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07 de Mayo de 2020
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El Horcón: La política que nos urge

Nueva entrega de la columna de opinión.

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El difícil equilibrio de mantener lo logrado en cuanto a la ausencia del Nuevo Coronavirus en Esquel y la necesidad de reactivar la economía es un reto que ya pide respuestas en la que participen tanto sectores de salud como de las actividades productivas y de servicios de la ciudad, así como organizaciones sin fines de lucro y vecinos en general.

 

 

Nadie mejor que el que brinda un servicio o realiza una actividad productiva para conocer la dinámica de su rubro, por ejemplo, en cuanto a personas que necesitan de su servicio en un día y la forma de hacerlo.

 

 

En el contexto actual donde el virus no circula en nuestra ciudad y la cuarentena se está diluyendo de a poco ya sea por necesidad o por evadir los efectos del encierro, es más adecuado que se lleguen a prospectos que tengan en cuenta la salud y la economía, realizando las adaptaciones que sean necesarias para que los negocios puedan abrir sus puertas, a que se haga de forma espontánea sin que estén tomadas las medidas adecuadas.

 

 

Desde el gobierno provincial es menester que más que órdenes a cumplir, se convoquen a los intendentes de cada ciudad, a los que previamente se les debe pedir un análisis que no solo tenga en cuenta los números en rojo, sino también una evaluación hecha en equipo donde cada localidad muestre cómo abrir sus actividades y cómo –en conjunto y con la recomendación de expertos en salud- se vaya recuperando la normalidad.

 

 

Aunque estamos lejos del día después del virus, ya hay que plantearse este escenario, pero también trabajar en el ahora. De ahí la importancia de, en paralelo, tener en cuenta que esta pandemia nos sorprendió y si no tomamos las medidas adecuadas, puede repetirse el escenario de una u otra forma.

 

 

Los daños sociales aun no podemos dimensionarlos, pero el mundo global del que somos parte ya debe estar alerta y accionando para no solamente recuperarnos, si no también –con urgencia- solucionar todas las falencias que han hecho que un virus, al que se puede eliminar con el lavado de manos con agua y jabón pueda contagiar y llevar a la muerte a tantas personas, al aislamiento del mundo y a una recesión económica global ante la mirada atónita de una sociedad que pretendía que la ciencia resolviera en poco tiempo lo que la desidia, la pobreza, la exclusión y la política tal cual la conocemos no ha podido o no le ha interesado hacer por décadas.

 

 

No puede haber otra pandemia como la actual, no podemos confinarnos cada dos o tres años. La lección hay que aprenderla sin demora. Los recortes a salud, investigación, ciencia y educación que hemos padecido, si no se revierten con toda la seriedad que amerita y también con el presupuesto que privilegie estos ítems, seguramente el Covid-19 no nos ha enseñado lo suficiente.

 

 

La política hoy es más necesaria que nunca.

 

 

Solo con la buena política se podrá encontrar la ecuación que solucione la demanda y el derecho al trabajo, al cuidado de la sociedad y preservar la salud.

 

 

Los emprendedores, comerciantes y dueños de negocios deben ser escuchados, ellos a su vez deben escuchar a vecinos que pueden tener dudas o inquietudes ante una actividad que se abre nuevamente. A su vez cada jefe comunal es quien mejor y más dialogo debe tener hacia los ciudadanos del lugar donde sea intendente.

 

 

También la oposición tiene la posibilidad histórica de aportar para construir, es mucho lo que hay para hacer, las oportunidades de crecimiento están dadas para todos.

 

 

En una provincia como Chubut donde prima la distancia entre la cordillera y el valle y muchas problemáticas no son las mismas de una localidad a otra, no se pueden aplicar iguales medidas a estas alturas de la cuarentena.

 

 

 Si en un principio la situación lo ameritaba, hoy se impone la construcción, el diálogo y, como hemos sugerido, la buena política, la única con futuro.

 

 

CHISTE DE YAPA

 

 

El médico atiende un viejecito millonario que había comenzado a usar un revolucionario audífono.

 


-Y entonces, señor Almeida, ¿le funciona su nuevo aparato?

 


-Si, es muy bueno.

 


-¿Y a su familia le gustó?

 


-Todavía no se lo he dicho a nadie, pero ya he cambiado tres veces mi testamento.

 

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