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15 de Junio de 2021
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El Horcón

El Horcón: De candidatos y gestión

Te presentamos una nueva entrega de la columna de opinión.

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El trabajo privado, la pequeña y mediana empresa es, sin dudas, lo que hizo la construcción y mejores tiempos de la Argentina que puede ser y lo fue. El modelo del empleo público como línea aspiracional de inserción en el mercado de trabajo y como la mejor alternativa para garantizar -en muchos casos - estabilidad apenas de supervivencia, más que una tendencia peligrosa de estancamiento social, es, a su vez, una muestra del fracaso político y social más notorio de estas últimas décadas.

 

Si el titular de los medios sigue siendo el pago de los sueldos o la confirmación que habrá  aguinaldo o el bono para los que no llegan con su jubilación a cubrir sus gastos o la asistencia a diferentes rubros comerciales que están muy próximos a fundirse o lo peor: ayuda en comida o pago de servicios a quienes se cayeron del sistema y no encuentran trabajo, es la mejor muestra de que el Estado confundió su papel y no está garantizando las funciones para las cuales sí tiene que estar presente; lo anteriormente expuesto unido a la falta de garantías en salud, educación y seguridad no son, de ningún modo, una postal de buen gobierno.

 

Si no hay crecimiento que implique mejoras en servicios, garantías en la generación de empleo, adecuadas condiciones que propicien la inversión de pequeños y grandes emprendedores o empresarios, no se podrá decir que un gobierno ha cumplido alguna meta que sea, como mínimo, punto de partida de mejor vida para su localidad.

 

Dicho de este modo bien podría valer esta descripción para el Estado municipal, provincial o nacional. En la medida que, para satisfacer las más elementales necesidades básicas de cualquier persona, se necesite la intervención de los fondos estatales, no se puede estar hablando de gobierno exitoso o equilibrado; el equilibrio está en el crecimiento que iguale oportunidades fruto del trabajo.

 

Con la pandemia se ha agravado el fracaso del Estado que no tiene mejores debates que hablar de candidaturas en medio de una crisis profunda, donde las elecciones más próximas para diputados y senadores entusiasman únicamente a los que aspiran a estos cargos públicos y no así a la mayoría de los ciudadanos que no se ven representados en cualquiera de estas dos cámaras.

 

Más fuera de lugar resulta el hablar de candidaturas y de aspiraciones personales para el 2023, faltando tanto tiempo y con tanta gestión sin hacer de por medio.

 

Hasta del 2023 y ya sí refiriéndonos a Esquel, hay que gestionar para que hayan menos comedores comunitarios y cada familia pueda comer en su hogar, debe haber transporte público, asfalto y calles transitables, terminar de una vez -al menos- las viviendas de Valle Chico, tener un aeropuerto como la gente porque se prometió y se hizo mucha campaña con ello y porque si queremos turismo es necesario.

 

Es importante definir si apostamos al parque industrial y si es así, gestionar los atractivos necesarios para que se instalen empresas en el lugar. Con los residuos y la Planta de Tratamiento estaría bueno que, al menos, la gente confíe en que si los separa sirva para algo; el hospital no es solo responsabilidad provincial es necesario para nuestra ciudad y la zona, así que la gestión debe ser conjunta ya sea para ampliarse o construirse uno nuevo. En tanto, las escuelas sin clases afectan a todo Esquel, por eso también es necesario que se involucre el municipio.

 

Hay mucho para trabajar y gestionar y no lo puede hacer un súper elegido o iluminado solo, hay que llegar a consensos para que en su momento pueda hablarse de candidaturas. Para el futuro escenario es posible que el próximo intendente surja dentro de las estructuras partidarias establecidas o también y, mucho más probable, es que sea parte de algún frente electoral creado en medio del contexto que depare el futuro. Para esa fecha será el momento adecuado para la propuesta de un nombre en particular. Mientras tanto, más que posicionar candidatos, se desgastan figuras que no se sabe en qué estructura y bajo qué relato, puedan seducir al electorado.

 

 

De Yapa: Humor con Yupanqui

 

 

Cuentan que, a mediados de los años 40, cuando Yupanqui estaba prohibido, fue a comer a un recreo donde un conjunto recién acababa de interpretar una canción de su repertorio. 

 

Al conocerlo, el dueño del lugar tomó el micrófono y dijo: "Señoras y señores, hemos escuchado una zamba de un autor anónimo que nos honra con su presencia".

 

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