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Historias de esquelenses: Héctor "Pato" Vidal, agradecido por Esquel y sus habitantes

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Héctor “Pato” Vidal tiene una relación especial con los vecinos de Esquel. Siente un gran cariño por los habitantes de la ciudad y hasta sus hijos le dicen: “Uy, pa, yo no quiero ir a La Anónima con vos, porque te saluda todo el mundo, y saludás a todo el mundo”.

 

Trabajó en comercios del centro y en una radio; hace deportes e incluso formó parte de un conjunto musical, de música del litoral. Durante muchos años, esto lo llevó a formar fuertes lazos con su comunidad.

 

Su familia nació en Trevelin y se fue a Esquel a los 7 años. Vivió en el barrio Buenos Aires, fue a la Escuela 8 y a la Politécnica.

 

“Yo creo que Esquel es mi lugar en el mundo. Amo Esquel”.

 

Además, Pato está involucrado en muchas actividades solidarias. Apenas empezó en su local, lo ayudaron, así que considera que “es devolver”. Toma la solidaridad como una cadena, de ida y vuelta, y considera que Esquel es tremendamente solidario.

 

“Estoy muy agradecido a la gente de Esquel. La gente de Esquel es particular. Hay mucha gente que viene de afuera y te dice: ‘Che, qué fríos que son los esquelenses’. Y muchas veces les digo: ‘No, da un tiempito’. La gente de Esquel es abierta, es solidaria”.

 

Como anécdota, cuenta cuando, con un amigo, cuando recién se abrían las redes de cloacas en la calle Presidente Perón, estaban recién recibidos y golpeaban las puertas para hacer los planos. “Un buen día paso por un lugar donde un muchacho me dice: ‘¿No querés trabajar acá? Yo me voy a ir y tengo que dejar a alguien, quiero dejar a alguien y yo sé que sos amigo del hijo del dueño’”. Esto ocurrió un año después de recibirse, y permaneció en ese local durante más de 20 años.

 

Sus padres son su ejemplo a seguir, con 52 años de casados. En total, son cinco hermanos, tres hombres y dos mujeres. Está casado, tiene dos hijos y una hija. Le encanta trabajar en moda: “No podría hacer otra cosa”, explica. Como dueño de su local, lo que más valora es poder manejar sus tiempos y disfrutar.

 

“Siempre recomiendo, si existe la posibilidad de que te llenes de libertad, es mucho más importante a que te llenes de plata”.

 

Su trabajo en la radio también fue importante para él. Un día, su hijo se hallaba jugando al fútbol y él, en broma, relataba el partido: así fue como le ofrecieron hacer las publicidades en la radio. Se divertía muchísimo. “Yo creo que nunca le agradecí a los chicos Almendra”, comenta. En otra ocasión, fue a ver boxeo y, como faltaba el presentador, le pidieron que lo reemplazara: esto lo llevó, también, a que un día le pidieran, de TyC Sports, relatar un campeonato mundial de boxeo.

 

“Una experiencia lindísima. Viste que va todo como unidito, todo como atado”.

 

En la vidriera de su negocio, hay un cartel que dice Gracias, Esquel. “Agradezco el cariño ese, agradezco la solidaridad que tuvieron conmigo”, cuenta, emocionado. “Cuando yo abrí acá, que tenía más hambre que remeras, hace cinco años, yo me daba cuenta que la gente era solidaria conmigo. Porque no tenía las remeras. Tenía cuatro vaqueros, no tenía más que eso. Y ahí es cuando yo me di cuenta: gracias. También eran solidarios conmigo”.

 

Escuchá su historia.

 

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