríamos pasado este "distante" futuro), se fabrican humanos artificiales, los "replicantes". Sin embargo, no son considerados personas: son esclavos, se los usa para trabajos peligrosos y para las "colonias del mundo exterior" de la Tierra. Físicamente, no pueden distinguirse de los humanos, excepto en que son más ágiles y fuertes: "Más humanos que los humanos", es el lema de la corporación que los fabrica. Teóricamente, no tienen emociones, pero esto dista de ser cierto. Luego de provocar un motín en el espacio, son prohibidos en la tierra, y un grupo policial, los blade runners, son los encargados de "retirarlos" (por no decir, simplemente, matarlos). Al descubrir que hay un grupo suelto, Rick Deckard (Harrison Ford) es sacado de su semiretiro para un último trabajo.

 

La película explora los extremos a los que estaría dispuesta a llegar la sociedad, las emociones, qué es ser humano. La ingeniería genética y la "arrogancia" de la humanidad son parte de los temas: como yapa, para la Patagonia natural y en permanente lucha, uno de sus tropos es el medioambiente. Fue una de las primeras películas de ciencia ficción en no mostrar un futuro idealista, perfecto y equilibrado: en cambio, presenta una ciudad con demasiados habitantes, sumida en una noche perpetua, con luces de neón intermitentes, lluvia constante y grandes niveles de contaminación y suciedad.

 

De yapa: como tiene siete versiones, una de ellas una secuela hecha en 2017 (Blade Runner 2049, también muy buena), es compañía para varios días de encierro.

 

Recomendada para: adultos y jóvenes, quizá es un poco compleja para niños.

 

Quiénes deben verla: fanáticos de la ciencia ficción y muchos más; es profunda, bien actuada, bien hecha y, en fin, un clásico.

 

Quiénes no deben verla: siempre está la persona a la que no le gustan las películas viejas o los efectos especiales anticuados. Sin embargo, solo por su temática vale la pena.

 

Puntajes: IMDB - 8.1 de 10; Rotten Tomatoes - 92%; Filmaffinity - 8.1 de 10

 

 

La serie de la semana

 

Black Mirror

 

Netflix suele dar mucha libertad creativa a sus directores y, en sus series originales, suele ir siempre un paso más allá. Black Mirror significa, literalmente, "Espejo negro": es lo que hace la serie, mostrar el lado oscuro del progreso, de la modernidad, del avance científico y tecnológico a gran escala; de nosotros mismos. "Se nutre de nuestro malestar contemporáneo sobre nuestro mundo moderno", dice su productora.

 

La serie investiga cómo la tecnología y la innovación afectan al ser humano. No hay hilo entre los episodios, así que no es necesario verla toda: se puede elegir cualquier capítulo al azar y empezar por ahí. Tienen distintos directores, temas y escenarios. Sin embargo, siempre se trata de la tecnología, llevada al extremo absoluto. En uno de sus episodios, las personas viven caracterizándose la una a la otra con puntajes, a través de una red social absoluta: quien mejores puntajes tiene, consigue una mejor vida. El objetivo es ascender y llegar a lo más alto. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

 

De yapa, Black Mirror: Bandersnatch es una película, también de Netflix, dirigida por David Slade. Es extremadamente original: la película es interactiva, es decir, el espectador toma decisiones por el personaje, al estilo de los viejos libros de "Elige tu propia aventura". Así, se puede ver varias veces.

 

Recomendada para: adultos.

 

Quiénes deben verla: personas antitecnológicas, fanáticos de la ciencia ficción, quienes piensen que la tecnología, a veces, va demasiado lejos.

 

Quiénes no deben verla: ADVERTENCIA: NO APTA PARA PARANOICOS.

 

Puntajes: IMDB - 8.8 de 10; Rotten Tomatoes - 83%; Filmaffinity - 8.3 de 10

 

 

El libro de la semana

 

Un mundo feliz - Aldous Huxley

 

"Un edificio gris, achaparrado, de solo treinta y cuatro plantas. Encima de la entrada principal las palabras: Centro de Incubación y Condicionamiento de la Central de Londres, y, en un escudo, la divisa del Estado Mundial: Comunidad, Identidad, Estabilidad". Así empieza la novela más famosa de Aldous Huxley, uno de los más aclamados autores de ciencia ficción en la historia.

 

¿Quién es el fundador (prácticamente representado como dios) de su sociedad futurista? Henry Ford, cuya letra T (por su famoso modelo T) ha reemplazado a la cruz cristiana. La crítica a la producción en masa, al perfeccionamiento y al idealismo son protagonistas. La novela trata, justamente, sobre un mundo... ¿Feliz?

 

Con la tecnología reproductiva, se "incuban" y "condicionan" humanos "perfectos". Todo entre comillas. Las emociones se manejan por medio de drogas combinadas, llamadas soma, que se encargan de gestionar la sensibilidad para que cada persona encaje perfectamente en su rol, su casta. Son completamente sanos: no hay guerra, no hay pobreza, todos son "felices". Para llegar a esto, se eliminaron la familia, la diversidad, el arte, la literatura, la religión, el propio amor.

 

Dos problemas centrales: el primero es que, para que la felicidad sea absoluta, la sociedad se debe controlar al máximo. No debe haber ejercicio intelectual, ni expresión emocional ("La ignorancia es felicidad", como dice el dicho). En una de las mejores partes, uno de los personajes critica esta felicidad artificial: para él, el dolor y la angustia hacen que la alegría tenga significado ("Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde", podría decirse también). El segundo es que la búsqueda, la curiosidad, la libertad, llevan a la infelicidad: uno de los personajes busca aislarse, porque no puede expresar dolor y, además, tiene deseo, lo cual lo lleva a un remordimiento total y a sentirse descastado, distinto de los demás.

 

Está en lo más alto de muchísimas listas de novelas, no solo de ciencia ficción. Como yapa, tiene una continuación: "Nueva visita a un mundo feliz" (opcional). Además, es una de las novelas de la trifecta de este género, los tres libros que se deben leer: la acompañan 1984, de George Orwell (que, alerta de spoiler, discutiremos la semana que viene, con motivo del Día de la Memoria) y Fahrenheit 451, de Ray Bradbury.

 

Recomendado para: jóvenes y adultos (tiene escenas relacionadas con lo sexual y los temas son bastante maduros).

 

Quiénes deben evitarlo: nadie; es fácil de leer, llevadero, pero con mucho contenido. Su gran ventaja es que no es una novela "obscura", por así decirlo, sino que la temática y las críticas sociales están bien definidas y son fáciles de encontrar. 

 

Quiénes deben leerlo: siempre recomiendo este libro, en especial, a fanáticos de Shakespeare, ya que tiene una enorme cantidad de referencias a su obra (sin embargo, no evitan que lo lea gente que jamás leyó a Shakespeare, así que sin miedo).

 

Puntaje: Goodreads - 4 de 5

 

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